De la planificación a la ejecución de la innovación

16 diciembre 2015

Mucho se habla de cómo generar ideas creativas y potencialmente innovadoras, de cómo diseñar productos y servicios disruptivos y que tengan la capacidad de colocar a nuestra empresa en una posición de relevancia en el mercado. Pero a veces se nos olvida dar el siguiente paso, el que nos lleva de la idea a la ejecución, de lo abstracto a lo concreto, de pensar en la empresa a examinarnos en el mercado. Es cierto que hay metodologías, como el Design Thinking, que ya trabajan con lo concreto, que ya reflexionan desde el mercado y desde las personas que lo forman, pero no podemos olvidar que esos productos y servicios que somos capaces de diseñar han de ser sostenibles y han de poder ser gestionados por las organizaciones. De nada sirve diseñar un producto que responde perfectamente a las necesidades de mis potenciales clientes si luego no soy capaz de gestionarlo.

Por todo ello voy a nombrar, sin ánimo de ser exhaustivo y consciente de que pueda ser ampliado, algunos puntos que creo que son necesarios tener en cuenta en estas fases de ejecución y materialización de la innovación.

Todo empieza por un modelo de negocio

Para mí es el primer paso. Imprescindible. Si no tienes modelo de negocio lo más normal es que malgastes recursos, pierdas foco o ejecutes de manera deficiente. Lo curioso es que todos tenemos modelos de negocio en nuestros proyectos, pero algunos son implícitos y desconocidos (y producen deficiencias de gestión de recursos) y otros son explícitos y conocidos (y ayudan a maximizar los recursos disponibles). Trabaja en el modelo de negocio, en cómo afecta la innovación a tu mercado, a tus segmentos de clientes, a tus costes, a tus proveedores, incluso a tu posición en el mercado.

No importa que gestiones una empresa o una ONG o un ayuntamiento, todos necesitan un modelo de negocio, porque al fin y al cabo cualquier organización tiene un doble objetivo: entregar valor a su entorno (mercado, sociedad, municipio…) y captar valor de él, sea éste como sea (monetario, conocimiento, impacto social, votos…).

Cuando trabajo con emprendedores siempre lamento lo que cuesta convencerles de la importancia de tener ese modelo de negocio. Por muy potencialmente innovadora que sea su idea, no es nada sin un modelo de negocio que la lleve al mercado. Pero para la mayoría parece ser más importante trabajar en la idea y buscar financiación, saltándose los pasos intermedios de la validación y el modelo de negocio, fundamentales si quieres crear de verdad un producto o servicio innovador (o un producto o servicio a secas).

Ten en cuenta los recursos disponibles

No es lo mismo la fase de ideación y creación que la fase de ejecución, los recursos que se necesitan son distintos, tanto humanos como monetarios, y hemos de ser conscientes de que la innovación se ha de implantar y, lo que es incluso más importante, gestionar. Segittur sacó su programa de Destinos Turísticos Inteligentes, que he criticado en algunos foros como en esta página, pero que al fin y al cabo busca mejorar la competitividad de los destinos. El caso es que una de sus acciones es la implantación de una red wifi en el destino, pues bien, hay algún destino que lleva más de dos años sin pagar a su proveedor de wifi.

Los post-its lo aguantan todo, pero la innovación no se puede quedar en unos papelitos de colores pegados en la pared, y que conste que soy ferviente defensor y usuario del pensamiento visual, pero también soy consciente de su lugar dentro de la partida. Si no eres capaz de tener y gestionar un equipo con el número y el conocimiento necesarios y con los recursos económicos imprescindibles para ejecutar la innovación, esa innovación no es para ti. Sigue buscando, ideando y creando hasta encontrar algo que puedas gestionar y ejecutar.

Ten en cuenta los recursos de que puedas disponer

Si no tienes recursos disponibles o no llegas a los deseables mira a ver cómo puedes acceder a esos recursos y si es posible integrarlos en tu organización. Es posible que estemos hablando de integrar equipos externos que complementen a los propios, o acceder a financiación ajena. Estrategias como la Innovación Abierta te van a ayudar a integrar recursos externos. Pero cuidado, hay que saber gestionar este tipo de procesos y eso en ocasiones requiere de un cambio mental olvidando o redefiniendo el concepto de “propiedad del conocimiento”.

Entiende la innovación como un proceso continuo, no como un hecho puntual

En cualquier caso he de tener muy claro que he de valorar no sólo la fase de implantación, sino también la de mantenimiento y gestión. De nada me va a servir disponer de un buen equipo para implantar la innovación en el mercado si luego no puedo disponer de él (u otro necesario) para el mantenimiento de esa innovación.

Me he encontrado muchas veces con hoteles que sacan nuevos servicios, ya sea en recepción, bares o restaurante, con un componente de innovación interesante pero que luego no mejoran la capacitación de sus trabajadores o aumentan el número de los mismos en caso de que fuera necesario, con lo que los nuevos servicios no terminan de implantarse como debieran y los antiguos sufren problemas de mala gestión.

La innovación no es un hecho puntual, sino que es un proceso constante de ideación, materialización, ejecución y revisión.

No innova un departamento, innova toda la organización

No importa que hayamos asignado la parte del león de la innovación a un departamento o a una sección de nuestra organización, innova toda la empresa. Y esto es así porque:

1.-Toda la organización ha de estar al tanto de los cambios que se van a producir puesto que de un modo u otro les afecta. No es la primera vez que me encuentro con personal del front office que no está al tanto (o no tiene toda la información) de los nuevos producto o servicios de la empresa.

2.-Una estrategia de innovación transversal es más eficaz porque implica a toda la organización, lo que la hace sentirse partícipe de la misma, y aumenta las fuentes de conocimiento.

3.-De un modo u otro toda la organización participa en la gestión, puesto que la innovación no pretende un impacto departamental, sino que busca un impacto en toda la organización.

Implicar a todos los departamentos se hace necesario e imprescindible bajo estas circunstancias.

No olvides la parte mental y cultural

Me encuentro con organizaciones que piensan que se innova únicamente aplicando procesos de innovación. Esto te puede ayudar en el primer impulso, pero si la organización no está comprometida y se lo cree, si no ve en la dirección a los primeros que apuestan por lo nuevo que va a venir, ese impulso se pierde en el día a día, la innovación se ve como algo excepcional y puntual y la ejecución y gestión fracasa.

La innovación no sólo son procesos, también es un estado mental de la organización.

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Planifica la implantación

Algunas innovaciones tienen una implantación más inmediata: cuando innovamos en producto nuestras necesidades se centran en informar a toda la organización y ver qué implicaciones puede tener para cada departamento, pero la innovación en sí está muy localizada. Otras innovaciones son, sin embargo, más complejas porque puede que requieran de fases de implantación: si innovamos en procesos es posible que debamos ir introduciendo los cambios poco a poco, departamento por departamento, hasta que toda la organización esté integrada.

Gestiona las resistencias

Siempre vas a encontrar resistencia al cambio, ya sea dentro de la empresa o en el entorno. Has de ser capaz de gestionar esa resistencia primero detectándola, luego comprendiéndola y luego tratando de solucionarla. Las resistencias internas suelen ser fruto de una predisposición a mantener un status quo que el que lo quiere mantener cree que es beneficioso para él. En ocasiones esto es fruto de la falta de información, en otras en puro inmovilismo. La movilidad e incluso el despido son opciones, aunque a utilizar cuando no hay más remedio, sobre todo el despido.

Las resistencias externas pueden ser fruto de estructuras del mercado que son difíciles de cambiar. Pueden ser más difíciles de gestionar, porque en muchos casos no depende de nosotros, pero hemos de ser conscientes de su existencia y del impacto que va a tener, o puede tener, en nosotros.

Estos, y otros puntos, hemos de tener en cuenta a la hora de implantar la innovación. No he querido ser exhaustivo y por supuesto se pueden añadir más puntos, por eso sería interesante que ofrecierais vuestra opinión y añadierais aquellos puntos que creáis interesante de tener en cuenta.

Artículo escrito por Juan Sobejano

Fundador de Innodriven, consultor de innovación en Innolandia y profesor

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