Atención, lo que van leer a continuación puede herir su sensibilidad.

Para entender lo absurdo de la propuesta económica de Podemos imaginemos que decimos:

«Propuesta de Infraestructuras de Podemos: eliminar las curvas de la carretera, porque la ciudadanía se merece ir siempre en línea recta desde sus casas a sus trabajos, ya sea tanto en coche como a pie.»

Fuente: El Diario

Igualdad para todos, y dejemos de beneficiar a las constructoras que nos ponen las curvas para molestarnos. Absurdo ¿verdad? Físicamente ojalá todo pudiera ir recto, y poder recorrer la mínima distancia entre dos puntos, pero los geógrafos y los ingenieros nos enseñan que esto de las curvas no es un capricho, sino una necesidad.

Lo mismo ocurre hoy con la propuesta económica de Podemos, dicen textualmente que se debe “transformar el ICO para que reciba créditos del BCE». Es decir, el señor Vicenç Navarro y Torres han encontrado la solución a la falta de liquidez de la PYME en España, pedir dinero al BCE. ¿Creen que esto no se le ha ocurrido a nadie antes? Acaso ¿ni siquiera leen la prensa? Resulta que el ICO ya pidió dinero al BCE, lo que propone ya se hace. En concreto, el ICO en 2012 ya solicitó 20.000 millones de euros.

Lo siguiente es decir frases que quedan bien, como “el crédito es un derecho”. ¿Acaso tú, lector, dejarías 50 euros a cualquier persona? ¿Aceptarías que con tus impuestos se creara una banca pública que diera 50 euros, sin más, porque es un derecho? ¿De verdad creen que esto es una propuesta seria para gestionar un país?

No vamos a volver a la auditoria ciudadana de la deuda, aunque insisten en esta falacia en su presentación oficial del borrador del proyecto económico #TorresNavarro. Llama cuanto menos la atención que, según las encuestas, la segunda fuerza política de un país presente una propuesta inviable técnicamente, o directamente presenten como novedades cosas que ya se están haciendo.

De la experiencia del primer post sobre Falacias Financieras de Pablo Iglesias aprendimos con los comentaristas que a Podemos  se le concede el beneficio de la duda como nuevo partido. «No son financieros, ya aprenderán», o «Yo no entendía… entendía que en realidad querían decir …».

La confusión está bien para un debate entre amigos, pero ¿realmente quieren que nos fiemos de alguien con una propuesta estrella como que el ICO se transforme para que pueda pedir dinero al BCE, en las mismas condiciones que la banca privada, cuando esto ya es un hecho?  Si tan siquiera han identificado el problema ¿cómo nos vamos a fiar de su solución?

Obviamente la ciudadanía se merece muchas cosas, pero la primera es la verdad. Hoy Pablo Iglesias y los profesores Navarro y Torres han mentido, por omisión de la verdad. Y tan malo es mentir por omisión como por acción.

«Cualquier frase corta sobre Economía es inherentemente falsa«. Deberíamos grabarnos esto en nuestras mentes y respetar mucho más la labor de gestión pública que ya realiza nuestro Estado, que no nuestro Gobierno.

La gestión pública es una rama compleja compuesta por profesionales de muchas líneas de trabajo distintos (juristas, economistas, ingenieros…), y hoy parece que la confundimos con la labor política que actúa en paralelo. Pero detrás de un Gobierno hay un Estado, y muchos profesionales, y los políticos pasan, pero los Estados permanecen.

Si bien es deseable que la ciudadanía opine y aporte conversaciones de valor sobre la estrategia y el rumbo al que aspiramos como sociedad, la pregunta relevante es ¿es eficiente o incluso deseable que todo el mundo opine de todo? Cualquier experto en gestión de personas sabe que delegar es primordial para la organización de todo colectivo. Por ejemplo ¿se imaginan opinar sobre la clausulas técnicas del colateral que los bancos tienen derecho a utilizar contra el Banco Central Europeo? Por supuesto que habrá profesionales que puedan gestionar esto mejor que nosotros (al menos los aquí firmantes), y que en España acumulamos mucho expertise en la gestión pública como para salir a la luz pública con unas cuantas ideas simplistas, sin valorar y, lo peor, sin conocer en profundidad lo que ya se está haciendo.

Lo mismo ocurre con temas de infraestructuras, gestión ambiental o sanidad. ¿A quién pondría al frente de la gestión de una crisis como la del ébola o en quién confiaría si le tienen que operar del corazón mañana?

Pablo Iglesias nos demuestra que hemos perdido la confianza en los políticos como representantes, pero en realidad su engaño está en confundir la figura de político con la de gestores. Y si perdemos la calidad de la gestión pública por culpa de los representantes, estamos matando al mensaje por culpa del mensajero.

El BCE no tiene la solución al crédito a la PYME, porque por temas de oferta no hay vías mágicas que explorar a estas alturas. Quizás la demanda tenga más que decir. Mientras, no es sano dejarnos llevar por ideas poco fundamentadas y contrastadas con la realidad. Los problemas, sobre todo los grandes problemas, no tienen soluciones fáciles y lineales.

Seamos exigentes con Podemos, ¡por favor! Hay potencial para romper el bipartidismo, y la ‘competencia’ que están introduciendo en el sistema es realmente positiva, como lo es su capacidad para tocar las conciencias y remover los asientos de una clase política anclada y desconectada de muchas realidades. Pero que esto no venga a costa de banalidades como las que hoy oímos, porque, al menos a nosotros, nos transmiten mucha desconfianza.