En una ocasión, hablando con un profesor de pintura, me comentaba su extrañeza y rechazo a que en escuelas e institutos universitarios de arte se enseñe, junto con la parte técnica, materias como filosofía. “Yo sólo creo que los chicos necesitan que les enseñen a pintar, lo otro es accesorio”. Yo me callé y asentí, evitando entrar en un debate que no iba a llevar a ningún lado, pero al mismo tiempo pensando en cómo nos autolimitamos por tener una visión demasiado simplista de la realidad. Sin esa formación en filosofía u otras materias no puramente técnicas, pensaba yo, seríamos incapaces de llevar una realidad distinta y única a un cuadro, y nos limitaríamos a copiar, más o menos fielmente, imágenes que para nosotros, los observadores, carecerían de alma.
La formación transversal, dentro de sus más peregrinas versiones, es una fuente de conocimiento clave para construir nuestra propia visión del mundo y poder así abandonar el ropaje de simple replicador de una realidad ajena. Al conocimiento sólo se llega desde una visión propia, desde una constante duda hacia lo que se nos presenta como cierto.
Suele pasar lo mismo cuando hablo de diseño con empresarios. Suelen entender por esa palabra un desarrollo técnico con un cierto componente artístico, simplificando y limitando demasiado el concepto. No permitiendo mostrar todo su enfoque y contenido humanista. No soy diseñador, no he estudiado diseño, pero llevo varios años trabajando con el diseño, pero no el que entienden los empresarios mencionados, sino un enfoque puramente integral y global del diseño. Voy a explicarme.
Cuando hablo de diseño parto del concepto industrial (diseño industrial), que tiene una serie de principios clave que define muy bien Dieter Rams en su decálogo de cómo tiene que ser el diseño:
1.-Es innovador.
2.-Es útil.
3.-Es estético.
4.-Es comprensible.
5.-Es discreto.
6.-Es honesto.
7.-Es duradero.
8.-Es exhaustivo.
9.-Es respetuoso con el medio ambiente.
10.-Es minimal.
Rams es un diseñador industrial puro, pero son una visión humanista de su trabajo. Esto le permite comprender que el diseño no es sólo algo bello que, además, nos permite hacer cosas, sino que muy al contrario estamos hablando de objetos útiles (fundamentalmente útiles) que además tratan de ser bellos. Y aquí tengamos en cuenta que la belleza es un concepto relativo, pero no la utilidad. Que algo sea bello es discutible, pero no que sea útil. Rams entiende el diseño como un fenómeno completo, con un efecto e influencia compleja en el ser humano.
Ahora bien, ¿cómo afecta esto a las empresas? ¿Por qué digo que es importante que las empresas apliquen el diseño? ¿Y no sólo a sus productos y servicios, sino también a sus procesos? Dice el filósofo y sociólogo Gilles Lipovetsky que el verdadero reto del humanismo es luchar por la calidad, que el ser humano ha conseguido generalizar una serie de servicios y derechos pero que ahora ha de ahondar en ellos y hacerlos más sólidos y completos. Apostar por un modelo social de calidad no quiere decir buscar sellos o insignias que ponerse en el pecho, sino construir un modelo de producto, servicio o empresa enfocado a la calidad, y para ello:
1.-Nos tenemos que centrar en las personas, porque son ellas las que definen qué es calidad.
2.-Introducimos un concepto en constante mejora, porque la calidad no puede ser estática, sino que ha de adaptarse a los cambios que van generándose en el entorno y en los gustos y conocimientos de las personas.
3.-No podemos olvidarnos de la utilidad, porque la calidad sólo está en la utilidad como primer factor de aceptación (sólo se quiere lo que es útil)
4.-Hemos de asumir la segmentación de la calidad, porque al fin y al cabo la calidad no es sino una interpretación de la realidad dotándola de un componente subjetivo.
Así, el diseño, o el enfoque de diseño para ser más exactos, permite construir sobre la calidad puesto que da sentido desde el primer momento a nuestro hacer. Como dice Lipovetsky, un campesino del XIX no contemplaba el paisaje, sino que lo interpretaba desde la utilidad práctica de todo aquello que para él lo era. Somos nosotros los que hemos dotado de estética al paisaje, que ha cambiado en su concepto de utilidad (de la práctica a la estética). Esto implica que el entorno se define desde un sentido concreto, desde un concepto consciente de diseño.
Si como parece cierto, son los modelos de negocio los que definen los entornos urbanos, y son los territorios rurales (y sus recursos) los que marcan qué modelos de negocio son válidos, el diseño ha de ser considerado como un elemento fundamental. Y ese diseño ha de nacer de un enfoque industrial, que nos propone que:
1.-El diseño es humano, puesto que es por y para el ser humano.
2.-El diseño es útil, porque busca solucionar problemas del ser humano.
3.-El diseño es empático, puesto que nos obliga e incita a ponernos en la piel del otro para darle una respuesta a la necesidad que el diseño quiere satisfacer.
4.-El diseño no es estático, pues se adapta a las necesidades de sus beneficiarios.
5.-El diseño tiene voluntad de permanencia, porque quiere solucionar problemas de manera permanente, aunque comprenda que es evolutivo.
6.-El diseño es innovador, porque esa adaptación constante le hace buscar respuestas nuevas a los problemas de las personas.
7.-El diseño es cercano y comprensible, porque ha de ser utilizado por personas que lo han de entender y considerarlo útil.
Diseñar en la empresa se convierte, entonces, en un proceso de búsqueda de soluciones, en el que el ser humano es el centro pero donde también se tiene en cuenta el entorno, los cambios, la inestabilidad y la complejidad de la realidad. Dice mi compañera en Innodriven, Giselle Della Mea, que el mundo no tiene un problema de sostenibilidad, sino de diseño. Del mismo modo las empresas suelen tener problemas de diseño, porque no son capaces de comprender la complejidad del entorno y no ofrecen enfoques globales a los problemas que han de resolver, sino sólo enfocados al mercado, a la pura venta.
Las empresas han de seguir una serie de pasos para incorporar el diseño como elemento de gestión en sus procesos:
1.-Asumir la complejidad del entorno.
2.-Pensar más allá del mercado. No se trata sólo de vender, sino de solucionar problemas.
3.-Tener al ser humano en el centro de la reflexión, de cualquier reflexión.
4.-Ser consciente del valor del conocimiento y de su uso. La información y el conocimiento no tienen valor en cuanto que se poseen, sino que lo tienen en cuanto que se comparten y se usan.
5.-Construir un ecosistema interno de conocimiento.
6.-Ampliarlo con un ecosistema externo de conocimiento.
7.-Pensar globalmente.
8.-Pensar evolutivamente. El cambio y la adaptación son constantes.
9.-Integrar el error dentro de la normalidad del día a día tratando de sacar la mayor información posible de ese error.
Con el diseño tratamos de solucionar problemas, de ser útiles y relevantes, de asumir la complejidad como algo natural. El diseño no es crear cosas bonitas, es crear soluciones útiles y profundamente humanas. Diseñando modelos de negocio trabajamos desde una perspectiva del cliente y lo ponemos en su contexto social, tratando de aportarle beneficios más allá de la mera satisfacción momentánea de la compra. El diseño, entendido como la aplicación de sus principios a la empresa, nos permite construir una ventaja competitiva a veces insalvable para los otros. Diseñar es aportar soluciones y tratar de construir un entorno mejor.
1 Comentario
Juan.
El diccionario de la R.A.E. define inteligencia como la “Capacidad de resolver problemas” y define ingenio como la “Facultad del hombre para discurrir o inventar con prontitud y facilidad”.
Por lo que con inteligencia e ingenio se desarrolla la innovación. Y una de las metodologias (o filosofias) a considerar es la del diseño.
Por ello la formación de profesionales dedicados a «resolver problemas» deberia incluir asignaturas «divergentes» para provocar la capacidad de ruptura mental.
El decalogo de Dieter Rams es interesante porque se puede implementar como un check-list a la hora de realizar el diseño de un producto, un servicio, un proceso, un modelo de negocio, etc. Ahora bien, se requiere en cada circunstancia una comprensión del significado de cada uno de esos puntos.
Es el esquema equivalente a la metodologia Triz.
Saludos.
Gian-Lluís