¿Cómo empezar a hablarte de algo que no es ni nuevo, ni está de moda, ni es cool, pero todo el mundo está empeñado en que así sea? Pues empezaré por el principio, y es que voy a hablarte de lo que es el coaching (y por ende, de lo que no es) desde mi visión como psicóloga. Intentaré hacerlo de la forma más objetiva posible, pero ¿cómo despojarme de mi profesión y de los conocimientos y experiencias adquiridos en estos últimos 20 años?
El coaching es una técnica, metodología, procedimiento o proceso, pero no una disciplina ni una profesión, al menos de momento. Es una forma de trabajar utilizada por diferentes profesionales y siempre enfocada a acompañar en la fijación y consecución de objetivos de las personas con las que se trabaja.
Tendrán que pasar todavía unos cuantos años, y pesados trámites burocráticos, para poder tratar formalmente al coaching como profesión y que su presencia en las universidades sea catalogada como una carrera profesional. Pero esa ya es una guerra en la que, al menos de momento, no me apetece entrar.
Los procesos de coaching (que así se denomina el término) se desarrollan en múltiples ámbitos: personal, ejecutivo, organizacional, etc. Aunque yo siempre he sostenido que al ser un proceso que se desarrolla con y para personas, es muy difícil separar los ámbitos en los que se intenta parcelar al coaching. Considero que, como cualquier disciplina en desarrollo, busca targets adecuados para los clientes a los que se dirige y se nutre de técnicas de marketing con el fin de ampliar mercados y al mismo tiempo, especializar su aplicación. Y no digo que no sea correcto, sino que me resulta muy complejo separar la parte personal, de la laboral, del rol… porque todos ellos forman parte del objetivo central del coaching: la persona.
Y ahora la pregunta del millón: ¿quién puede ser coach?Pues potencialmente cualquiera….cualquiera que posea unas determinadas competencias para desarrollar labores tan complejas (y satisfactorias) como las de acompañar a personas en procesos de cambios y mejora vitales. Te estoy hablando de saber escuchar, comunicar, empatizar, analizar, sintetizar. Pero también de ser honesto, ponerse al servicio del otro, crear conciencia, aprender permanentemente y un sin fin de aptitudes que tienen más de actitud que de conocimiento.
Prefiero dejar a tu criterio la decisión final sobre qué tipo de profesionales podrían denominarse coach, aún así me gustaría aclararte algún punto que defiendo desde hace tiempo.
Para mí es primordial una formación sobre el comportamiento humano, sobre la estructura cerebral donde se asientan los procesos cognitivos básicos (memoria, aprendizaje, atención, razonamiento), y sobre todo, en psicopatología. Un profesional que trabaje aspectos del desarrollo personal y profesional de las personas, de la manera en la que pretende hacerlo el coaching, debe tener nociones más que profundas sobre los diferentes trastornos psicopatológicos que se pueden dar en el ser humano. Y no con el objetivo de diagnosticar, sino de discernir, de percibir, que “algo” no está yendo bien y no es objeto de este campo. Porque se me olvidó decirte al principio, que el coaching, no es terapia, ni psicoterapia, ya que no es psicología, al menos en parte.
Volviendo al tema de la titulación o certificación (eso da para otro post) necesaria, valora tú mismo qué profesiones tienen más vinculación con los aspectos que trata el coaching. ¿Puede ser más profesional un ingeniero que un psicólogo en estos aspectos? ¿Puede presentar más aptitudes de las citadas arriba un abogado que un terapeuta? Por supuesto! Pero ¿cómo determinar quién es apto y quién no?¿Qué tipo de criba podríamos utilizar? Si lo entendemos como una metodología transversal y de largo recorrido, sería más fácil comprender que cualquiera puede ejercer como coach. Pero si queremos hacer de ello una profesión, deberá ceñirse, al menos en parte, a los cánones de las disciplinas a las cuales quiere equipararse. Por lo tanto, creo que sería interesante tomarse en serio las horas mínimas de formación, los contenidos imprescindibles que deben abordar, la necesidades de tutorización y supervisión de prácticas, la necesidad o no de requisitos previos.
Todo esto ya lo hacen las principales asociaciones internacionales y nacionales, pero son eso, asociaciones. Se dedican a definir estos aspectos sobre los que sería realmente importante que empecemos a tener en cuenta para poder adquirir un criterio formado sobre el asunto. Y también a acreditar a todos aquellos que hayamos pasado/pagado por su formación, supervisión, requisitos, etc. ¿Qué consiguen con ello? Intentar (y digo bien, intentar) dotar de profesionalidad lo que de momento se queda en metodología, pero quizás no sea suficiente. Se necesitan más pasos para crear unas bases sólidas y poder hablar de una nueva disciplina. Cierto que los tiempos cambian, haciendo que determinados oficios queden en el olvido y dejen paso a nuevas profesiones. Pero ya que lo hacemos, hagámoslo bien, mejor que hasta ahora, al menos, y disipemos el espeso humo que se cierne sobre el término y todo lo que rodea el coaching. Ese humo tiene un origen, y cuanto primero lo atajemos, más claridad aportaremos al horizonte que tenemos frente a nosotros.
Antes de finalizar, no quisiera dejar de contarte que el origen del coaching no está en los años 70 con el famoso “The inner game of tennis” de W. T. Gallwey, sino que se remonta a la época de los filósofos griegos unos 400 años a. C. con el método socrático, una de las bases del coaching. Irónicamente, pretendemos poner de moda una nueva profesión basada en una disciplina destinada a desaparecer de las aulas como es la filosofía. Complejidades del ser humano…
¿Comprendes ahora por qué no puedo decir que sea algo novedoso? Quizás sea relativamente reciente su aplicación en el ámbito de la empresa, o la búsqueda de interesantes nombres comerciales, que además bañamos con la enjundia que dan los términos en inglés. Pero ayudar a que las personas lleguen a tomar consciencia de sí mismos y de sus vidas, a tomar decisiones sin miedos y a conseguir sus objetivos a través de la mayéutica (basado en preguntas), no es algo nuevo.
@JessicaBuelga
8 Comentarios
Muy oero muy acertada su analisis , lo que ocurre es que cualquier persona no tiene el nivel de acompañar un proyecto el que sea y menos a largo plazo
Suscribo tus palabras, Jessica. Coincidimos en la mayor partr del contenido de tu articulo. Pienso lo realmente importante, tanti si pasamos por terapia o por un proceso de coaching, es tener la (casi) absoluta certeza de que estamos ante el profesional adecuado. El trabajo con personas es muy delicado y una gran responsabilidad. No lo olvidemos.
Muchísimas gracias por comentar, Jesus R Martinez! Me alegro de que mi análisis te haya parecido acertado. La dificultad radica en concreto en lo que comentas: ¿cómo valorar qué profesional está capacitado para el acompañamiento de MI proyecto personal o profesional? ¿Qué criterios debe tener en cuenta? De ahí, y otros muchos punto débiles del coaching, surge esta reflexión. Un abrazo enorme.
Ante todo, gracias por dedicar tu tiempo a leer el post y a comentarlo, Ricardo A. Verdejo. Me alegra saber que pensamos muy parecido, pero también me encantaría saber en qué discrepamos, eso es lo que más enriquece estar reflexiones… Creo que hagamos lo que hagamos, ya sea una declaración de la renta, reservemos una vacaciones o acudamos a un psicólogo, queremos tener en frente al profesional más adecuado. ¿Y cómo lo podemos saber con el coaching? A nadie nos gusta equivocarnos al elegir un profesional y contratar sus servicios, pero menos cuando las consecuencias impartan directamente como lo hacen aquellos que trabajan con las personas. Un abrazo enorme y mil gracias de nuevo!
Cualquiera puede ser Coach,psicologa,ingeniero… cualquiera que se forme y tenga las credenciales oportunas. En el Coaching a través de ICF que es el organismo internacional que lo regula. Sabe la gente que cada tres años nos volvemos a examinar? En cuantas profesiones pasa eso? En cuanto a que viene de la filosofía en específico del método socrático se le asemeja en parte, pero para nada es idéntico.
Yo reivindico que se debe acudir a los centros oportunos para formarse y sobre todo pediras credenciales. Comparto contigo que aunque se diferencia Coaching ejecutivo, personal, deportivo…al final se hace Coaching siempre a la persona
Por último me llama la atención lo de psicologa experta en Coaching. No sé, son cosas diferentes cuya conjugación no me encaja. Dónde te has formado como Coach y qué credenciales tienes?
Hola Julia: muchísimas gracias por tu comentario y tus aportaciones al post.
En el momento en el que dices que «cualquiera» puede ser coach se contradice con lo de tener las credenciales oportunas. Entonces deja de ser cualquiera y se transforma en «cualquier que pase por las acreditaciones y certificaciones pertinentes».
Negar la aportación de la filosofía en profesiones actuales tan sólo nos llevará al mayor de los errores, pues de ella ha dependido en gran parte la capacidad del ser humano para evolucionar y razonar. Y no me refiero solamente a la psicología o al coaching…
Te invito amablemente a que te pases por mis perfiles en las RRSS y por mi web www.jessicabuelga.com donde podrás comprobar de dónde viene el título de experta en coaching y puedas opinar con datos sobre esas credenciales que comentas., así nos conocemos un poco mejor.
Un abrazo enorme!
Totalmente de acuerdo contigo Julia. Un placer leer un artículo tan completo y tan bien redactado. Sencillo y preciso.
Gracias. Un cordial saludo. Gema
Rectificado: Totalmente de acuerdo contigo Jéssica. Un placer leer un artículo tan completo y tan bien redactado. Sencillo y preciso.
Gracias. Un cordial saludo. Gema