No es un secreto que el capitalismo está siendo redefinido y existen grupos que pensamiento que tratan de reorientar un modelo que posiblemente en muchos aspectos se está mostrando muy mejorable. En Sintetia ya hemos hablado de la Empresa Abierta, de las Empresas B o de la Economía Crowd. Aparte de éstas hay muchas aproximaciones a otra forma de hacer las cosas como la Economía del Bien Común y la que nos ocupa hoy, la Economía Circular (EC).

La EC es un modelo creado e impulsado por Ellen MacArthur y su fundación. Fundamentalmente se centra en la producción industrial y predica que todo producto ha de cumplir un ciclo de vida útil para el usuario y una vez finalizada ha de volver al ciclo de producción para reciclarse y facilitar la producción de nuevos objetos y bienes. El modelo de la EC busca fundamentalmente la eficiencia y el ahorro de costes de modo que no sólo genere un beneficio para las empresas, sino también evidentemente para el entorno y los clientes.

Basa su modelo en una serie de principios:

–La basura es el alimento. Resulta interesante observar cómo la reutilización y reciclado de productos obsoletos o ya desechados ayuda a una reducción importante de costes. Los productos que antes iban a depósitos de basura ahora se reutilizan o se despiezan para recuperar aquellas partes que puedan ser de utilidad.

–La diversidad fortalece. Lo que quiere decir que no sólo es posible el reciclado y reutilización entre productos iguales o similares. Las diferentes soluciones que pueden ofrecer entornos de diversidad implica la posibilidad de desarrollar nuevas soluciones desde la reutilización de productos obsoletos.

–La energía ha de venir de recursos renovables. Puesto que generan menos residuos y facilitan este modelo de residuo cero.

–El pensamiento ha de ser sistémico. Vivimos en un mundo en el que cada decisión tiene efectos inesperados porque no vivimos en compartimentos desconectados, sino en un sistema de relaciones que se sostiene por las conexiones que se establecen por sus distintos componentes. La introducción de nuevos productos no sólo tiene consecuencias en los mercados, sino en otros entornos no controlados en las reflexiones de creación del producto.

–El diseño de un producto ha de ser “de la cuna a la cuna”.  No diseñamos un producto únicamente para su uso, sino que también tenemos en cuenta qué utilidad va a tener una vez lo desechemos. Esta es una parte clave, porque condiciona el diseño de los productos en base a una utilidad posterior, en principio no centrada en el uso del propio producto. La utilidad no se enfoca sólo al cliente, sino que también se añaden utilidades diferidas que permitan al producto o partes de él volver al ciclo de vida del producto.

La asunción de un modelo económico como la EC tiene una serie de implicaciones que resultan interesantes de analizar.

-Se fabricarían productos modulares, que permitiera la combinación y sustitución de piezas de una manera sencilla. Resulta interesante ver cómo posiblemente se daría un impulso a la innovación por hibridación, al permitir desarrollar nuevas conexiones modulares para resolver nuevos problemas o mejorar en la eficiencia.

-Pierde interés la obsolescencia programada al estar trabajando con productos modulares. La modularidad implica que, además de lo indicado en el punto anterior, los productos se pueden ir reponiendo por partes, de modo que no hay que cambiar todo el producto periódicamente.

-Aparecen nuevos modelos de negocio en los que el alquiler, por ejemplo, cobran fuerza. Puesto que se reducen los constes de mantenimiento puede ser interesante el alquiler, por ejemplo, de una lavadora.

-El reciclaje entra dentro de la cadena de valor y forma parte fundamental de ella. Es más, el valor de los objetos y productos aumenta en cuanto que son susceptibles de ser reciclados.

Ahora bien, la EC no implica que todos los componentes de un producto se puedan reciclar. David W. Pearce y R. Kerry Turner señalan que en todo producto hay una serie de componentes que difícilmente se puedes reciclar. Ellos muestran el proceso lineal con este gráfico.

Donde R son los recursos naturales, P la producción, C el consumo y W_RPC son los residuos que se van dejando en cada parte del proceso y que en un modelo lineal no se reciclan. Veamos en cambio cómo sería en un modelo de EC.

En este caso se observa que hay una parte de los residuos (W) que pasan al proceso de reciclaje (r), pero al mismo tiempo otros residuos van al medioambiente sin posibilidad de reciclarse. En algunos casos ese reciclaje será imposible por el propio uso del producto, que hace que esos materiales se deterioren, pero en otros casos también hay que tener en cuenta el coste que puede suponer la recuperación de esos materiales y si resultaría rentable.

En este caso sería necesario analizar el beneficio económico, pero también meter en la ecuación el beneficio social que supone el reciclaje, introduciendo entonces nuevos conceptos de beneficio, no necesariamente económicos.

Sin duda la Economía Circular es un concepto muy atractivo, que posiblemente siga cogiendo fuerza en el futuro y que parte de sus principios sean asumidos por la industria en el corto plazo. Y no sólo por el beneficio ambiental que conlleva, sino por la necesidad que tienen las industrias de transformarse en otros modelos de empresa y de negocios. ¿Supondría la asunción de este modelo la desaparición de las industrias como las conocemos? ¿Se transformarán en empresas de servicios o en un híbrido que sean capaces de crear productos y al mismo tiempo servicios en torno a ellos? ¿Qué pasará con las industrias del acero, carbón… que deberían de cambiar sus maneras y modos de funcionar?

Para los que quieran seguir informándose sobre el tema les recomiendo los informes que cada año saca la Ellen MacArthur Foundation.