Que el proceso de vacunación en España no alcanza la inmunidad de grupo hasta el otoño de 2021 y que en el mundo no se alcanza hasta el verano del 2022. Por lo tanto, hasta el otoño de 2022 continuaremos sufriendo algunas recaídas y restricciones globalmente. En consecuencia, en España, y en el resto del mundo, no estaremos en circunstancias de una razonable normalidad como la que conocíamos anteriormente, hasta el otoño del 2022.
¿Es éste, o no, un posible escenario? Sigamos imaginando y asumamos que sí lo es.
No se trata de adivinar el futuro, se trata de definir escenarios probables y enumerar acciones que haríamos hoy y que resultarán exitosas.
Entonces, ¿qué medidas tomaríamos hoy ante este escenario? Aunque no existe una única respuesta válida para todos los sectores ni todas las empresas, aquí comparto un par de reflexiones que en los últimos meses me han sido muy útiles ayudando (cuando he ayudado) a otras organizaciones.
La pirámide de Maslow nos muestra cinco niveles jerárquicos de las necesidades humanas, las básicas o fisiológicas, las de seguridad, afiliación, de reconocimiento y finalmente las de autorrealización. La manifestación de la satisfacción plena de estas necesidades es la felicidad. Estas necesidades pueden llegar a crear los “deseos”, moldeados por la cultura y personalidad de cada persona.
El reto de las empresas consiste en transformar las necesidades de las personas en productos y servicios, es decir, satisfacer dichas necesidades, ofreciéndoles el mejor producto y servicio al precio justo, y además, convirtiendo el intercambio en una experiencia positiva, satisfactoria, feliz.
Como he comentado en otras ocasiones, “los qués (necesidades-deseos) no varían, lo que varía es el cómo (oportunidades-innovaciones) los satisfacemos”.
La situación que estamos padeciendo va a ir a mejor, sin duda. Los sistemas de detección, los tratamientos, y, por supuesto, las vacunas irán ayudando a que esto sea así pero, mientras tanto, lo mejor que podemos hacer es tomar acción para proponer novedosas soluciones a las necesidades de siempre, así como a las necesidades que se han generado a raíz de la actual coyuntura que estamos viviendo.
Cambiar es una de las cosas que más nos cuesta; así que mi propuesta comienza por despedirnos de la vida tal como la conocíamos y hacer un clic para abrirnos a otros paradigmas. Analizar cuáles son ahora las necesidades vitales que pueden ofrecer nuevas oportunidades para el mercado (se me ocurren algunas: salud, información, ocio, deporte, seguridad, provisiones, compañía, etc.) y observar las nuevas tendencias que se irán definiendo y consolidando en nuevos hábitos y necesidades-deseos.
Rodearse de personas que te aporten tanto ese “otro” modo de pensar así como la experiencia de aplicarlo. Es muy probable que esos nuevos “cómos” (innovaciones) no sólo nos transformen, sino que incluso, nos sean de utilidad más allá del 2022.
(Permíteme que te haga una confidencia personal, el escenario que he descrito al inicio de este texto lo veo mucho más que probable. Imagínate!)