“Una central de energía nuclear es infinitamente más segura que comer, porque cada año trescientas personas se asfixian y mueren mientras comen” (Ian Crofton, Historia de la ciencia sin los trozos aburridos).
Abundando en mi reflexión anterior sobre la ausencia de un modelo válido y sostenible para la política energética en España y aceptado el reto que me lanzaba un lector, he querido incidir en los riesgos y estragos ensayo-error del intervencionismo energético (en forma de subvenciones) y demostrar cómo la incursión en gastos adicionales e innecesarios para la corrección del mismo, queda siempre a cuenta del contribuyente y los consumidores.
Las energías renovables aportan en nuestro país como máximo un 20% del total de la producción. Luego, es una obviedad afirmar que nos vemos en la obligación de generar, como mínimo, el 80% restante por otro medio. Máxime si añadimos que como la intensidad del viento es variable y el sol no siempre sale a gusto de todos, pueden no coincidir con las horas de mayor demanda energética, con lo que el reparto se inclinaría hacia un incremento del porcentaje de la variable menos “verde” de la ecuación.
Descrito el escenario anterior, parece evidente que nos quedan dos opciones:
:: Recurrir a la producción de energía eléctrica por combustión de hidrocarburos -está demostrado que el gas natural y el petróleo son tremendamente volátiles en sus precios; y que el carbón es altamente contaminante y supone no sólo depender de un recurso natural limitado sino de un combustible que requiere una ingente cantidad de materia prima para obtener resultados.
:: Potenciar la utilización de energía nuclear, que permite la producción de electricidad de forma continua al no depender de factores naturales– lo que favorece clarísimamente la planificación– y referirnos a un combustible (fundamentalmente uranio, aunque cada vez en menor medida) con índices de contaminación ambiental por emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero que distan mucho de aproximarse a los valores de la anterior. En términos de eficiencia, su coste representa un 20% de la energía generada e incluso en el caso de imputar los costes de gestión (transporte, manipulado, custodia,…) sigue siendo más barata que la media de tecnologías.
Inmediatamente después de la primera crisis petrolífera (1974), Francia tomó la decisión de apostar por la energía nuclear y aumentar la capacidad de producción de la misma en un contexto de escasez de recursos energéticos autóctonos. La energía nuclear, garantizaba una reducción de las importaciones y el logro de adquirir, con el paso del tiempo, un interesante nivel de independencia energética.
El debate se enfocó en una cuestión esencial y acertada, diseñar la matriz energética del país a medio plazo, considerando una doble vertiente que contemplaba el desarrollo sostenible de la producción tanto a escala europea como a nivel global. Y todo ello, afianzando el trinomio que define la política energética de Francia hasta la actualidad: una gestión adecuada y segura de los residuos energéticos, garantizar la viabilidad y continuidad del suministro y reducir el impacto medioambiental (gases de efecto invernadero).
Gracias al planteamiento, en la actualidad, Francia disfruta de uno de los costes más bajos de energía eléctrica de Europa y cuenta con un nivel muy reducido de emisiones de CO2 per cápita, dado que más del 90% de su electricidad tiene un origen nuclear o hidroeléctrico. Además, nuestros vecinos galos gracias a ello son los segundos (por detrás de EEUU) por cantidad de energía nuclear y primeros por densidad de población.
En el polo opuesto, Alemania, donde la “revolución verde” prometida por la canciller Merkel para prescindir de las centrales atómicas (con fecha límite de cierre de todas ellas en 2022) se ha traducido en un desproporcionado aumento del gasto para los ciudadanos. Alemania paga hoy por el suministro de electricidad un 70% más que en 1998. Y ello, sin tener en cuenta el coste que para los consumidores representa el pago de la tasa de Transición Energética, que asegura que las plantas generadoras con fuentes renovables (solares, eólicas y biomasa) se beneficien de ingresos fijos garantizados por la electricidad que ponen en la red, con independencia de la cotización real de la misma en el mercado. En palabras de Der Spiegel: “los consumidores están obligados a pagar 20.000 millones de euros por una electricidad cuyo valor de mercado apenas alcanza los 3.000 millones de euros”. Una subida que supera con creces el aumento de los salarios y demuestra cómo la puesta en práctica de este tipo de políticas, resulta mucho más cara y compleja de lo previsto inicial y teóricamente.
Problemas organizativos que descansan en un único motivo: una mala planificación. Las plantas marítimas diseñadas para generar energía alternativa hasta 2020 en la misma cantidad que el equivalente a 8 centrales nucleares, por ejemplo, sólo han aportado incidencias e inconvenientes. Mientras unas tienen problemas con el oleaje y las marsopas (se ven obligadas a parar la producción para no perjudicar los ciclos de cría), otras como la de Borkum consumen energía en lugar de generarla. Toda una paradoja.
Sé que muchos estarán pensando en lo impopulares que resultan las centrales nucleares (en España hay 8) a raíz del accidente de Fukushima, pero lo justo es hacer notar las diferencias de riesgo entre la implantación de las mismas y sus características en una isla con altísima probabilidad y frecuencia de terremotos frente a un entorno continental, así como incidir en que los reactores franceses, funcionan con una tecnología distinta a la japonesa. Mientras los primeros (que no han sufrido nunca un accidente y cuya seguridad es modélica) recurren a un sistema denominado de doble circuito (el primer circuito cerrado entra en contacto directo con el reactor a más de 300 grados que a su vez conecta con el segundo circuito, generando vapor suficiente para el funcionamiento de las turbinas generadoras de la electricidad), en los segundos el vapor es producido directamente por un circuito único al pasar directamente por el interior del reactor.
En Francia no existe ningún partido que se cuestione un cambio en el modelo energético nuclear, que representa el 86% de la energía producida, y avanzan en la investigación de un generador de tercera generación de energía nuclear por fusión (más seguro, con menos residuos y que producirá hasta tres veces más energía). Y ello, sin perjuicio de que se incorporen paulatinamente mixes energéticos que combinen con renovables, pero manteniendo muy presente que éstas no pueden ser reemplazo absoluto de la misma en un futuro cercano.
Dos modelos, dos resultados. Blanco nuclear. Juzguen ustedes mismos.
3 Comentarios
Hola María, gracias por ampliar mi punto de vista sobre la energía nuclear, gracias por la invitación a abrir un poco la mente y cuestionarme algunas cosas que daba por inegociables, un saludo.
Hola Manuel:
En primer lugar comentar que me gusta la forma en que desarrollas los razonamientos y que me ha parecido muy interesante tu articulo, sin embargo me gustaria comentar varias cosas. Ire por partes.
-Para empezar la frase de Ian Crofton que citas al principio me parece totalmente injusta y desacertada. Una central nuclear puede a priori parecer mas segura que comer porque provoca menos muertes anuales, pero no se trata de eso, si no del riesgo potencial que tiene cada una de las dos practicas, ya que un fallo en una central puede provocar miles de muertes, mientras comer solo tiene riesgo para aquel que come. Ademas un unico y conocido accidente nuclear como el de Chernobyl provocó mas muertes de las que seguramente se hayan producido en toda la historia de la humanidad por asfixia al comer.
-La premisa se la que partes no es solida: las energias renovables no aportan solo el 20% de la producción, simple y llanamente por el hecho de que esa cifra corresponde a la producción mediante eólico, y solo en hidraulica se consigue al menos un 5% lo cual ya hace que todas juntas superen esa cifra.
-Decir que la energia nuclear no contamina supone una mentira. Si bien es cierto que la emision de CO2 es mucho menor que con hidrocarburos, la contaminacion se produce al hacer la “gestin de residuos» que consiste en enterrar los residuos que tardan en perder su actividad miles de años, contaminado asi el subsuelo, y con ciertos riesgos además, procurandonos asi un pan para hoy hambre para mañana. Cabe decir que si en Francia tambien pensaran que eso no es contaminar, no buscarian construir sus cementerios nucleares en otros paises, estando ademas dispuestos a pagar grandes sumas de dinero por ello. La basura para el vecino.
-Es innegable que la gestion energetica de algunos paises en materia de energias renovables ha sido chapucera, lo cual no quiere decir que no sean viables. No podemos estancarnos en un modelo de produccion de energia con fecha de caducidad , y menos aun sabiendo que destrozamos nuestro planeta con ello. Las reservas de combustible nuclear tambien son finitas y encareceran si algun dia se convierte en modelo mundial, como paso con el petroleo. Como reflexion: pensad que le pasaria a Francia si algun pais proveedor de Uranio entra en un conflicto belico, politico o social que dificulte su comercio hacia Europa.
-Respecto a las centrales y sus diferencias, el diseño de circuito unico es simplemente una chapuza para ahorrar costes, va incluso contra la teoria mas basica de centrales al respecto, pero eso no excluye a las de doble circuito de averia.
-Por otra parte defender la energia nuclear argumentando que se estudia la energia de fusion es, si me lo permites, una cagada. La infamia de la energia nuclear es debida a la energia nuclear de fision, por los riesgos descritos, asi que defender una con la otra es una incongruencia, porque son cosas totalmente distintas, es como mezclar churras con merinas. No tienen nada que ver a pesar de que ambas se llamen nucleares. La energia nuclear de fusion para uso colectivo es como la panacea del abastecimiento electrico del planeta. No utiliza ni los mismos combustibles, ni los mismos reactores, ni siquiera un proceso similar. Fision es como poner un petardo en la cumbre de una montaña y provocar una avalancha, mientras que fusion es lograr que toda esa nieve se vuelva a poner en la montaña y ademas produzca energia a patadas, un milagro de la ciencia que esperemos llegue pronto a ser viable.
Ademas cabe decir que precisamente por esas diferencias las centrales de fision no podrian ser adaptadas para fusion, es decir, 104 plantas obsoletas en EEUU y 58 en Francia.
-los partidos no cuestionan el modelo energetico por que parece muy solido y seria un suicidio politico decir que se van a desmantelar 58 centrales muy caras y que eso ira a cargo del ciudadano, y ademas no tener un plan para sustituir esa golosina que es la independencia energetica de la que son lideres.
Conclusión: La deficiente gestión de lo s sucesivos gobiernos no debe suponer un fuerte freno para el implantamiento de alternativas sostenibles,sanas, ecologicas y renovables.
Perdona me dirigia a Maria Jamardo.