El Banco Central Europeo (BCE) ha dado un golpe de efecto importante en la tarde de hoy, anunciando por sorpresa una medida restrictiva: hasta ahora, los bancos podían acudir a por dinero al BCE depositando como garantía cierto tipo de activos (el llamado colateral), pero a partir de hoy podrán hacerlo con un tipo de activo menos: los bonos propios con aval del Estado. Esta parece ser la primera actuación coherente con el conjunto de acuerdos que se alcanzaron en la pasada cumbre. En esta breve nota os intentamos explicar la primera de las medidas que pueden encaminarnos hacia la unión bancaria, a la cual todavía no hemos dedicado un análisis más extenso porque aún no tenemos prácticamente ninguna información precisa sobre la misma.
Hasta ahora, los bancos podían usar la siguiente estrategia para captar financiación a través del BCE:
- Pedían un aval al Estado, por el cual pagaban alrededor de 90 puntos básicos anuales de intereses; sirva este dato como ilustración de la media del sistema financiero español.
- Emitían un bono garantizado, por el Estado claro.
- Iban al BCE con ese bono y lo depositaban como garantía a cambio de dinero (liquidez).
Como el bono depositado estaba garantizado por el Estado, no se contabilizaba como “deuda propia” de la entidad financiera. ¿Por qué el BCE no aceptaba bonos sin garantizar por el Estado? Fácil, el BCE no permite llevar deuda propia de una entidad como garantía a cambio de dinero puesto que los bancos podrían emitirla sobre la marcha para captar fondos del BCE, y de nada serviría dejar como garantía un bono propio para pedir dinero, puesto que si no devuelves el dinero al BCE, tampoco el BCE va a poder recuperar su dinero a partir de un bono de un banco que ha impagado. Es decir, que el BCE cubría el riesgo de asumir el bono de un banco gracias a que tenía el respaldo del Estado, porque de otra manera no le prestaría dinero o, al menos, no en todos los casos.
Pues bien, la novedad de esta tarde (y que de momento parece pasar desapercibida, pero es sumamente importante) es que esta estrategia de generar liquidez por parte de los bancos, se corta. Y esto es importante porque lo que hemos hecho hasta ahora no lo vamos a poder hacer más. Por ejemplo, entidades como Bankia-BFA han usado este sistema en la última gran subasta de dinero del BCE (la famosa LTRO) para obtener dinero. Esta entidad emitió bonos con aval público con cargo al programa de avales del Tesoro de 2012 con un importe de hasta 12.000 millones de euros. Si tuviera que emitir más (como cabría esperar sin la novedad de esta tarde), con la nueva restricción del BCE esto ya nunca más se podrá hacer… a no ser que la entidad presente un plan de financiación (viabilidad) ante el propio Banco Central.
¿Por qué esto es importante? Porque el BCE da un paso atrás, deja de ser acomodaticio “en todo” (deja de aceptar cualquier tipo de activo como colateral) y comienza a situarse estratégicamente para ser él, y no los Estados Nacionales de la Zona Euro, el que revisa unilateralmente las condiciones por las cuales puede decidir si “salvar o no salvar” a una entidad financiera.
Esta estrategia nos recuerda a lo que hacía el FROB en España, cuando, para inyectar preferentes a un banco pedía antes un “plan de viabilidad”. Es decir, esta estrategia es lo que hace… ¡un regulador bancario! Y en este caso, un regulador bancario para toda Europa. Es el principio, o al menos eso parece, para una Unión Bancaria Europea.
Sin tener mucha más información, y a falta de lo que se anuncie en la reunión del BCE del jueves que viene día 5 de julio (donde por cierto se espera una bajada de tipos de interés de 25 puntos básicos, según el consenso de analistas del mercado) todo apunta a que el BCE puede estar dando el primer movimiento para actuar como regulador único europeo.
¿Es esto bueno? En realidad, sí. Parece (y repito, parece, pues nos falta mucha información) una medida restrictiva pero coherente con un futuro de medidas que apunten hacia la unión bancaria europea, siempre de la mano de una estricta supervisión y regulación única del BCE. Digamos que antes de esta medida había 17 grifos en la Zona Euro, que eran los Estados, que avalaban (o podían hacerlo) a sus bancos para que capturen, sin mayores problemas, liquidez en el BCE. Todos estos grifos se cierran y se abre un único grifo, el del BCE. Ahora hay que rendir cuentas a un único regulador.
¿Puede poner esto en aprietos a las instituciones financieras españolas? Posiblemente sí, porque es más fácil convencer al Estado para que te avale que al BCE. Pero desde luego les va a exigir hacer “mejor” sus deberes y mostrar más credibilidad frente a un supervisor global. Esto, en sí mismo, puede ser una gran medida. El problema es que los mercados desconfíen de que nuestra banca no logre esa liquidez en el BCE con los nuevos mecanismos y aumenten sus problemas. Aún es pronto para saberlo, pero queríamos anunciar estas novedades a nuestros lectores porque consideramos son de gran interés. Cuando tengamos más información, profundizaremos en las consecuencias.