El FMI ha solicitado al Gobierno de España que acelere la aplicación de la anunciada devaluación competitiva, así como una nueva rebaja del sueldo de los funcionarios. ¿Qué implicaciones tiene la propuesta?
- La devaluación competitiva se compone, como analizábamos hace unas semanas, de un aumento del IVA compensada con una bajada de las cotizaciones sociales. El objetivo principal es desincentivar las importaciones (al gravar el consumo) e incentivar las exportaciones (reduciendo los costes salariales). Llama la atención que el FMI haya hecho hincapié en la subida de los impuestos indirectos pero no en la rebaja de cotizaciones. Es decir, que al FMI parece preocuparle más la consolidación fiscal que el crecimiento económico.
- La petición de nueva rebaja de salarios públicos apunta también a esta preocupación. El problema de una nueva rebaja es que la capacidad de reducir déficit es reducida por una sencilla razón: puesto que la reducción opera sobre un salario gravado al tipo marginal, mucho más alto que el tipo medio impositivo, la reducción neta del déficit es solo un tercio del recorte, por la pérdida de los ingresos por IRPF y de las cotizaciones a la Seguridad Social.
- El comunicado también menciona la falta de reformas en la liberalización de varios sectores, uno de los aspectos en que más ha defraudado el actual Gobierno. A pesar del famoso anuncio de «cada viernes, una reforma», el problema del sector financiero ha capturado por completo la agenda del Gobierno, que ha dejado en un segundo plano el problema real de la economía española.
- El anuncio del FMI expresa su preocupación por el déficit que el sector público español experimentará en 2012. Como ya avanzamos en Sintetia, la recesión hará imposible la consecución del déficit pactado con la Unión Europea, incluso a pesar de la subida de impuestos. De hecho, no solo podría no cumplirse el límite pactado, sino superarlo con creces (recomendamos analizar el segundo gráfico de esta entrada).
- El fondo solicita también el fin de la desgravación fiscal por primera vivienda. Y aquí sospechamos que no se refiere a la eliminación solo para las futuras compras (cuya reintroducción ya criticamos con dureza), la cual tendría un efecto limitadísimo sobre el déficit, sino a una supresión total retroactiva. El gasto actual en dicha deducción ronda los 5.000 millones de euros anuales (es decir, el 0,5% del PIB) y se trata de uno de los poquísimos instrumentos fiscales justos (se grava a quien tiene patrimonio) y eficientes (lejos de crear una distorsión, la elimina) de que dispone el Gobierno. Este tema merece una futura entrada en Sintetia.
La sostenibilidad fiscal de la economía española parece, por lo tanto, la principal preocupación del FMI, por encima de las consideraciones sobre el crecimiento. Ello puede indicar que el propio Fondo tiene un lógico temor por sus propios fondos. El anuncio no ha convencido a los acreedores de España, que se abstienen de comprar nuestra deuda sin una fuerte prima, y la espiral de falta de confianza hacia el binomio banca-Estado puede seguir creciendo hasta ser totalmente insostenible.
A falta de conocer los detalles concretos del rescate, esto es lo poco que podemos afirmar: el FMI parece temer por su posible parte de la aportación al fondo de rescate.