Jeffrey D. Sachs es profesor de Economía y Director del Earth Institute en la Universidad de Columbia.
Todo país, sea rico o pobre, debe garantizar el acceso universal a la atención de salud primaria, lo que incluye un parto en condiciones seguras, nutrición, vacunas, control de la malaria y servicios clínicos. Cada año, cerca de nueve millones de niños mueren por enfermedades que se podrían haber prevenido o tratado y cerca de 400.000 mujeres fallecen debido a complicaciones del embarazo. Casi todas estas muertes ocurren en los países más pobres del mundo. Evitarlas no sólo reduciría los niveles de sufrimiento, sino que además fomentaría la prosperidad económica en sociedades empobrecidas e inestables.
La mayor barrera para ello es que los países más pobres no tienen los recursos para financiar el acceso universal a la atención de salud primaria, a pesar de que el coste por persona es muy bajo. Gracias a las vacunaciones, las medicinas modernas, los nuevos métodos de diagnóstico, los teléfonos móviles y otras tecnologías de desarrollo reciente, la atención de salud primaria universal es hoy altamente eficaz y muy barata: cerca de 54 dólares por persona al año en los países más pobres.
Sin embargo, debido a lo bajo de sus ingresos, los países más pobres apenas pueden financiar cerca de 14 dólares por persona con sus presupuestos nacionales. Es necesario contar con ayuda financiera del extranjero para cubrir unos 40 dólares por persona al año. Puesto que cerca de mil millones de pobres todavía carecen de atención de salud primaria, la suma total que se necesita ronda los 40 mil millones de dólares al año. En la actualidad, los donantes extranjeros (entre los que se cuentan Estados Unidos, la Unión Europea y Japón) contribuyen aproximadamente un tercio de esa cantidad, unos 14 mil millones de dólares al año.
Copyright: Project Syndicate, 2010.
Traducción: David Meléndez Tormen