—¡Paren las rotativas porque la creatividad se ha instalado en nuestras vidas!
—¿Y cómo ha sido eso?
—Los ‘vendemos’ a todas horas. Lo peor, hay quien se cree que hay cursos que crean marcas tan rentables como la de Google. O, aún peor, si peor, los hay que piensan que son creativos porque llenan una pared de post-it y repiten 3 veces delante del espejo: “agile, agile, agile”.
Seamos sinceros, en dicho campo los españoles ganaríamos la Eurocopa, las Olimpiadas y todo torneo al que nos presentáramos. Nos encanta vender humo…
Siempre hemos sido retratadas como una sociedad que utiliza la picaresca o los atajos para alcanzar la seguridad antes que los demás
Si la creatividad no se usa para el bien común… ¡no suma!
¡No me quiero imaginar cuánto cambiaría el país si utilizáramos esa creatividad picaresca por el bien común!
Pero luego eso sí, nos echamos las manos a la cabeza preguntándonos cómo puede ser que España cada vez baje más puestos en el ranking de los países europeos que son más innovadores.
¿Cómo Estonia nos puede superar como país innovador?
¡Qué sacrilegio! Comentaban los medios de comunicación.
Nos preguntamos qué estamos haciendo tan mal. Si estamos gastando dinero en Hubs de innovación, hacemos concursos de innovación y llenamos las páginas de los medios (patrocinadas, eso sí) de creatividad, startups, tecnología…
¿No será que estamos realizando un esfuerzo en lo que realmente no creemos…’de verdad’? ¿O lo hacemos para subsistir y a ver qué acaba ocurriendo?
Se nos llena la boca hablando de España como una nación emprendedora. Queremos copiar los modelos de Silicon Valley a golpe de decreto —como si los ecosistemas se pudieran copiar—. Queremos tener startups como Israel…sin arriesgar como ellos, ni involucrarnos al nivel que lo hacen ellos —sociedad civil, empresas, universidades e instituciones, todos a una—.
Se nos da bien soñar, hacer documentos y pensar qué será de nosotros dentro de 30 años… y, lo mejor, no nos ruboriza poner objetivos tan ambiciosos, con pocos instrumentos para alcanzarlos. Como si poner algo en un documento ya permite lograr las cosas…
¿Hasta qué punto las políticas son marketing, ideas, ilusiones, si no existen caminos claros, compromisos y obligaciones para lograr los objetivos y movilizar toda la maquinaria social, empresarial e institucional?
Por tener a Picasso, ¿ya somos un país creativo?
Asumimos con mucha facilidad que éste es el país de la creatividad. ¿Acaso no tenemos en la cantera a grandes como Picasso, Dalí o Ferran Adrià?
Y estoy de acuerdo. Hemos tenido y tenemos en España personas creativas que marcaron un antes y un después en muchos de sus campos profesionales a escala mundial. Pero no podemos quedarnos ahí, ¿No hay nadie más creativo en España, hoy? ¿Si no rompemos los moldes de un sector no somos creativos? ¿Cuando no nos dedicamos a ciertas actividades —publicidad, arte, cocina, baile…— no somos creativos? ¿De verdad asumimos con tanta facilidad que la creatividad no puede darse en cualquier empresa, de cualquier tamaño, que use cualquier tecnología, en cualquier sector? Pues ahí radica uno de nuestros grandes problemas. Nos autolimitamos, y las consecuencias son nefastas.
La economía de la creatividad mueve montañas de rentabilidad. Pero ese tipo de economía, de empresa, de instituciones, de sociedad, hace, arriesga, lucha, interacciona, crea ecosistemas, trabaja en red y, sobre todo, no se decida al postureo, ni a vender humo, una y otra vez.
Así que, por muchos titulares, mucho gurú en redes sociales, muchos libros incluso,… me temo que la realidad es tozuda: como país nos cuesta mucho cambiar, y no, no creemos profundamente en la creatividad, por mucho que repitamos lo contrario. ¿Te acuerdas del interrogatorio de Tom Cruise al coronel de “Algunos Hombres Buenos”…? “Tú no quieres la verdad…”. Pues nuestra verdad es que no creemos en la creatividad, y nos cuesta asumirla.
Aunque somos creativos, claro que lo somos, por supuesto que lo somos, y que tenemos un gran potencial en ello. Pero ese potencial no podemos usarlo solo para la picaresca con hacienda, o para seguir las modas sin rechistar y aparentar (creativamente, eso sí) que somos los mejores en algo.
Los 3 mandamientos del tupperware y la creatividad
Esto de las modas en creatividad es un mundo Tupperware.
- Tal parece que nuestro primer mandamiento es el de “amarás el tupperware sobre todas las cosas”. Es decir, amaras las modas sobre todas las cosas.
- El segundo, conectado con el anterior: “tener en orden nuestros tupperware es la mayor sensación de tranquilidad en nuestra empresa y en nuestra vida”. Traducción: si sigo las modas, soy uno más. Aunque no consiga ningún resultado destacable.
- Y el tercero, “el éxito es comer del tupperware de los demás sin abrir lo que contiene el tuyo”.
Si lo piensas, y más en verano, te darás cuenta que basamos nuestra vida en tetra brick y tuppers. El tupper para comer, el tetra brick para echarnos la leche, el agua en tetra brick que nos llevamos a nuestra mesa de trabajo…
A día de hoy todo está en tetra brick o se puede meter en un tupper. Y en el mundo de la empresa ocurre igual.
Abrimos el tupper de la marca personal y una vez usado o pasado de moda, lo limpiamos para que entre otra moda en él. Abrimos el tetra brick del coaching de equipos y lo estrujamos hasta la última gota. Para luego echar a reciclar el plástico que queda y hacer una nueva moda con el envase.
Y así vamos subsistiendo hasta la nueva moda.
La pasión de un país
Con la creatividad, eso no puede (debe) ocurrir. Leía una frase que me impactó: “la creatividad es la muestra de la pasión que tiene un país”. Y actuando en modo tupper, parecemos más fríos que la princesa Elsa en Frozen.
¿Por qué?
Porqué queremos comer “caviar” con las ideas de los demás. No no nos podemos olvidar que se trata de crear a través de la pasión que tenemos por nuestras ideas.
- Cuando tienes pasión por tu idea no la pones en un recinto de plástico, le das las mejores condiciones.
- Cuando crees en tu idea, no la metes en el frigorífico hasta que te vuelvas a acordar de ella, la usas al instante, poniéndola en marcha. O la desprecias pensando que nunca serás capaz de hacerla realidad.
- Cuando crees en ti mismo y en tu idea, creas las mejores condiciones para darle un largo recorrido.
- Cuando luchas por tu idea, la unes a los mejores sabores y texturas. Quieres hacerla mejor y más grande.
- Cuando crees en tu creatividad, sabes que toda idea te llevará algún lugar.
Si esto explotara a nivel social y empresarial, estoy seguro que España subiría con fuerza en el ranking de los países innovadores. En vez de asumir nuestra responsabilidad, lanzamos balones fuera, culpamos al gobierno, a que hay muchos impuestos, pocas
La creatividad de un país se debe servir, trabajar y alimentar siempre, repito siempre, junto a la mejor vajilla que tengamos. Nunca en un recinto de plástico reutilizado.
Últimamente nacen como setas. Nos venden la fórmula de los 4 pasos para cambiar la sociedad española convirtiéndola en creativa de la noche a la mañana. Pero una sociedad no se cambia desde un despacho, ni a golpe de decreto, o con subvenciones. Es más complejo ese cambio, es social, es individual, es institucional… se tiene que respirar. Exige trabajo, compromiso, riesgo, rigor… ¿esfuerzo?
5 ideas para cambiar el país del Lazarillo de Tormes
1.- Empoderar a cada persona del país.
Tom Peters nos decía que todos deberíamos actuar bajo el “YO, S.A”.
La gran responsabilidad individual de aprender, experimentar, trabajar nuestros miedos, sumar, aportar y transformar nuestra realidad. Creer y empoderarnos, a través de la confianza.
Todos tenemos talento en algo, capacidad creativa y necesitamos ese ‘empujón’ de seguridad… Una sociedad que valore esa seguridad individual y poder transformador de sus ciudadanos es mucho más resistente y tiene un poder en sus manos inmejorable para forjar su futuro.
2.- Crear las condiciones para que todo el mundo pueda desarrollarse sin limitaciones.
Las instituciones han de ser abiertas, aprender rápido, conocer qué impide que sus ciudadanos estén limitando sus capacidades.
Las burocracias matan la creatividad, la adormecen, nos acomodan, nos desmotivan. Crear condiciones para el desarrollo individual es imprescindible.
3.- Cuando crees en ti, tú vas en búsqueda de tus oportunidades, no esperas que el Gobierno te las de.
Si nos damos cuenta, la publicidad argentina está entre las mejores del mundo. ¿Por qué? Porqué saben que el gobierno no les va a ayudar y por eso desarrollan su creatividad. Cuando crees en ti, no esperas, vas hacia tus oportunidades. Crear héroes cotidianos… (te recomiendo veas este vídeo hasta el final).
4.- Borrar del diccionario popular el concepto de fracaso.
Caerse no es fracasar, es aprender qué ha pasado para que no vuelva a ocurrir. Algo que hacemos con sustos en el sexo, cuando decimos algo que no sabíamos que era inapropiado o nos reímos en un funeral.
Las caídas enseñan más que vivir de las rentas de años atrás.
5.- Creer en el futuro y, de forma profunda, en la creatividad.
Eso exige no centrarse continuamente en el corto plazo. Nuestra creatividad siempre nos ayuda a trazar proyectos de largo plazo, pero caminando de forma consciente. Es el vehículo perfecto para crear, entre todos, un futuro mejor. Olvidarnos de la subsistencia para vivir en el propósito y en la acción constante.
Si realmente queremos subir en el escalafón, empecemos a poner a la creatividad dentro de un buen jarrón y no dentro de un tupperware reutilizado.