El Mundo se ha parado, ha decidido tomarse un descanso e irse a la cama. Se ha inventado una enfermedad para mantenernos alejados un tiempo, la ha llamado Covid y de pronto se ha dado el lujo de frenarlo todo, de decir basta y de relajarse un rato.
De pronto todos nos hemos sentido desamparados, inquietos, miedosos, porque no hay nada que nos asuste mas que no saber que vamos a hacer mañana, la imposibilidad de hacer planes, teniendo que vivir el momento y de no poder prever cuánto tiempo va a durar. Porque si hay una cosa que se le ha olvidado decirnos a el Mundo, es ¿hasta cuándo?, ¿cuándo vas a despertarte de esa siesta?, ¿va a ser un rato o vas a dormir meses enteros?, silencio, el cabrón no responde.
Analistas, CEOs, CFOs, Brokers, accionistas de grandes corporaciones, empresarios de pequeñas empresas, autónomos y demás familia del mundo empresarial viven de estrategias de negocio planificadas en base a resultados futuros.
Planes de negocio a tres años, presupuestos anuales, “forecast” trimestrales, y todo eso ya no existe, se ha borrado.
Todo el trabajo realizado de planes, de inversiones, de expectativas, de análisis de mercados, de seguimientos de curvas imposibles, todo eso se ha venido abajo, sin avisar, sin planificar, a nivel mundial y además de un día para otro.
Ahora todos ellos se vuelven locos porque quieren seguir haciendo planes en un momento en el que los planes no sirven y de pronto se dan cuenta de que no les han enseñado a hacer otra cosa que planes, para después poner dinero a esos planes, lo cual llaman presupuesto, y posteriormente hacer un seguimiento de este para estudiar desviaciones. Es en ese mundo donde se sienten seguros, invencibles, sabios, donde saben como actuar, es lo que saben porque es lo que les han enseñado, lo que han vivido…hasta hoy.
Ahora no hay planes que valgan, los analistas chocan con la realidad, los economistas se ven incapaces de saber si esto será algo a corto a medio o a largo plazo, si la recuperación será en V en U si será una L. Al final vuelven a lo mismo, a hacer sus teorías y planificar en base a esos tres escenarios, recuperación en V, recuperación en U, hundimiento en L.
Pero se olvidan de que no se trata de seguir haciendo y aplicando lo que nos enseñaron, se trata de aprender a hacer las cosas de otra forma, de modificar nuestra forma de enfrentarnos al mundo, de vivir con estrategias más a corto plazo y de saber adaptarnos a las diferentes situaciones que nos vayamos encontrando.
Hemos entrado en una etapa en el que la empresa tiene que cambiar, una etapa diferente, con métodos distintos, con modelos de gestión más complejos, más flexibles, más dinamizadores y también mas humanos.
Queramos o no, lo que hacíamos antes ya no vale, los que sigan haciendo lo mismo se van a seguir dando contra la pared cada vez que el Mundo decida descansar y los que se adapten a esta nueva situación podrán continuar su marcha y su actividad y adaptarla a las necesidades de descanso del Mundo.
Es ahora cuando se necesitan trabajadores dispuestos a evolucionar, con ganas de demostrar su capacidad de adaptación, resilientes y flexibles que sean capaces de trabajar en entornos impredecibles y de conseguir igualmente en ellos sus objetivos y ver en ese entorno un reto como nunca en la historia.
Hasta ahora el camino fue más fácil porque fue en cierta forma predecible, a partir de ahora el camino será complejo por su impredecibilidad, pero también será más emocionante.
Llega el momento de cambiar no solo la parte empresarial sino también la parte educacional, estamos viendo cómo de pronto nuestros jóvenes se enfrentan a exámenes en remoto y se sienten extrañados porque seguimos enseñando a memorizar y premiando con aprobados a aquellos que han conseguido saberse de memoria las lecciones de la misma forma que lo hacia yo y que lo hacia mi padre, sin tener en cuenta que ahora el acceso a la información y el saber utilizar los recursos que tenemos a mano debería de ser lo analizado.
La forma de pensar, de razonar, de enfrentarnos a los diferentes temas ha cambiado en los últimos años desde la llegada de internet, de los buscadores, de la información a raudales, la frase «lo tengo en la punta de la lengua» se ha extinguido y a mutado a un «voy a googlear».
De pronto ya no necesitamos tener toda la información en nuestra cabeza, sino en nuestro móvil, no discutiré si eso es o no mejor, pero eso ahora mismo es así. Debemos de dar un cambio a nuestra forma de educar que nos lleve a un cambio en la forma de trabajar.
Tendremos emprendedores e intraemprendedores, trabajadores independientes dentro de las organizaciones capaces de gestionar su propia parcela, de adaptarse a los cambios y establecer propuestas que ayuden al crecimiento individual y de la empresa.
El Mundo nos ha lanzado un reto, no ahora con el covid, sino ya desde hace mucho tiempo, pero nosotros seguíamos sin recoger ese guante, perezosos de ese cambio, así que no ha tenido mas remedio que ponerse serio para agilizarlo todo y ahora que ya está aquí. Me da que no nos queda otra que enfrentarnos a la realidad y finalmente hacer los cambios que tengamos que hacer a todos los niveles para subirnos de lleno y plenamente a la revolución tecnológica, social y laboral en la que estamos inmersos. Difícil si, pero sin duda apasionante, ¿nos atreveremos?