¿Qué factores han llevado a Australia a evitar la mayor crisis económica de las últimas décadas? El caso australiano se encuentra presente en los debates de política económica, especialmente la trayectoria de su política monetaria. El deflactor promedio del PIB australiano se situó alrededor del 4% durante el período 2000 – 2008, una cifra significativamente superior al resto del mundo desarrollado. En este mismo período, el PIB nominal creció al 7,4%.
Según el análisis de varios expertos (Andy Harless, del Atlantic Asset Management, Scott Sumner, de la Universidad de Bentley o Matthew Yglesias, del Center for American Progress Action Fund), la mayor tasa de inflación ha permitido a Australia un mayor margen de maniobra en su política monetaria. Mientras en Europa y Estados Unidos los tipos de interés alcanzaron pronto el suelo en sus tipos de interés nominal, Australia pudo hacer creíble y ejecutar una inflación objetivo que evitase el desplome del PIB nominal.
La brusca caída del PIB nominal, unida a las rigideces de precios y salarios a la baja, ahondó el problema de desempleo en las principales áreas económicas del hemisferio norte. Las soluciones a la trampa de la liquidez han guiado los drásticos cambios en la política monetaria. La Reserva Federal y el Banco Central Europeo han expandido sus balances desde el inicio de la crisis comprando nuevos tipos de activos, principalmente bonos poco líquidos, muchos de ellos de dudosa calidad.
La economía australiana, sin embargo, ha conseguido sortear la recesión, creciendo un 0,4% en términos reales, según las primeras estimaciones, mientras la tasa de paro descendía del 4,4% al 4,2%. Otros analistas defienden que la fortaleza de la economía china explica en gran parte el éxito australiano, dada la gran dependencia del mercado asiático en su sector exterior. Pero la capacidad del Banco de Australia de evitar una caída brusca en el PIB nominal a través de un mayor objetivo de inflación se configura como una posible lección de cara a futuras crisis financieras.