Hace unos días publicábamos en Sintetia un divertimento sobre economía-ficción que planteaba la creación de una nueva moneda de reserva respaldada con oro por parte de China. Aunque sólo se trataba de eso, de un divertimento, decíamos entonces que tal escenario no dista mucho de ser una realidad factible, por culpa un sistema monetario frágil y deficiente.
El artículo dio pie a interesantes observacones, puntualizaciones y críticas de los lectores, tanto en el blog como en las redes sociales. Algunas de ellas se referían a la poca evidencia empírica existente para sustentar una situación como la descrita, así como un cierto escepticismo sobre la posibilidad de que China «ataque» económicamente a los Estados Unidos, puesto que es es el mayor tenedor extranjero de deuda americana (unos 1,3 billones según el Tesoro). Merece la pena profundizar un poco en tales aspectos.
El escenario planteado es plausible y merecedor de atención. Los motivos para desdencadenar acciones similares no escapan a ningún observador atento de la realidad actual. Por otra parte, hoy más que nunca, se dispone de los medios para efectuarlas, tanto tecnológicos como de potencia económica. Finalmente, las debilidades sistémicas del sistema financiero proporcionan la oportunidad para su éxito. Motivos, medios, oportunidad… la tríada básica para considerar cualquier amenaza estratégica. Y no les quepa duda: los departamentos de inteligencia económica la tienen en sus casos de estudio.
En cuanto a China, el gigante asiático ha sido el gran fabricante de Occidente y receptor neto de la deslocalización manufacturera mundial, manteniendo a su vez una imparable progresión tecnológica. China y Estados Unidos mantienen una rivalidad decisiva en el tablero económico global, y han utilizado a su favor la supremacía del dólar en un caso y el control del tipo de cambio del yuan en el otro . La estrecha interdependencia entre ambas naciones complica si cabe aún más el panorama. China ha dependido de Estados Unidos como destinatario clave de su producción; Estados Unidos necesita de China para financiarse. A China, en principio, no le interesa una quiebra de la economía americana, que pondría en delicada situación sus reservas. Pese a las tensiones estratégicas, Estados Unidos tiene en China un contrapeso de poder en Asia, especialmente decisivo ante países como Irán o Corea del Norte. Aunque ni uno ni otro podrían en principio romper esos lazos sin provocarse daños severos, sigue resultando lícito preguntarse si sería posible quebrar la hegemonía estadounidense mediante un ataque directo contra su buque insignia, el dólar.
De hecho, ni siquiera sería necesario que China creara una moneda de reserva para comprometer el futuro del dólar. Su posición acreedora con los Estados Unidos le otorga unos potentes recursos “ofensivos”. James Rickards, ya mencionado en entradas anteriores, estima que bastaría con desprenderse de una pequeña parte de sus activos con vencimiento más largo y anunciar su intención de seguir vendiendo en el futuro. Además de una inmediata crisis de confianza en los mercados, dicha acción provocaría una subida muy importante de los tipos de interés estadounidenses a medio y largo plazo, con los efectos destructivos encadenados sobre su frágil economía descritos en nuestro primer artículo. China sería capaz de hacerlo, además, mitigando el impacto de tal acción en su propia economía. Sus alternativas son múltiples:
– El gigante asiático arriesgaría únicamente los valores utilizados en su acción inicial. Para no comprometer el resto de su cartera de títulos de deuda, sólo sería necesario mantener dichos títulos hasta su vencimiento, percibiendo entonces el 100% de su valor, sin pérdidas .
– Por otra parte, China podría compensar la caída de sus exportaciones a Estados Unidos enfocándose en otros mercados alternativos, tanto los tradicionales (Unión Europea, Hong Kong, Japón, Corea del Sur) como los emergentes (en América del Sur y África), así como reequilibrando su modelo económico mediante el impulso definitivo a su demanda interna (con un enorme potencial de crecimiento).
En definitiva, de una u otra manera, los medios para un «ataque» financiero a la economía estadounidense existen. Y, como apuntamos al principio de esta entrada, es muy posible que el interés en efectuarlo también.
Son numerosos los países (especialmente los BRIC, grandes tenedores de dólares) que favorecerían una nueva moneda de reserva como medida para diversificar sus carteras y reducir riesgos. China está claramente decidida a reforzar el papel del yuan en este sentido. Los muy importantes acuerdos de swap de divisas que ha venido realizando en los últimos años (recientemente con la eurozona y Reino Unido) atestiguan dicha tendencia.
En este punto, cabe preguntarse: ¿cómo podrían responder los Estados Unidos ante tales acciones financieras ofensivas? ¿Exisitiría la posiblidad de un contraataque económico? Les animo a reflexionar sobre ello y a presentar sus ideas.
3 Comentarios
El artículo es muy acertado. China tiene un arma económica muy temible contra USA, al ser el mayor poseedor de deuda pública estadounidense, con el potencial de desencadenar un auténtico tsunami financiero. Sin embargo, me temo que las inter-relaciones a nivel mundial serían mucho más complejas e impredecibles, la hecatombe que esto generaría no sólo en EE.UU. sino en todo el mundo hacen que la posibilidad sea inverosímil. Si se produjera, probablemente desencadenaría el fin de la sociedad cómo hoy la conocemos y una escalada bélica sin precedentes. ¿En qué beneficiaria esto a China?
Sun Tzu: «Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla». Finalmente, creo que disponer de la propia amenaza sirve mejor a los intereses chinos, que la ejecución de la misma.
Un saludo.
China, dentro de pocos años será el dominante de la economía mundial. Lo será por habitantes, por economía y por poseer la mayor reserva de divisas tanto de Estados Unidos, como de Europa.
Javier, tu comentario, en especial su conclusión final, me parece de lo más acertado y complementa muy bien las ideas del post. Muchas gracias.
En cuanto a China, pese a su enorme potencial. todavía le queda un camino difícil de recorrer, pues son muchas las reformas oendientes y los desajustes que arreglar. En este sentido, los resultados del último congreso resultan algo decepcionantes. Veremos.