Durante la última semana antes de las elecciones del 22-M, un movimiento cívico de protesta ha adquirido la suficiente envergadura como para preocupar a las fuerzas políticas predominantes. Ante una supuesta ilegalidad de la concentración, la Junta Electoral de Madrid ha intentado poner freno a las protestas en la Plaza del Sol.
Desde Sintetia queremos expresar que la regulación del calendario electoral y los usos y costumbres en lo relativo a la publicidad de las encuestas, el derecho a reunión y la propaganda política tienen un origen justificable, pero también que hoy en día gran parte de dicha regulación ha quedado ya obsoleta. La jornada de reflexión ya no existe, salvo que el gobierno pretenda cortar el acceso a las redes sociales durante dicho día; se trata de una institución anacrónica e inexistente en muchos países.
Asímismo, el requisito de aprobación de las manifestaciones públicas obedece a una necesidad de previsión ante posibles conflictos. Cuando se manifiestan posiciones ideológicas con posiciones antagónicas muy opuestas, es lógico que las fuerzas de seguridad conozcan de antemano la fecha y el lugar para evitar posibles conflictos. Pero las actuales manifestaciones se han formado ya hace varios días y no han supuesto ninguna alteración dañina del orden público.
La gran dificultad de la democracia consiste en la agregación de las preferencias de sus ciudadanos, por lo que cualquier medida que coarte la expresión de dichas preferencias atenta contra la legitimidad y eficiencia del proceso. El propio egoísmo de los partidos puede hacer que éstos incorporen a sus programas algunas de las peticiones expresadas por grupos significativos de población. Por todo ello, y superando regulaciones concebidas para otros tiempos, expresamos nuestro rechazo a cualquier prohibición de expresiones o manifestaciones pacíficas.
