“El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo.” ~ Winston Churchill
No siempre tienes el mismo estado de ánimo, ni la misma motivación. Ya te habrás dado cuenta de que, incluso si te gusta mucho el trabajo que haces, no siempre te levantas con la misma ilusión para ir a trabajar. Hay días, o momentos de algunos días, en los que, por el motivo que sea, no te encuentras especialmente motivado para enfrentarte a tu día a día.
Puede que te estés enfrentando a un proyecto que no te gusta demasiado, a una tarea excesivamente complicada o, simplemente, hay innumerables causas externas que pueden afectar a tu motivación personal.
En cualquier caso, aquí tienes una lista de ideas que pueden ayudarte a recuperar esa motivación perdida, según las circunstancias:
1.- Piensa en el por qué. Cualquier cosa que hagas, sea un gran proyecto o una pequeña tarea, tiene una razón de ser. A veces no es muy obvia, pero si te paras un poco a pensar deberías encontrar una motivación, a un nivel más elevado, para realizar eso que ahora mismo no te apetece hacer (si finalmente no encuentras un motivo de peso para hacer algo, es muy posible que, sencillamente, no debas hacerlo).
2.- Piensa en lo que pierdes. Es el enfoque contrario al anterior. En vez de pensar en lo que puedes ganar, piensa qué puedes perder si no completas ese trabajo. Hay estudios que demuestran que la aversión a perder motiva más (prácticamente el doble) que la posibilidad de obtener ganancias. En general, haremos un mayor esfuerzo por no perder 50€ que por ganar 50€.
3.- Trata de que sea divertido. A veces, una tarea rutinaria y aburrida se puede convertir en algo interesante si eres capaz de hacerla de una forma diferente. Yo odio hacer tareas administrativas, pero si me pongo el iPod con una buena selección de música rock, se me pasa el tiempo volando. Dale rienda suelta a tu creatividad.
4.- Comprueba tu progreso. No hay nada tan motivador como ver que vas logrando los objetivos que te habías propuesto. Trata de realizar algún tipo de gráfica que te permita evaluar cómo estás haciendo las cosas y anticipar el fin. Además de obtener una información muy valiosa, las gráficas te motivarán para continuar trabajando en tus objetivos.
5.- Divide el trabajo en tareas muy concretas. Un proyecto grande y complejo puede resultar abrumador. Pero si dedicas un tiempo a pensar, seguro que puedes dividirlo en pequeñas acciones mucho más manejables. Este proceso de “descomposición” te permite controlar el proyecto, ver más claro el camino hacia el éxito y, por tanto, disminuir tu resistencia a enfrentarte con él. Además, cada vez que marcas una tarea como hecha, tu cerebro obtiene una motivación instantánea para continuar.
6.- Empieza a hacer algo ya. Elige una tarea y empieza. Empezar es suficiente para vencer la resistencia de tu cerebro. Trabajar unos minutos te ayuda perder el miedo. Y una vez estás trabajando en ello, te empiezas a sentir bien por estar haciendo lo que debes hacer, y eso te empuja a continuar. Se genera una especie de inercia, una dinámica que te llevará a concluir esa tarea de manera satisfactoria.
7.- Tómate tu tiempo. Por regla general, somos demasiado optimistas estimando el tiempo que emplearemos en un proyecto o tarea, porque no tenemos toda la información y porque siempre pueden aparecer imprevistos. Cuando transcurre ese tiempo y no hemos terminado, aparece la frustración y el desánimo. Sé realista en tu planificación y reconsidera y modifica tus estimaciones a medida que dispones de más información.
8.- Regálate un premio. Negocia contigo mismo un premio para cuando termines una determinada tarea o logres un buen avance en un gran proyecto. Haz algo que te apetezca, que te relaje y que no te suponga ningún esfuerzo. Un paseo, una buena lectura, una comida que te guste mucho… busca tus propios incentivos.
9.- Busca ayuda. No me refiero a alguien que te ayude a hacer el trabajo (aunque eso podría ser muy bien otro punto), sino a alguien que te aporte motivación extra. Es difícil motivarse a uno mismo. Si encuentras un compañero/a de aventuras con quien puedas compartir alguno de tus objetivos (tu pareja, un amigo, un colega del trabajo…) os podéis apoyar mutuamente. Busca también apoyo externo en comunidades on-line. Únete a grupos en la web que compartan tus mismos intereses. Entra en sus foros, lee artículos y comentarios, aporta tu opinión. Conseguirás motivación constante.
10.- Desconecta. Si todo lo anterior falla es que estás en un momento delicado. Tómate un descanso, unos días libres, y desconecta de todo. Necesitas relajarte y recargar las pilas. No pienses en lo que dejas de hacer en ese tiempo. Cuando vuelvas, recuperarás con creces el tiempo perdido.
Sobre el Autor:
Francisco Sáez es el creador de FacileThings, una herramienta de productividad personal en la nube, y escribe habitualmente sobre productividad y GTD en este blog.