Antes de que vuelen tomates, pepinos, lechugas y demás hortalizas (doy por hecho que los cuchillos están fuera de lugar) aconsejo una lectura sin prejuicios del artículo y luego yo mismo me pondré frente a la pared para recibir material de ensalada. He de decir que este artículo surgió a raíz de un debate que se generó la semana pasada en Twitter tras la publicación de mi anterior artículo. En dicho debate se generaron dos bandos en los que por un lado se defendía que las ciencias sociales, y entre ellas la economía, podían ser denominadas “ciencias” con todo rigor, y por otro los que afirmábamos lo contrario, que las ciencias sociales no son ciencia. Yo voy a tratar de defender en este artículo esta segunda opción… y que Dios me pille confesado.
Reconozco que no estoy muy obsesionado con las etiquetas. No creo que la economía (sociología, antropología…) pierdan importancia porque dejen de ser llamadas ciencias, pero sí entiendo que hay una cierta voluntad de asimilar el modelo de saber y la validez de sus teorías a los de otras ciencias que podríamos llamar “duras” (matemáticas, astrofísica, física…) Por tanto, el hecho de no considerar ciencia a la economía o a la sociología o a la antropología, no le quitan un ápice de importancia desde mi punto de vista. Pero en lugar de centrarnos tanto en el significante vamos a analizar el significado.
Tenemos un primer escollo en definir qué es ciencia. Aquí cada uno pondrá el acento en la definición que mejor y más concuerde con sus intereses, suele ser lo habitual. Pero para no bloquearnos en una noria que no nos permita avanzar yo voy a apostar por la definición que el gran José Ferrater Mora hace del término en su imprescindible Diccionario de Filosofía. Dice Ferrater sobre la voz Ciencia:
“Es común considerar la ciencia como un modo de conocimiento que aspira a formular mediante lenguajes rigurosos y apropiados (en lo posible con auxilio del lenguaje matemático) leyes por medio de las cuales se rigen los fenómenos. Estas leyes son de diversos órdenes. Todas tienen, sin embargo, varios elementos en común: ser capaces de describir series de fenómenos; ser comprobables por medio de la observación de los hechos y de la experimentación; ser capaces de predecir (ya sea mediante predicción completa, ya mediante predicción estadística) acontecimientos futuros.”
Antes de entrar a valorar el párrafo anterior voy a comentar brevemente el objeto de estudio de las ciencias sociales. Me decía, hace ya algunos años, demasiados, mi profesor de historia del derecho que hay un error en el que caen muchos estudiosos de la historia. Piensan que el hecho de conocerla nos va a hacer mejores y va a evitar que cometamos los errores que se cometieron en el pasado. No es cierto, porque hay algo que parecen olvidar estos expertos, el libre albedrío, la capacidad que tiene el ser humano de decidir su comportamiento en base a su propio criterio y no a supuestas leyes naturales que nos obligan a comportarnos de una determinada manera una vez hayamos conocido errores pasados. Y la verdad es que si nos paramos brevemente a analizar qué estudian las ciencias sociales tendremos que responder (o al menos es lo que yo respondo) que estudian el comportamiento humano, en todas sus formas y desde distintas perspectivas.
El estudio del comportamiento humano creo que resulta clave a la hora de reflexionar sobre la cientificidad o no de la economía. Volvamos al texto de Ferrater Mora. Dice Ferrater que la ciencia busca formular leyes por medio de las cuales se rigen los fenómenos. Hay aquí, desde mi modesta opinión, una primera barrera a la hora de identificar ciencia con economía. El objetivo y voluntad de la ciencia económica (ahora hablaré de la costumbre de adjetivar el concepto “ciencia”) es, por supuesto, desarrollar leyes que, en última instancia, ayuden a comprender y predecir el comportamiento humano en cuanto que homo economicus. Unida la economía a la política (economía política) llega a buscar modelar la sociedad desde unas premisas propias dependiendo de la escuela de pensamiento a la que se pertenezca. Por supuesto, esto implica suponer que el ser humano va a responder de igual manera a los estímulos que reciba. En realidad no es así, no todos los seres humanos responden de igual forma a los mismos estímulos, incluso un mismo ser humano responde de distinta manera dependiendo del momento y el entorno en que se encuentre. Los gobernantes han de ayudarse de una serie de normas coactivas para asegurar un modelado social según sus pretensiones.
Es interesante constatar el hecho de la gran variedad de teorías que hay en torno a la economía política e incluso a la propia teoría económica. Un mismo fenómeno se explica desde distintas perspectivas, ofreciendo distintas explicaciones y dando distinto valor a los componentes del fenómeno. Cabría preguntarse si en puridad podemos decir que la ciencia económica avanza. Desde luego no como la ciencia matemática, por ejemplo, sino más bien como la filosofía.
Volviendo a la importancia de la conducta humana como objeto de estudio de la economía parece fundamental observar cómo no ha habido nunca un modelo de sociedad liberal puro o comunista o socialista. Los contextos históricos, las condiciones del propio país, la posible personalidad de los ciudadanos o mil factores más influyen para que no haya dos naciones con un sistema económico igual. De este modo se meten en un mismo adjetivo (liberal, occidental, comunista…) distintas naciones o sociedades que tienen modelos similares. Se llega al conocimiento por agrupación de similitudes.
En su magnífico e imprescindible libro Por qué Fracasan los Países, Deron Acemoglu y James A. Robinson, desarrollan una teoría de la pobreza basada en la existencia de instituciones extractivas o inclusivas. Por supuesto, todo economista ha de trabajar con una teoría que crea cierta, pero eso no significa que lo sea. Aquí creo que es fundamental seguir a Popper. La base de las teorías de las ciencias sociales es la observación, por lo que fundamenta su reflexión en torno al razonamiento inductivo. Ahora bien, este tipo de “caminos hacia el conocimiento” tienen un problema: no existen hechos puros, todos están “contaminados” por el entorno, otros elementos que influyen en las acciones humanas o el tiempo en que tiene lugar. Como dice Manuel Atienza en su libro Introducción al Derecho, “no existen hecho puros, sino más bien hechos interpretados a través de alguna teoría (en otras palabras, los enunciados teóricos preceden y condicionan los enunciados observacionales. Además, mediante la inducción es imposible establecer lógicamente leyes universales”. A partir de estas ideas Popper opinaba que las teorías científicas sociales se construyen como conjeturas e hipótesis para explicar fenómenos sociales no explicados adecuadamente por teorías anteriores. De este modo Popper no hablaba de teorías ciertas o falsas, sino de teorías falsadas o no falsadas.
Resulta también interesante estudiar las ideas de Thomas Kuhn. Kuhn distingue entre dos tipos de saberes, la ciencia madura y la preciencia. La diferencia es que la ciencia madura está regida por un paradigma, un conjunto de leyes, supuestos teóricos y principios metafísicos y ontológicos que son aceptados por todos los científicos sin discusión. Es lo que Ferrater Mora llama Teoría de teorías, poniendo como ejemplo la teoría de la relatividad, que supone un paradigma a partir del cual desarrollar todo un cuerpo de teorías y modelos científicos y que ningún físico pone en duda ni cuestiona. La verdad es que me cuesta encontrar un paradigma de esta naturaleza en las ciencias sociales.
De todos modos es cierto que se suelen llamar a los saberes sociales ciencias sociales. Desde mi punto de vista es más un deseo de pertenencia que una pertenencia real. La necesidad de poner apellidos a la palabra “ciencia” ya indica las claras diferencias entre unos saberes y otros. Hay tres puntos que diferencian claramente las ciencias sociales de las ciencias duras o auténticas:
- Por un lado las ciencias auténticas se refieren a hechos, mientras que las sociales estudian, como he señalado, comportamientos y acciones humanas.
- En las ciencias auténticas hay una clara separación entre el objeto de estudio y el ser humano. No ocurre así en las ciencias sociales, con lo que la objetividad se torna un problema.
- Las ciencias sociales tienen un grado de desarrollo mucho menor que las auténticas. Algunos autores dicen que les falta cientificidad.
El propio Claude Lévi-Strauss, el famoso antropólogo, distinguía entre ciencias exactas y naturales, por un lado, y “disciplinas sociales y humanas”, por otro, señalando que estas últimas no son ciencias, y decía: “si se designan no obstante con el mismo término es en virtud de una ficción semántica y de una esperanza filosófica que todavía están faltas de confirmación.”
En la conversación en Twitter que comentaba al principio hubo una serie de afirmaciones muy interesantes que me gustaría comentar. Creo sinceramente que fue un debate interesantísimo y con un muy alto nivel, dentro de las limitaciones que tiene Twitter.
1.-“Hay mucho conocimiento objetivo en las CCSS, basta con enterarse. P.e: Si practicas la autarquía te estancas”. Vale, pero no. El problema de este tipo de afirmaciones es que son indemostrables. Imaginemos que una comunidad practica la autarquía y se estanca ¿Es un efecto directo de esa decisión económica o es efecto de la aparición, por ejemplo, de un estado mental endogámico que limita el desarrollo? Quiero con esto decir que no se ha dado nunca una sociedad en la que el único elemento que cambiara sea el modelo económico. Eso ocurre en el laboratorio, no en la vida real.
2.-“En ciencias sociales hay teorías falsables y teorías infalsables, como en toda ciencia.” Lamentablemente no es verdad. No hay teorías “infalsables” en las ciencias sociales. Toda teoría social depende de un componente como el comportamiento humano que es impredecible en un alto grado. Es cierto que suele seguir unas pautas y responder a unos patrones, y eso nos sirve para tener un cierto conocimiento de esas ciencias sociales, pero nada impide que dos sociedades respondan de manera distinta ante los aparentemente mismos estímulos, como se ve en el libro de Acemoglu y Robinson.
3.-“Además, la falsabilidad no es una propiedad de las TEORÍAS, sino de NUESTRA ACTITUD hacia ellas.” Pues peor me lo pones, si ya la verdad o falsedad de una teoría no depende de sí misma, sino del observador, nada impide que una misma teoría sea verdad por la mañana y falsa por la tarde. Es cuestión de actitud. Al final en lugar de científicos vamos a necesitar coachs.
4.-“He dado un ej. de afirmación falsable. Otro: un precio máximo muy bajo de las coliflores causará su escasez.” Otra afirmación imposible de demostrar. No es en muchos casos el precio lo que determina el volumen de compra de una cosa. Por muy bajo que pongamos el precio a una piedra no la vamos a vender. Para que este tipo de afirmaciones fueran teorías 100% demostrables deberíamos poder cambiar el producto “coliflor” por cualquier otro. No pasa así, porque cuando ponemos según qué productos la ley no se cumple. Por muy barata que pongamos la iguana, o los saltamontes salteados, es posible que no los vendamos, pero en los países que los consumen sí. Por muy barata que pongamos la entrada para una corrida de toros no necesariamente la vamos a vender, es necesario que haya aficionados, con lo que entra la particularidad de cada individuo en la ecuación.
Había más comentarios, todos interesantísimos, pero creo que el mensaje lo he podido transmitir. La economía no es una ciencia, o si se prefiere, no puede aspirar a ser una ciencia como las llamadas verdaderas.
Esto no es necesariamente ni bueno ni malo, sencillamente marca ciertos límites, pero también abre nuevas puertas. Por supuesto que todos seguimos una corriente de pensamiento y creamos nuestro propio paradigma, es lo que nos permite interpretar la realidad. Y luchamos por convencer al otro de que nuestra interpretación es la correcta. El problema es cuando tratamos de imponer esa visión e interpretación. Entiendo que lo que he dicho en este artículo es opinable, y por tanto sujeto de debate. No intento imponer mis teorías, sólo razonar en base a ellas.
Como seres humanos necesitamos comprender el mundo que nos rodea, un mundo al que pertenecemos y en el que, como he dicho, adoptamos ese doble rol de observador y observado. Todos tenemos teorías, de hecho a mí me han convencido Acemoglu y Robinson. De hecho creo que muchos de los males de España es que tiene elementos extractivos muy claros… aunque eso es otra historia.
Yo seguiré pensando que ni la filosofía, ni la economía, ni la antropología, ni la sociología son ciencias, pero me seguiré nutriendo de ellas porque es el saber que me llena. Y ahora me pongo humildemente contra la pared para recibir alguna que otra coliflor, que de eso es de lo que vive el hombre y su inteligencia.
16 Comentarios
La unica autentica ciencia social es la Psicohistoria de Hari Seldon
¿La medicina es una ciencia?
Algunos dicen que no, dicen que es UNA TECNICA
Una ciencia es la biotecnología y la neurociencia cognitiva y la fisiología, por ejemplo. La medicina es una técnica.
No es fácil que yo discrepe contigo pero, en esta ocasión, lo hago frontalmente. La ciencia no está relacionada con la temática de estudio, ni la naturaleza del propio estudio. De hecho, el axioma de que la ciencia persigue lo objetivo o lo cierto, sin que admita contestación, es más que discutible. Creo que tenemos un complejo claro en decir abiertamente que, pese a que las humanidades y las ccss sean más dadas a la conjetura y a la opinión infundada, su estudio científico es imprescindible e importantísimo para la sociedad. Si el ser humano estudia científicamente la naturaleza y lo que le rodea, ¿cómo no va a ser posible el estudio riguroso de la propia humanidad y las sociedades? Las leyes de la física o de las matemáticas se van matizadas a medida que avanzan los siglos, no son inamovibles (más nos vale). Los argumentos que esgrimes podrían servir para cuestionar cualquier ciencia, dado que los juicios, cambian a medida que avanza la investigación. Lo importante de la ciencia es que mantiene un método, y aunque las ciencias sociales, incluida la economía, se presten más a técnicas cualitativas, no por ello se busca el análisis de hechos basados en análisis cuantitativos, con métodos de contraste, fiabilidad, e incluso test de representatividad iguales a los de las ‘ciencias puras’ (Chi-Cuadrado, por ejemplo). Perdona la extensión, me apasiona el tema, aunque no soy yo de tirar tomates (si a caso, de tomármelos con mojama y olivas partidas).
Un tema demasiado interesante para cruzar solo un par de frases en este box de comentarios. De acuerdo con el planteamiento, pero también en desacuerdo. Dos apuntes.
La teoría económica se apoya en modelos y dentro de esos modelos busca describir un proceso repetible al modo de las ciencias físicas. La física, como ejemplo neto de estas ciencias, también trabaja con modelos. ¿Es más observacional y comprobable un derivado de la teoría cuántíca que un modelo de Ricardo? ¿Es más ciencia un postulado cosmológico del presente -de teoría de cuerdas, por ejemplo o de multiversos- con un modelo de mercados apoyado en la teoría de juegos?
Como ocurre con cualquier otra ciencia, la economía construye un cuerpo global que se compone de pequeños y mdoestos avances en el saber. Saber que una teoría posterior podrá falsear, como ocurre con el resto de ciencias.
Respecto a que las ciencias físicas no confunden sujeto y objeto del estudio, esto no ocurre así en todos los casos. La medicina es el más evidente, donde obervador y observado puede ser el mismo individuo o categoría de individuos, pero la biología, la química y la propia física no andan muy detrás.
Cuando llevamos al límite el conocimiento de las ciencias humanas atribuímos los hechos a la voluntad o la actitud de los seres humanos. Para empezar se trata de hechos, tan observables y medibles como los de la física. Si hablamos de que el comportamiento humano es impredecible justamente nos acercamos al enfoque probabilísitco de la mecánica cuántica, ciencia que ni los físicos teóricos te saben decir con precisión si anda aún en pañales o está casi amortizada.
Ambos grupos, sociales y físicas, amplían la base de conocimiento mediante elementos y eso es en especial lo que atribuye a las sociales su debilidad, ya que no puede hablarse de una teoría central y comprensiva que unifique esos elementos. Aunque quizás la física tampoco en su límite, si lo consigue en áreas mucho más amplias y observables.
Totalmente de acuerdo que la economía, la antropología, la sociología… incluso la historia, que se disfraza a menudo de menos veleidosa, responden a unos axiomas ideológicos previos que la otra ciencia -digamos seria- no tiene. Aunque a veces sí. Por ejemplo, ¿puede un médico decir científicamente -sin implicación religiosa o cultural- cuando un grupo de células es una persona? No, porque hablamos de categorías ideológicas y taxonomías que al final tienen una base cultural, en las que la ciencia puede dar argumentos a unas posturas u otras pero no trazar rayas donde casi nunca existen. El lenguaje, esa trampa en que la verdad se esconde.
Como dices, ambos cuerpos de conocimiento son válidos, les llamemos y los calsifiquemos como quiera que hagamos.
Y como pasa siempre que llevamos algo al límite, la taxonomía y la nomenclatura se ponen a crujir.
Un placer leerte, como siempre.
Saludos.
Si no hay manera de contrastar las afirmaciones de los economistas versus la realidad (o sea, falsificar: p.ej. practicar la autarquía y NO estancarse), entonces son meras opiniones, no es ni conocimiento ni saber.
Ahora bien, las multinacionales no parecen tener especialmente problemas para comprender y predecir y orientar el comportamiento del consumidor, por más caprichoso que este sea !
Gracias por el comentario Jose.
Como dije en el artículo más que quitarle el calificativo de ciencia (el título trata de ser un poco provocador)lo que pretendo es diferenciar claramente la ciencia «verdadera» (entre comillas porque la palabra no me gusta especialmente) de las ciencias sociales.
Sí es fundamental el objeto de estudio para hacer esta distinción, porque es clave el nivel de aprehensión que nos permita ese objeto, y el camino que nos lleve a ella.
Por supuesto que el conocimiento de las CCSS es fundamental, eso no lo niego nunca. De hecho yo soy un investigador social pues todas mis vías y temas de reflexión son sociales. Pero el hecho de que sea importante y que se pueda hacer un estudio riguroso de la condición humana, como señalas, no implica que sea una ciencia («verdadera»).
Sobre el tema de las leyes físicas y matemáticas date cuenta la diferencia de cómo avanzan unas y otras. En las físicas y matemáticas las teorías nuevas hacen que otras teorías desaparezcan, es un avance podríamos decir lineal. En cambio en las CCSS lo normal es que convivan carias teorías o escuelas para explicar un mismo fenómeno, el avance, si se puede decir así, es en forma de árbol con ramas que se dividen y luego se pueden volver a unir. Esto es fruto de la imprecisión que favorece el objeto de estudio.
La clave no está tanto en que se utilicen métodos cuantitativos como en la interpretación de esos datos. Las ciencias duras permiten crear leyes que son verdaderas o falsas, las CCSS crea leyes que son válidas para explicar un fenómeno o no.
Un abrazo, Jose. Tenemos un café pendiente 🙂
Gracias Antonio León por tus magníficos comentarios. Permíteme algunos comentarios.
«¿Es más observacional y comprobable un derivado de la teoría cuántíca que un modelo de Ricardo?»
Creo que sí. Los postulados de la teoría cuántica parten de datos ciertos, mientras que un modelo de Ricardo parte de suposiciones dadas por ciertas, no es lo mismo. En el caso de la economía y las CCSS se crean modelo que se suponen válidos pero que no se invalidan por el hecho de que en un momento dado no se cumplan. En el caso de la física un incumplimiento puntual invalida todo el modelo.
«Como ocurre con cualquier otra ciencia, la economía construye un cuerpo global que se compone de pequeños y mdoestos avances en el saber. Saber que una teoría posterior podrá falsear, como ocurre con el resto de ciencias.»
El problema es que en las CCSS no se puede falsear un modelo, se puede mostrar su invalidez, pero no falsearlo. En este último caso, la falsación, un modelo es falso por sí mismo, no porque aparezca otro nuevo. Con la invalidez de un modelo lo que suele pasar es que se invalida por la aparición de otro que explica mejor el fenómeno.
«Respecto a que las ciencias físicas no confunden sujeto y objeto del estudio, esto no ocurre así en todos los casos. La medicina es el más evidente, donde observador y observado puede ser el mismo individuo o categoría de individuos, pero la biología, la química y la propia física no andan muy detrás.»
No estoy muy de acuerdo. En primer lugar tengo dudas de que la medicina sea una ciencia. Más bien es una técnica que se nutre de otras ciencias. De todos modos el enfoque no es el mismo entre la biología, por ejemplo, y la antropología. En el primer caso el ser humano se «objetiviza», se estudia la parte física y no «humana», se le da el mismo nivel de análisis que a cualquier cuerpo animal. En el caso de la antropología se estudia al ser humano en cuanto que ser humano, es decir, sus relaciones, gustos, ideas, parentescos, cultura…
«Si hablamos de que el comportamiento humano es impredecible justamente nos acercamos al enfoque probabilístico de la mecánica cuántica, ciencia que ni los físicos teóricos te saben decir con precisión si anda aún en pañales o está casi amortizada.»
El problema de la física cuántica no es tanto su naturaleza como nuestra incapacidad tecnológica para asirla. En este caso tenemos un problema de desarrollo tecnológico probablemente. No ocurre así con las CCSS, para las que nuestra capacidad científica es suficiente. De todos modos los conocimientos en física cuántica se gestionan como saberes ciertos o al menos certificables, no como saberes válidos.
«Totalmente de acuerdo que la economía, la antropología, la sociología… incluso la historia, que se disfraza a menudo de menos veleidosa, responden a unos axiomas ideológicos previos que la otra ciencia -digamos seria- no tiene. Aunque a veces sí. Por ejemplo, ¿puede un médico decir científicamente -sin implicación religiosa o cultural- cuando un grupo de células es una persona?»
Aquí estamos contaminando la medicina con criterios religiosos o sociales. Como médico (o si quieres científico, porque creo que esto es más de los biólogos) nunca te podrán decir cuándo un grupo de células son una persona, porque el término «persona» no es un término biológico, sino sociológico o antropológico, incluso filosófico. Pero el biólogo, como persona, sí puede definirlo. Este hecho no afecta a su ciencia (va a seguir estudiando igual las células y el proceso de formación del feto) como sí ocurre en las CCSS.
Muchísimas gracias por tus comentarios.
Debo hacer dos distinciones en mi argumentación. Primero, que, independientemente de que al final queramos llamar ciencia o no a la Economía y otras ciencias sociales, algunos argumentos de la entrada no se sostienen. Segundo, que muchas definiciones sensatas de ciencia engloban a la Economía según muchos epistemólogos, de manera que esta parte del debate sería sobre todo semántica.
Vayamos con la primera cuestión:
1. Las CCSS se refieren a comportamientos humanos, que también son hechos. No entiendo la distinción de la entrada, cuyo interés no se explica y de la que no veo que se deduzca nada de interés para el debate.
2. Que quien estudia sea parte del objeto de estudio sea un argumento está por verse. Necesito una deducción que parta de esta premisa y lleve a alguna conclusión relevante para la determinación de si tal ciencia social lo es o no. Tal cosa no se hace, se dice que se coinciden el objeto y el sujeto y ahí queda eso.
3. El grado de desarrollo es eso, grado de desarrollo. No sé cómo medirlo. Lo único que se me ocurre es según la distancia de los modelos de la ciencia al objeto de estudio. Como la realidad realmente existente no la conocemos (de ahí que hagamos ciencia para estudiarla) tal cosa es imposible. Como aproximación podemos hablar de precisión, y de nuevo habría que ver si es posible establecer un nivel de precisión más acá del cual no queramos dar nombre de ciencia a alguna disciplina.
Eso, en cuanto a los puntos señalados en la entrada. Ahora veamos algunos de los ejemplos tratados.
1. Si practicas la autarquía te estancas. No sé cuál es el rechazo a aceptar estos hechos como regularidades y darles el nombre de leyes. ¿Porque no se ha demostrado en laboratorio? ¿Porque puede haber otras causas que se nos escapan? Lo primero no puede ser objeción (la Astrofísica no estudia estrellas en laboratorios). Sí se pueden hacer simulaciones de laboratorio con individuos reales o con modelos informáticos, El pueda haber otras causas ocurre en toda otra ciencia. Por eso se siguen barajando hipótesis e investigando.
2. Hay afirmaciones falsables en CCSS. Se dice que no, y las que parecen ser que sí, se llaman de otra manera. Eso ¿por qué? Tan falsable es decir que si te tiras sin paracaídas te estampas contra el suelo como lo de las coliflores. (Recordemos que nadie ha hecho experimentos contigo tirándote sin paracaídas a ver qué pasa.)
3. Se confunde con el uso de la expresión «actitud hacia ellas» (venía de un tuit, así que será perdonable). Por esa expresión se entiende, no un subjetivismo metodológico, sino una interpretación de las características de la teoría (como cuando interpretamos una teoría como normativa o positiva, por ejemplo). Es la aceptación de una actitud sobre querer conocer y explicar la realidad y sobre usar el mejor método para hacerlo lo que nos hace científicos. Es en ese sentido que hay que entenderlo.
4. Las coliflores. Se pone un ejemplo de predicción y se dice que no es ley porque no vale para las cosas para las que no hay un mercado. Eso no contradice nada, la afirmación era sobre las cosas con precios observados en mercados. Es como querer contradecir la carga del protón mostrando un electrón. Tenemos observaciones de ese hecho sustituyendo coliflores por miles de otros bienes: pan, agua, pisos de alquiler, gasolina, monedas,… Como poco es un hecho que se cumple de una ley acaso estadística (si no se cumpliera el 100% de las veces) que se deduce de los modelos de la Economía. ¿Hay algún dogma epistemológico que prohíba las leyes expresadas en términos estadísticos o que sean aproximadas a falta de otras mejores?
Podemos hablar de ciencias con pretensiones más o menos universales: la física aspira a saber cuáles son todas las partículas elementales y todas sus posibles interacciones. Las demás ciencias se conforman con menos. La Meteorología, por ejemplo, se conforma con detectar y conocer cómo interactúan las variables más relevantes, no todas. Así con la Medicina y la Economía.
Podemos hablar de predicciones más o menos precisas. La Física y la Química aspiran a muchísima precisión. Las demás, de nuevo, se conforman con menos (por la complejidad del objeto de estudio). Incluso la Física no predice bien y debe aproximar cuando tiene más de tres cuerpos gravitando entre sí.
Sobre la segunda cuestión:
Considero la siguiente como la mejor manera de entendernos en epistemología:
Hay ciencia cuando: (i) hay un objeto de estudio, (ii) se usa el método científico para estudiarlo y (iii) se han acumulado y unos cuantos conocimientos. (La exobiología puede tener (i) y (ii) sin tener (iii), p.e.)
A partir de ahí las podemos clasificar epistemológicamente según los criterios de universalidad, precisión y otros que se quiera.
Esta definición tiene de bueno que distingue todo lo que es conocimiento adquirido con los mayores cuidados del método científico y los que no (pseudociencias, malas prácticas, engaños,…). Si eso no responde a la idea más básica de ciencia no sé lo que es.
Es uno de esos momentos social media en los que leer los comentarios (excluyendo este mio) enriquece mas que leer el post.
Gracias, José Luis. Incisivo y lleno de argumentación. Brillante.
Te comento por partes.
«Las CCSS se refieren a comportamientos humanos, que también son hechos. No entiendo la distinción de la entrada, cuyo interés no se explica y de la que no veo que se deduzca nada de interés para el debate.»
Hay una diferencia entre un hecho que deriva de un comportamiento humano y un hecho «natural». El hecho «natural» tiene significado por sí mismo, el hecho humano ha de ser interpretado. Que caiga una manzana se interpreta de la misma manera ya sea desde un árbol, desde un rascacielos o desde mi mano. Una muerte puede ser ritual, un asesinato, una muerte en una guerra… y aunque el resultado es el mismo no lo es el contexto, que le da sentido y significado.
«Que quien estudia sea parte del objeto de estudio sea un argumento está por verse. Necesito una deducción que parta de esta premisa y lleve a alguna conclusión relevante para la determinación de si tal ciencia social lo es o no. Tal cosa no se hace, se dice que se coinciden el objeto y el sujeto y ahí queda eso.»
Precisamente el problema está en la propia objetividad con la que podemos acceder a ese hecho que observamos. Cuando un ser humano estudia un comportamiento humano parte de una propia manera de entender el mundo que le da, así mismo, un determinado valor personal a determinados comportamientos. No dará el mismo enfoque a un estudio social sobre el aborto un sociólogo jesuita que un sociólogo de izquierdas. De hecho uno de los problemas fundamentales de la etnografía en la necesidad de distanciar al observador del observado (https://www.sintetia.com/la-etnografia-y-la-innovacion-lugares-comunes/)
«El grado de desarrollo es eso, grado de desarrollo. No sé cómo medirlo. Lo único que se me ocurre es según la distancia de los modelos de la ciencia al objeto de estudio.»
Sí es cierto que éste es un término vago y que lleva a imprecisión. Yo lo relaciono con la forma que tienen las distintas ciencias de avanzar. Las ciencias duras avanzan de manera lineal, mientras que las CCSS lo hacen de manera simultanea, coincidiendo teorías y enfoques en el tiempo.
Vamos a los ejemplos que mencionas y que yo comenté en el artículo:
1.-La diferencia entre la astrofísica y la economía es que mientras la primera tiene su base en las matemáticas la economía la tiene en el ser humano como ser social. La astrofísica sí puede demostrar sus teorías, pero la economía no por una sencilla razón, da contenido cualitativo (o si lo prefieres ético) a sus afirmaciones porque hablan de sociedades y relaciones. Cuando dices que «te estancas» consideras que 1) hay una relación directa entre esa autarquía y ese estancamiento (cosa que no se puede demostrar porque depende del tipo de sociedad, del entorno, de las necesidades, del grado de evolución social, de las relaciones con otras sociedades…), 2) hay un cierto tufo a etnocentrismo al interpretar ese hecho desde una perspectiva occidental. No hay una sola sociedad, es falso, hay sociedades para las que la autarquía es un valor, que nosotros podemos pensar que están equivocadas, pero para las que es un valor.
2.-No hay afirmaciones falsables en las CCSS. Y este párrafo es un magnífico ejercicio sofista al poner un ejemplo que sabes que no es tal ejemplo (entre otras cosas porque no es un ejemplo de experimento social, sino físico). Las CCSS han de estudiar hechos puros, sin influencias externas, y esos hechos puros nunca se dan en la realidad. Por eso no son falsables, son invalidables.
3.- Gracias por la comprensión 🙂 De todos modos ese tuit no era tuyo, sino de @jzamorabonilla, así que si no te importa, como estamos interpretando palabras ajenas, seguiré interpretándolas como lo hice hasta que su autor me diga lo contrario.
4.- Sí, las coliflores. No importa si queremos abstraer al ser humano y centrarnos en un fenómeno puramente económico. Por lo pronto no existe un fenómeno en el que el ser humano sólo deba decidir en base al precio. Estás tratando de encerrar un comportamiento en un número, y aunque eso efectivamente nos ayuda a conocer mejor la sociedad en virtud de criterios estadísticos no nos lleva a poder afirmar de manera taxativa como otras ciencias identificando el ser con su manifestación. Y efectivamente, subrayo tus palabras: «¿Hay algún dogma epistemológico que prohíba las leyes expresadas en términos estadísticos o QUE SEAN APROXIMADAS A FALTA DE OTRAS MEJORES?» No, no lo hay, siempre en CCSS debemos regirnos por leyes que debemos mantener aunque nos den una información APROXIMADA A FALTAS DE OTRAS MEJORES.
Efectivamente, creo que la segunda parte es ya un problema semántico, ero sobre todo epistemológico que nos llevaría mucho tiempo de discusiones.
Tu definición es tan válida como otras, lo que muestra la posibilidad de utilizar distintas teorías para dar un enfoque epistemológico. Un problema que puede ser insalvable.
Por otro lado con esa definición ¿quién dice que la papiroflexia no es una ciencia?
Hay un debate muy interesante en la línea de este artículo:
http://www.newrepublic.com/article/114754/steven-pinker-leon-wieseltier-debate-science-vs-humanities
Creo que las llamadas humanidades, y cualquier saber en general, deberían tender a validar sus conocimientos como lo hacen las ciencias, sino no dejarán de ser meras especulaciones.
Coincido con el compañero: enriquecedoras, sin duda, todas y cada una de las aportaciones… Al final, todo conocimiento (incluido aquel que llamamos científico), está sujeto a la interpretación… Y con ella, que lo llamemos de verdad pura, mixta o con salsa tártara. Viva, pues, la madre que parió a todas las ciencias y también a las religiones: La filosofía (este es el título incendiario que te propongo para el siguiente post, Juan).
Un abrazo 😉
Para mí la clasificación que no lleva prejuicios en su nombre es la división entre ciencias exactas y ciencias sociales. No acabo de ver el problema en esta nomenclatura.
La economía es un producto humano y, como tal, no puede estar sujeta a ninguna ley universal y eterna. Esa pretensión nació de las ilusiones racionalistas y cientificistas de la Ilustración. Tratar de hallar leyes económicas como si estuvieran fuera de nosotros, en la naturaleza, es un absurdo muy bien aprovechado por aquéllos liberales que identifican economía con la teoría clásica y neoclásica.