Fintech es una de las palabras más utilizadas en los últimos tiempos. ¿Qué es? ¿Por qué está cambiando los servicios financieros? ¿Qué hace que España se esté jugando tener cierto liderazgo en este sector? De todo ello hablamos con Pablo Blasco. Fundador y director de Fintech Spain, think tank desde el que desarrolla proyectos de consultoría estratégica, programas de desarrollo directivo y estudios internacionales de investigación. Profesor asociado de la Universidad Carlos III en el área de Innovación y Cambio Tecnológico. Profesor colaborador en Escuelas de Negocio en las áreas de innovación, finanzas y gestión empresarial.
—Pablo, la primera frase en la frente, y ya no puedes dejar de leer, te cito: “en 2030, el mayor banco del mundo no será un banco». ¿Y qué será?
Todo el primer párrafo trata de anticipar el espíritu del libro: las reglas han cambiado y lo que fue ya no será. No se trata del quién sino de la actividad financiera en sí y eso ya está al alcance de muchos jugadores. Aunque el nombre y apellidos aún no lo sabemos: tal vez un gigante tecnológico de los habituales o alguna súper aplicación móvil proveniente de China o India. El tiempo lo dirá.
—Si tuvieras que resumir la idea principal que te ha llevado a escribir Fintech Banking, ¿Cuál sería?
Los americanos, a la par que para el producto, suelen crear una narrativa para el producto y eso es lo que echaba de menos en este sector. Un libro divulgativo que abordará las principales cuestiones y en el que cualquier persona pudiera tener a su disposición las dinámicas que están rediseñando el mercado, los actores, las tecnologías claves, etc. para entender qué está sucediendo en un mercado en el que todo cambia a un ritmo vertiginoso.
Ha sido todo un reto concentrar tanta información, ejemplos e ideas en menos de doscientas páginas.
La reconfiguración del sistema financiero
—¿Estamos en medio de una reconfiguración de lo que se conoce como el sistema financiero?
Lo estamos. Los cambios que han ido llegado paulatinamente a otros sectores como el comercio, el turismo o la educación se han revelado también en el sector financiero. Hoy cualquier empresa puede crear un producto o un servicio financiero a través de terceros que ponen la infraestructura legal y tecnológica. Y eso da lugar a la aparición, por un lado, de nuevos modelos de negocio, como hemos detallado en el libro, hasta ahora inimaginables en este sector. Por otro lado, a la aparición de nuevos jugadores procedentes de sectores directamente relacionados como las fintech, o tan diferentes como las telecomunicaciones o la energía.
Si recuerdas en 2016 ya escribí un post en Sintetia titulado: “Gafanomics: alumbrando el nuevo mundo” en el que enumerábamos las actividades que podrían realizar este tipo de negocios. Y parece claro que el mundo financiero también entraría en esta ola, sobre todo en aquellos aspectos más transaccionales como los pagos.
Tal es la transformación que me he permitido el lujo de ponerle 31 adjetivos a la banca del futuro. Y seguro que podían haber sido más. Todo esto se parece a aquel cantante que finalizaba sus conciertos diciendo: “Señores, rompan todo”.
El papel de las fintech en el sistema
Las fintech son startups que a través de la tecnología realizan actividades tradicionales con un doble foco:
- el operativo, basado la agilidad del servicio, la concepción integrada de procesos y el abaratamiento del producto,
- y el de cliente a través de la personalización y del entendimiento real de sus necesidades e intereses.
No hay dudas de han supuesto una verdadera palanca de cambio a nivel internacional en segmentos como:
- los préstamos empresariales,
- el real estate, l
- os pagos
- y transferencias o la optimización financiera (a través de agregadores).
- Y ahora le toca a las descentralización
—¿Qué son los neobancos y por qué ‘pueden transmitirnos confianza’?
Los neobancos son fintech que “hacen banking” pero sin tener una licencia bancaria al uso (si la poseen se suelen denominar como “Challenger Banks”) ya que es posible operar con la licencia de un tercero.
Es un modelo muy recurrente para entrar a competir en la industria bancaria y no soportar directamente los costes derivados de la regulación. Muchos neobancos han encontrado en esta fórmula una manera de superar las barreras de entrada que suponía la concesión de licencia, que en España es, además, muy cara con respecto a otros países de nuestro entorno europeo.
Respecto a la confianza, estos bancos no apuestan por generar clientes, están enfocados en crear “comunidades” de igual forma que lo pueden hacer aplicaciones de otros sectores. Y estas comunidades son básicamente un público digital, joven y que busca “ayuda para…” más que “productos para…”. Y es que la confianza, desde un punto de vista sociológico, también está cambiando.
Las tecnologías que están cambiando el sistema financiero
—Hablas, en todo momento, en el libro, de ‘Ecosistema”, es decir, una red tupida de empresas y tecnologías que lo están cambiando todo radicalmente. ¿Cuáles son, a tu juicio, las tecnologías que más han cambiado todo y que lo harán aún más en el futuro?
Para mí un ecosistema debe implicar la eliminación de barreras (espaciales, temporales, normativas, etc.) para que los clientes puedan “fluir” libremente por el mercado.
Esto implica que empresas, proveedores y demás actores tienen que poder articular los mecanismos para que los clientes naveguen sin arrastrar lastres a la hora de contratar productos, consultar aplicaciones, realizar o seguir transacciones. Y para consolidar ecosistemas, tecnologías como las API y las blockchain deben jugar un papel esencial. Interactuar en tiempo real o descentralizar la toma de decisiones serán algunas de las acciones que nos indicará si existe un ecosistema real o será tan sólo estaremos ante un ente artificial.
—¿En qué cambia, si es que algo cambia, para un usuario final (empresa/particular) esta nueva revolución fintech?
Contestaría inicialmente con otra pregunta: ¿Qué queremos los clientes hoy?
- Rapidez, que nos vendan lo que necesitamos,
- Respuestas en tiempo real y por varios canales,
- No vincularse a lo que no sea necesario,
- Sistemas de pagos flexibles.
¿Pensamos que en el mundo financiero es diferente a otros sectores?
Pues las fintech están logrando enfocar mucho mejor estas particularidades de la relación con el cliente. Especializarse en un segmento o nicho concreto (¿Imaginas un banco digital sólo para médicos y personal sanitario?) y poner la tecnología al servicio del negocio y el negocio al servicio del cliente.
Por ejemplo, en la gestión pasiva, las fintech han logrado abaratar significativamente las comisiones que les cobran las entidades más tradicionales a los clientes y automatizar todo el proceso. Y ahora les toca a otras actividades como el anticipo de salarios o la devolución de impuestos en viajes internacionales.
Una forma de reajustar también en esta industria el ciclo de innovación en producto. Por ejemplo, hoy muchas aplicaciones financieras ya permiten establecer objetivos financieros concretos a sus usuarios bien por temas de ahorro, bien para separar importes monetarios de cara a una compra, un viaje, …
¿Una criptomoneda es un complemento, un activo, un medio de pago, un mecanismo para especular
Sobre los criptomonedas (y sobre los criptoactivos en general) recomendaría a nuestros lectores no guiarse por las apariencias de lo que está sucediendo en la actualidad. La cotización del bitcoin está marcando la visión que muchas personas tienen de este nuevo grupo de activos.
Creo que el cambio es más profundo y es análogo a lo que puede suceder en el plano social. Los viejos sistemas e instituciones están dejando paso a otros nuevos y la moneda fiat entrará tarde o temprano en este ciclo.
Por eso en el libro hemos tratado de describir cada uno de sus componentes, explicar sus particularidades y analizar qué efecto podrían tener en el futuro, incluyendo, como no, el de las monedas soberanas digitales.
Si queremos individuos libres, capaces de gobernarse a sí mismos, estos cambios no hacen sino reflejar el siguiente paso. Esto unido a que otras condiciones como las de transparencia, seguridad y privacidad también están evolucionando en el ámbito sociológico como sucedía con el significado de confianza.
Inteligencia Artificial y fintech
—¿En qué puede ayudar la Inteligencia Artificial a mejorar nuestro sistema financiero?
Es una tecnología sobre la que vemos muchas posibilidades en el sector financiero y que debe permitir unificar e integrar el proceso del cliente desde marketing hasta la medición de riesgos. Y es en este punto donde yo particularmente veo más potencial. Sin desmerecer el mercado de valores, el blanqueo de capitales, la medición de riesgos de crédito tiene un potencial enorme.
Hoy somos capaces de generar muchos datos de forma desestructurada (huella digital, históricos de compras, redes sociales,…) que este tipo de máquinas aún no son capaces de interpretar adecuadamente.
Evitar situaciones de sobreendeudamiento para personas más o menos vulnerables. Ajustar las condiciones de los créditos a cada persona y situación. Premiar a los “buenos pagadores” o reducir el número de impagos y la mora de las operaciones. Todas ellas son algunas de las ventajas que nos pueden proporcionar este tipo de sistemas. Aunque para funcionar de forma eficaz necesitarán muchos datos, mucha modelización y mucho aprendizaje.
¿Qué papel crees que desempeñarán los bancos clásicos en este nuevo tablero de juego?
Los bancos proceden de una época en que la cadena de valor era lineal, con actividades secuenciales y en el que la persona que configuraba el producto no veía al cliente. Desde hace unos años, esta realidad ha cambiado sustancialmente, sobre todo con la llegada de las plataformas tecnológicas y las redes sociales que han permitido que la cadena de valor sea ya un doble “loop”: un ciclo casi continuo donde lo importante no es el producto sino la experiencia del cliente, su viaje en el negocio, el uso que da a nuestros servicios.
En muchos casos, los bancos combinarán un papel mixto: serán cara ante algunos clientes. Pero también serán proveedores de productos y servicios financieros para terceros: fintech, plataformas tecnológicas u otros actores, perdiendo este papel protagonista que han tenido hasta la fecha.
Y no han liderado este cambio porque siguen centrados y tensionados por la rentabilidad de sus productos, por sus estructuras tayloristas, con culturas empresariales con décadas de antigüedad y con estilos de liderazgo que se resisten a evolucionar. Contra cualquiera de estos cuatro factores hay poco que hacer si eres su departamento de innovación o de transformación digital.
—¿Esperas cambios regulatorios importantes en el corto y medio plazo en el sector?
Primero, hay que destacar que las fintech están reguladas según sea su actividad, exactamente igual que los actores tradicionales y que el sector financiero es un sector ampliamente regulado.
Este sector ha implementado en los último años un importante grupo de normas europeas sobre:
- plataformas de financiación participativa (crowdfunding, crowdlending),
- pagos,
- banca abierta,
- instrumentos financieros
- y sobre el manejo de nuestros datos.
¿Qué resta? Pues regular temas globales y universales como la identidad digital y aquellos más específicos de la industria como los criptoactivos (ya existe una iniciativa europea al respecto) o la creación de burós (informes) positivos en la medición de los riesgos de crédito.
—Si el sistema financiero se convierte, en realidad, en tecnología… ¿Es peligroso que en España no tengamos liderazgo en la CREACION de estas tecnologías?
Si el software se está adueñando de todo, quién diseñe e implemente ese todo se adueñará del mundo. Creo que aquí hay ejemplos de sobra para afirmar que podemos ser un polo tecnológico.
Por ejemplo, uno de los casos que narramos en el libro tiene que ver con la tecnología biométrica y una empresa española en concreto que es ya referencia internacional dentro del sector. Pero también encontramos excelentes desarrollos en otras tecnologías como chatbots. realidad aumentada y en cualquier aplicativo as a service. Y en el mundo cripto también hay startups a un nivel tecnológico de primera.
El hándicap en el sector es que, al igual que pasa en otras industrias, no hay una línea suficiente de medianas empresas que consoliden el ecosistema tecnológico y entonces, tienes que buscar fuera lo que no hay dentro. Y al igual sucede con el talento necesario para consolidarlo. Dos retos a nivel de país para la próxima década.