Los medios están llenos de historias sobre directores ejecutivos de gran éxito. Sin embargo, son la excepción y no la norma. Una gran cantidad de directores ejecutivos y ejecutivos senior tienen carreras menos que estelares, y un número alarmante fueron fracasos rotundos.
La pregunta permanece. ¿Cuáles fueron las causas de estos fracasos y descarrilamientos?
“People need security and challenger” | La gente necesita seguridad y retos para comprometerse con el proyecto
Estos son, según mi experiencia, los 7 errores a evitar para pasar a ser un buen CEO.
Problemas con las personas
La tarea más difícil de un CEO es la de encontrar, elegir y colocar las personas adecuadas en los puestos adecuados. Con el objetivo de crear una evolución organizativa que sea en grado de responder a los retos establecidos en la visión de la empresa y coherente con su propósito o misión.
Por tanto, es fundamental mantener una valoración continua del desempeño basada en la meritocracia e intervenir donde sea necesario para que esta evolución organizativa se convierta en una ventaja competitiva y no al contrario. La acción rápida sobre los problemas de los equipos es imperativa. No se trata de ser despiadados, sino de estar interesados en la organización y las personas.
El lema del CEO de éxito debe ser: “La gente primero, la estrategia después”.
El feedback junto con el feedforward se convierten en instrumentos de gestión, que permiten identificar las oportunidades de mejora y sobre todo definir que las opciones no son infinitas.
La gestión del talento se justifica con resultados. No intervenir en este aspecto o dejarlo estar porque resulta complicado es un motivo de fracaso.
Bloqueo en las decisiones
“El cambio no está en la estrategia, sobre soto si esta es sólida, está en la ejecución” Benjamín Rosen Presidente de Compaq
Ser indeciso y no cumplir con los compromisos es un motivo de fracaso que el CEO no puede permitirse. En un entorno complejo como el actual y con una velocidad de cambio jamás vista hasta este momento, no hacer no es una opción.
Perdido en el día a día
Una forma de evitar hacer crecer la organización y no tomar decisiones, es perderse en las agendas del día a día.
Un CEO necesita una agenda llena de objetivos no de reuniones.
El éxito es una combinación de esfuerzo y coherencia. Hay que ser capaz de rodearse de talento en el que confiar para poder delegar, hacer crecer e inspirar y esto no se consigue perdidos en la operativa del día a día. Ni achicando los espacios para que otros no puedan desarrollar su talento
Mala información
Tienes muchas probabilidades de fracasar ai no has sido capaz de crear un clima de confianza y tolerancia al fallo. Si no te has preocupado y ocupado de conseguir que las malas noticias lleguen de forma inmediata encima de tu mesa. Además, con las primeras propuestas de solución, para poder intervenir y gestionar. Si no te gustan los problemas y los dejas para luego… el desastre se mastica en el ambiente…
Distancia de la acción
Hay que saber mantener la distancia justa entre la observación y la ejecución.
Pero no puedes no entender cuáles son los procesos básicos y estratégicos de los movimientos de tu organización. Tus equipos tienen que saber no sólo que te ocupas sino que, también, te preocupas y que te interesa lo que sucede en tu organización para eso eres el máximo responsable.
Si te distancias mucho o completamente de la acción, te aíslas y no estás cerca de donde las cosas suceden será difícil gestionar con éxito tu empresa
Cuando el CEO tiene poco control sobre los resultados
La atención a los resultados es más una cuestión de responsabilidad y de respecto, que de competencia técnica. Claramente su interpretación resulta fundamental, pero tiene que haber coherencia y objetividad en su control.
No es solo importante generar un alto resultado operativo, resulta incluso mucho más importante prestar atención a los flujos de caja positivos.
Controlar el capital invertido. Es fácil conseguir resultados instantáneos drenando el patrimonio de la empresa, pero esta no es una práctica sostenible en el tiempo para la organización. La clave está en crear, ofrecer y obtener valor. Y no solo corporativo, también social.
Escasa cultura digital
La digitalización tiene dos grandes objetivos y por tanto dos grandes beneficios.
- Por un lado, conseguir hacer más eficiente la empresa, usando las herramientas adecuadas para conseguirlo.
- Por otro lado, buscar nuevas oportunidades que permitan escalar el negocio a través de la internacionalización y la entrada en nuevos mercados y segmentos de clientes.
Aquellas empresas sin cultura digital permanecen en estado sólido. Esto les llevará a tener dificultades para moverse libremente en busca de nuevas oportunidades. No gozan de la flexibilidad necesaria para adaptarse a los cambios que ocurren en su propio entorno.
El riesgo es usar la tecnología para cubrir la falta de visión y estrategia y hacerla pasar a un estado gaseoso. Convertir los pilares sólidos de la empresa en volátiles por no analizar bien la aplicación de la digitalización. Cuando en realidad el objetivo sería pasar a un estado líquido.
Un líquido que es capaz de adaptarse y ocupar toda su dimensión, independientemente donde se vierta. Este debería ser el objetivo de aplicar tecnología dentro de una cultura de digitalización.
En definitiva, si como CEO te falta información, sobre todo información relacionada con las malas noticias; si estás perdido en el día a día, dejas aparcados los problemas relacionados con las personas porque son difíciles e incómodos de afrontar. Si tienes dificultades para decidir, porque estás lejos de la acción donde ocurren las cosas y, a todo ello, sumar una incapacidad para entender los resultados financieros de tú negocio. Si tienes este cóctel, aunque no te des cuenta, el final de tu compañía puede estar cerca.