Existe una durísima competición entre un conjunto de empresas de tecnología para cruzar una frontera mítica: el trillón de dólares de capitalización bursátil (billón de dólares en métrica europea). Cinco grandes compañías digitales están a la cabeza. Lidera el ranking, y ya casi en la meta, esta Apple, la gran máquina de hacer dinero, con un valor de mercado de 926,9 billones (americanos). Tras ella, Amazon, con 777,8 billones de capitalización. Muy cerca, Microsoft y Google, compitiendo encarnizadamente por el tercer puesto (Microsoft, el gigante renacido, superó recientemente a Google, con valores de 749 y 739 billones respectivamente). Algo más rezagada se encuentra Facebook (541 billones).
Entendamos estos números, tomemos a nuestras 5 grandes empresas del Ibex 35: Inditex, Santander, BBVA, Telefónica e Iberdrola. Apple tiene un valor en bolsa equivalente a si tuviéramos 3 Inditex, 3 Santander, 3 BBVA, 3 Telefónica y 3 Iberdrola… ¿Se imaginan lo que sería tener UNA única empresa con un valor que triplica al de nuestras 5 mejores empresas JUNTAS? Si hacemos el número sumando las 5 gigantes anteriores los números marean.
Los gigantes digitales han surgido de la nada. En 2008, sólo Microsoft se encontraba entre los 10 primeros puestos del ranking mundial. Los líderes, en ese momento, eran Exxon, General Electric, ATT, y Procter & Gamble. En ese mismo año, Apple ocupaba la posición 45, con 109 billones, muy por detrás, por ejemplo, de Telefónica, Banco Santander, o Nokia.
La capacidad de construir valor financiero de las plataformas digitales es inaudita. De naturaleza disruptiva, asaltan los mercados desde diferentes posiciones: Apple desde el hardware, Google desde el software de búsqueda en internet, Amazon como plataforma de venta de libros on-line, y Facebook como web relacional. Y conquistan posiciones con la lógica “the winner takes it all” (“el ganador se lo lleva todo”) característica de los sistemas digitales.
Efectivamente, sus potentísimas economías de red, alcance y escala, su llegada personalizada al usuario, y sus marcas globales configuran invencibles ventajas competitivas. Ventajas que ahora se ven reforzadas por una variable definitiva: la inversión masiva en I+D, específicamente en inteligencia artificial (AI).
Google o Microsoft se han declarado explícitamente empresas “AI-Centered”. Todas ellas están volcando cantidades astronómicas en la carrera por el control de la inteligencia artificial. Están pagando salarios de vértigo a investigadores de élite para que se incorporen a sus líneas de investigación en reconocimiento facial, síntesis de voz, conducción autónoma, o procesadores adaptados para aprendizaje de máquina (machine learning).
A medida que los líderes digitales crecen hasta magnitudes monstruosas, convergen en la cúspide con los centros de investigación de frontera. Por primera vez, se produce una transferencia a gran escala de conocimiento de última generación en ciencias básicas —como las matemáticas o la física del estado sólido— entre universidades líderes en conocimiento y empresas líderes en capitalización financiera.
Según New York Times, jóvenes doctorados en inteligencia artificial reciben salarios iniciales de entre 300.000 y 500.000 dólares, más compensaciones y beneficios sociales, al incorporarse a estas compañías. La guerra por el talento crea inflación en los salarios, que sólo los grandes monstruos tecnológicos pueden permitirse.
El fenómeno realimentado, de bola de nieve, es imparable: a mayor talento concentrado, mayor nivel de I+D, ventajas competitivas más sólidas, mejores aplicaciones de usuario, mayor penetración de mercado, mayores ingresos, mayores valoraciones y mayor capacidad de atraer más talento de frontera.
Hoy Amazon invierte en I+D más que la economía española en su totalidad: 16 billones de dólares frente a 15,7. La suma de las inversiones en I+D del conjunto GAFAM —Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft— superan la I+D de Francia. Su capitalización bursátil agregada se aproxima al PIB de Alemania. El valor de mercado de Apple y Amazon sumados supera el PIB español.
La economía se digitaliza y queda en manos de las plataformas tecnológicas, que se distancian de las empresas tradicionales y adquieren magnitudes macroeconómicas. ¿Quién es capaz de alterar esta dinámica? ¿Quién puede vencer el talento concentrado, organizado, y alineado agresivamente para la consecución expansiva de nuevos objetivos tecnológicos y de negocio, alimentado por fondos de cash dimensiones colosales?
Queridos lectores, esto va de tecnología, y de leyes de grandes números. La época de innovar con post-its en las paredes, prototipos de cartón y presupuestos ridículos ha pasado a la historia. Algunos países han decidido jugar en el nuevo escenario: China ha aumentado un 575% su inversión en I+D en 10 años. Corea del Sur, un 130%. EEUU, un 61%. Alemania, un 57%. Portugal, un 47%. Francia, un 28%. España, sólo un escuálido 12%.
En el nuevo contexto, con depredadores digitales americanos que penetran en todos los nichos de negocio, seguidos de las nuevas startups chinas —12 de los 20 “unicornios”, startups emergentes cuya valoración supera el billón de dólares, son chinos—. Europa se va quedando descolgada.
Empieza a planear una inquietante pregunta: ¿qué pasaría si los amos tecnológicos del mundo, EEUU y China, decidieran dejar de suministrar semiconductores a Europa? Hace diez años, la alianza EEUU-Europa se consideraba incuestionable. Pero Trump ha demostrado que ya no lo es tanto.
¿Y si Trump, u otro presidente, decide cortar el flujo de chips? En Europa no se construye una fábrica moderna de semiconductores en los últimos 20 años. Somos dependientes tecnológicamente, y extremadamente vulnerables. Sin chips americanos, Europa quedaría sumida en una glaciación tecnológica, con sistemas de información más lentos que los de nuestros competidores americanos y asiáticos. Lectores, esto va de tecnología, y hay que ponerse las pilas rápidamente.
Es una gran noticia que Pedro Duque sea el nuevo ministro de ciencia, innovación y universidades. Nadie como él, un astronauta acostumbrado a las misiones críticas y a los proyectos de alta complejidad tecnológica, para entender el rol de la tecnología en la economía, la geoestrategia y la construcción de sociedades avanzadas. Ministro, hay mucho trabajo por hacer…
3 Comentarios
En líneas generales, estoy de acuerdo con el post. Pero haría dos apuntes:
-Las empresas americanas (principalmente las tecnológicas), en términos de capitalización bursatil, están muy infladas.
-Lo que en USA hacen las empresas privadas, no se lo podemos exigir al Gobierno. El I+D lo debería liderar el sector privada. Eso sí, se debe crear el marco adecuado para ello.
Saludos,
Víctor
Unos comentarios respecto a la fabricación de semiconductores en Europa: Bosch está construyendo una fábrica en Dresde donde Infineon tiene una de las fábricas más modernas del mundo y Global Foundries la fábrica más grande de Europa. Además Infineon acaba de hacer públicos los planes de una nueva fábrica en Villach (Austria)
Definir a Amazon «como plataforma de venta de libros on-line» es algo ya que pasó a la historia. En 2017 la facturación de esta empresa por la venta de libros fue únicamente del 8% por lo que el 92% de los ingresos de la empresa provienen de otra cosa. Igual que llamar a facebook «una plataforma relacional» es una definición totalmente arcaica…