En mayo de 2005 conocí al autor polaco Ryszard Kapuściński (1932-2007), uno de los periodistas más importantes del siglo XX. Conversamos, a solas, en una cafetería de Varsovia. Ese fue uno de los momentos estelares de mi vida como lector.
Cuando estás ante un sabio, le preguntas cosas, y una de sus muchas respuestas me impactó mucho. Cuando le pedí la opinión sobre a quién pertenece el futuro, contestó, “a los asiáticos”.
Al interrogar por las razones, dijo, sin dudarlo, “ahorran, son disciplinados, tienen religiones pacíficas, estudian siempre, obedecen a su familia, les gusta aprender”.
Esta forma de vida, probablemente más pausada y menos individualista que buena parte de la occidental, entiendo que facilita una forma sólida de progreso a esa inmensa clase media que genera el continente asiático.
Leer y escribir tienen futuro
Extrapolemos las observaciones de Kapuściński al comentar eso de que “estudian siempre” y vinculémoslas a lo que esto tenga en común con los hábitos de lectura para celebrar todo aquello que genere progreso.
Leer y escribir tienen futuro. Para los que dudan de la solvencia de esta afirmación, sustentada a partir de las reflexiones del genio polaco y también de quien esto escribe, apoyémonos en el éxito — indiscutible para la casi mayoría de los seres humanos— de quienes triunfan en lo material: el epítome del triunfador acostumbra a ser para muchos la persona más rica del mundo. A él vamos:
Jeff Bezos resulta ser un embajador extraordinario en favor de la lectura y la escritura. Hemos podido leer en varios artículos que el fundador de Amazon aplica una regla de oro en su compañía para llegar al éxito: escribir bien.
En un artículo recientemente publicado en Inc., Jessica Stillman nos presenta a Bezos como el hombre que prohibió los PowerPoints en su empresa.
El creador de Amazon tiene fama por muchas razones, y una de sus convicciones es que, si realmente quieres tener éxito en tu carrera, tienes que aprender a escribir bien.
En lugar de las conocidas imágenes de páginas presentadas en horizontal —que sustituyen, algunas veces, a un pensamiento más sólido— pide a sus directivos que le escriban un informe razonado de seis folios.
Jeff Bezos y su obsesión (rentable) por escribir bien
Bezos tiene la cabeza bien amueblada: conoce, sin duda, que lo que no se puede formular con claridad es que no se puede pensar con claridad. Algo similar escuché decir hace años al profesor Antonio Argandoña en una memorable conferencia, cuando nos recordó lo que decían los escolásticos, al apuntar que donde no hay distinción hay confusión.
Sabemos que escribir bien significa ser capaces de pensar las cosas con lucidez para comunicarlas del mismo modo. Además, redactar bien es también una manera de pensar y saber formular problemas complejos.
Escribir, frecuentemente, te ayuda a ser más persuasivo e inteligente. No es de extrañar que Bezos sea un defensor de la escritura. Seguramente él también conoce —y, lo que es más importante, aplica— la conocida frase de Wittgenstein, “los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo».
Bezos añade una observación acaso inesperada para los tiempos acelerados en los que vivimos. Nos recuerda que hay un ingrediente secreto para escribir bien: tener mucho tiempo.
Ya en una de sus 23 cartas a sus accionistas desde la fundación de Amazon, Bezos formulaba un consejo que cualquier persona interesada en perfeccionar su escritura debería tener en cuenta.
«A menudo, cuando un memorándum no es bueno, se debe a un problema de expectativas: creer erróneamente que un memorándum de alto nivel, de seis páginas, puede escribirse en uno o dos días o incluso en unas pocas horas, cuando en realidad puede llevar una semana o más.»
Mente abierta para organizar la empresa más grande del mundo… o para organizar nuestra cabeza
Los mejores memorandos, prosigue, se escriben y reescriben antes de que varios colegas ofrezcan sus comentarios (algo común en el proceso de redactar un artículo para un periódico). Por lo general, es aconsejable que el autor los deje de lado durante unos días antes de volver a incorporar las recomendaciones de personas de su confianza. Para eso es preciso una mente abierta y generosa a aceptar sugerencias. Escribir es un proceso que exige mucho tiempo, porque toda forma de poner pensamientos por escrito que pretendan alcanzar un buen nivel de calidad y llegar a ser claros y profundos, exige revisiones cuidadosas.
Ya sea para dirigir la empresa más grande del mundo o para organizar nuestra cabeza, escribir con claridad es un objetivo recomendable. Leer y escribir cabalgan bien juntos. Lo apoya la contundente sentencia del Presidente Harry S. Truman, “No todos los lectores son líderes, pero todos los líderes son lectores”
El pensamiento razonado necesita tiempo. Se cuenta que a Churchill le pidieron que diese un discurso. Tras aceptar, contestó que necesitaba una semana para redactarlo. Alarmados, para tranquilizarlo —porque les parecía que les pedía demasiado tiempo— le aclararon que solo debía durar cinco minutos, a lo que Churchill respondió que, entonces, necesitaba un mes.
6 pistas sobre leer y escribir que pueden cambiar nuestro mundo
A continuación, algunas pequeñas pistas sobre leer y escribir, que probablemente muchos sepan pero que, sin ser cosas que cambian el mundo, pueden cambiar el nuestro.
1.- Practicar la escritura narrando los sucesos del día a día puede ayudarnos a desarrollar aptitudes sociales y psicológicas, que, a la larga, pueden ser de gran importancia para nuestra vida adulta y nuestro desarrollo vital.
2.- Es importante escribir los sucesos positivos que nos ocurren, así como textos optimistas con mensajes alentadores y inspiracionales. Esto ha demostrado ser una gran ayuda para mejorar el estado de bienestar del ser humano.
3.- Si midiésemos nuestros niveles de estrés antes y después de la escritura, veríamos una mejora considerable de nuestro estado de ánimo. Se ha demostrado que la escritura disminuye las posibilidades de que la salud mental se vea afectada.
4.- Tener una práctica de escritura habitual disminuye las probabilidades de sufrir un deterioro continuado a nivel neuronal que, con la edad, podría ocasionar enfermedades como demencia, Alzheimer…
5.- Escribir sirve como catalizador de las emociones, es decir, aquello de lo que queremos desprendernos lo podemos expulsar en el papel. De esta forma, liberamos el espacio que las emociones negativas tienen en nuestro cerebro.
6.- Escribir (concretamente, a mano) impulsa la capacidad de aprendizaje.
Está demostrado que los estudiantes que toman apuntes en papel consiguen resultados más satisfactorios que aquellos que no lo hacen.