Hoy en día existe un claro consenso sobre la importancia de invertir en I+D, y la Unión Europea ha decidido dar un fuerte impulso a la I+D a través de varios mecanismos entre los que destaca el VII Programa Marco. En España, a pesar del avance en los últimos años, todavía es necesario intensificar este esfuerzo en el mundo empresarial. Es bien conocido que las estadísticas nos colocan bastante por detrás de los principales países europeos en lo que se refiere al del gasto en I+D realizado por empresas. Sin embargo, aunque el diagnóstico es claro, no lo es tanto cuáles son los pasos que se deben dar para lograr alcanzar a los países líderes. En estas líneas intentaré profundizar señalando cuáles son, a mi entender, algunas claves para lograr que las empresas apuesten con más fuerza por la innovación.
Quizás el aspecto más importante en el que hay que centrarse es en la creación de un puente claro entre el mundo empresarial y el investigador (Universidad, centros tecnológicos, etc). A menudo se habla de que el investigador vive de espaldas a la realidad empresarial. Sin embargo, ello no es completamente cierto. La investigación trata de dar respuestas a problemas complejos no resueltos todavía. Muchas veces, la aplicación real de dichas investigaciones no es clara, pero muchos inventos que son de uso habitual hoy en día son el resultado de un esfuerzo investigador que no tenía como objetivo desarrollar esa aplicación concreta. En cualquier caso, que los investigadores dediquen su tiempo a realizar proyectos de investigación ‘básica’ no implica que no puedan abordar problemas de interés empresarial inmediato. Lo necesario es desarrollar un cauce claro de comunicación entre ambos mundos: el de la empresa y el de los centros de investigación.
¿Cómo hacer que esa conexión sea más fluida? En mi opinión, es fundamental lograr que las empresas den el primer paso. Los médicos no van de puerta en puerta explicando a la población cómo les podrían ayudar a curarse en caso de que estuviesen enfermos sino que es la persona que se siente mal la que acude al médico en busca de tratamiento. Del mismo modo, en el caso de la I+D, la empresa es la que tiene que tomar conciencia de que puede beneficiarse de la realización de proyectos de I+D para solucionar problemas de productividad y aprovechar oportunidades en el mercado. Para ello se necesita que haya una cultura innovadora en las empresas que provoque una actitud más proactiva hacia la innovación.
Una herramienta que puede contribuir a acelerar los procesos de innovación en las empresas es fomentar la creación de Departamentos de I+D. Estos departamentos tendrían como misión la identificación de las necesidades de innovación de la empresa, así como establecer la conexión con los organismos de investigación capaces de llevar a cabo los correspondientes proyectos de I+D en colaboración con la empresa. Es importante aclarar que un Departamento de I+D no es sinónimo de realizar la investigación internamente en la empresa ya que ésta se puede externalizar en gran medida a universidades, centros tecnológicos y otros organismos de I+D. Hay un buen número de empresas medianas y grandes que tienen Departamentos formados por un par de personas que aprovechan el potencial tecnológico de una amplia red de entidades colaboradoras. Otra función importante de estos departamentos es la coordinación interna de la planificación y la ejecución de los proyectos de innovación de la empresa. En muchos casos, estos proyectos se inician por técnicos de distintos departamentos que tienen bien identificado un problema y se ponen en contacto con un centro de I+D capaz de resolverlo. El problema está en los pasos siguientes ya que el técnico suele tener que ceder el proceso de negociación del proyecto de I+D a otros Departamentos (compras, gerencia,etc.) que son los encargados de resolver los temas administrativos de la empresa. Es en este proceso donde se dejan de hacer muchos proyectos interesantes que podrían aportar valor a la empresa y el Departamento de I+D puede hacer de facilitador interno de dichos proyectos. La experiencia sugiere que aquellas empresas que tienen responsables de I+D acometen más proyectos exitosos ya que los gestionan con más agilidad que las que no lo tienen.
Por tanto, nuestro gran reto está en lograr que la cultura innovadora sea parte íntegra de la estrategia y del día a día de las empresas. Para ello, hay que crear instrumentos como los Departamentos de I+D que normalicen y generalicen la práctica de establecer colaboraciones efectivas entre las empresas y los centros de I+D. Esta medida, relativamente poco costosa, va dirigida al corazón del problema ya que su fin es ayudar a que las empresas se convenzan de los beneficios que aporta la cultura innovadora independientemente de las subvenciones que se suelen utilizar precisamente para sustituir esa falta de apuesta definitiva por la innovación.
Antonio Álvarez. Profesor de economía de la Universidad de Oviedo y director de la Unidad de Análisis e Innovación de Cajastur.