Edward Glaeser ha escrito un libro divulgativo en el que da a conocer su visión optimista de la ciudad: El Triunfo de las Ciudades. Glaeser, catedrático de Economía en la Universidad de Harvard, es un brillante economista al que se le atribuye la revitalización reciente del campo de la economía urbana. Hasta ahora se podían conocer sus ideas a través de numerosos pero algo dispersos artículos en prensa y de trabajos académicos cuya lectura requería formación previa y un esfuerzo considerable. En cambio, el libro consiste en un ensayo sencillo, amplio y documentado sobre múltiples aspectos de la ciudad como su origen, desarrollo, funcionamiento, crisis, desaparición y revitalización.
El hilo conductor es la economía, y más en concreto, el uso repetido de un conjunto limitado pero efectivo de principios económicos como las economías de escala, las externalidades o los costes de oportunidad. Este plan suena como la fórmula perfecta para escribir el libro más aburrido de la década. Sin embargo, el resultado es ameno ya que los principios económicos se presentan aderezados con el recurso continuo a la historia, a la geografía e incluso a la tecnología.
¿Quién podría estar interesado en leer este libro? El primer tipo de lector sería el que gusta de leer ideas poco habituales, especialmente si está interesado en la política económica, el desarrollo o el urbanismo. El segundo tipo de lector sería un estudiante de Economía que puede ver en acción, una y otra vez, principios que se explican en los cursos introductorios pero proyectados en un contexto un tanto inesperado: la ciudad. Por último, el libro puede ser útil para un investigador que necesite una introducción general al campo de la economía urbana o a cualquier tema en concreto de una larga lista. De hecho, la edición de bolsillo inglesa que he manejado contiene 31 páginas de notas que relacionan el contenido del libro con investigación académica. A esto se añaden 17 páginas de bibliografía de un total de 338.
A continuación, trataré de animar a la lectura del libro comentando algunas de sus ideas. Se trata de una elección personal y, dada la cantidad de material que contiene el libro, otros enfoques podrían ser usados para ilustrar su interés.
1. La ciudad como lugar económico
La ciudad permite compartir recursos costosos como la defensa contra el enemigo o escasos como los puertos o los cruces de caminos. Por otra parte, la aglomeración de la ciudad permite vender a un número elevado de clientes con bajos costes de transporte. Por tanto, al producir cantidades grandes es posible especializarse en un producto o dividir las tareas para su fabricación. La especialización en la producción de un bien y la división de tareas son fuentes de productividad bien conocidas. Por último, la aglomeración parece fomentar la circulación, modificación y mejora de las ideas. El autor repite de forma recurrente que la ciudad es el lugar en que se han producido la mayor parte de las innovaciones que han conducido al crecimiento económico y al desarrollo humano.
El corolario a lo dicho hasta aquí es que el crecimiento económico es un fenómeno urbano. Un hecho que se documenta en el libro junto a las enormes diferencias de productividad entre las aglomeraciones urbanas y las zonas de baja densidad de población. Para un economista familiarizado con la teoría económica del crecimiento parece obvio que el incremento de la productividad generado por la innovación surge gracias a la creación y ejecución de nuevas ideas; de hecho la «economía de las ideas» es la fuente de donde emana la generación de riqueza en el largo plazo. Sin embargo, no estoy seguro de que este resultado sea evidente para el lector medio del libro ni para los políticos que buscan el crecimiento económico en su jurisdicción.
2. Declive y renacimiento urbano
El caso más básico de crisis urbana ocurre cuando deja de ser relevante el factor que daba una ventaja económica al emplazamiento de la ciudad (minas o recursos naturales, una gran fábrica que de repente pierde competitividad…). En este caso, pueden pasar dos cosas interesantes. En primer lugar, algunas ciudades sufren un declive irreversible mientras otras notan la crisis pero se reinventan, cambiando de actividad. La comparación rigurosa de ambos casos es una gran aportación de la literatura científica y recibe un tratamiento adecuado en el libro. La diferencia entre ambos casos parece ser el capital humano acumulado por las personas que viven en la ciudad. En parte depende de la educación formal pero también de las cosas que los habitantes saben hacer debido a la actividad económica anterior.
En segundo lugar, la crisis económica de la ciudad puede ser súbita pero el declive poblacional es lento. El autor explica muy bien este fenómeno con un simple cambio de pregunta. Si la pregunta es ¿por qué Detroit tiene cada vez menos población? existe una respuesta rápida pero un tanto trivial: está en crisis por los problemas de la industria del automóvil. Sin embargo, si la pregunta es ¿por qué queda alguien viviendo en una ciudad en declive económico con un clima infernal? la respuesta depende de la durabilidad de las viviendas.
Estos análisis llevan al autor a una posición muy crítica con algunas políticas que tratan de atajar el declive de las ciudades ya que suelen confundir causa y efecto. Dado que en las ciudades en expansión se construyen viviendas e infraestructuras, estas políticas pretenden revitalizar una ciudad en declive construyendo viviendas e infraestructuras. Pero la ciudad en declive no necesita esas viviendas ni esas infraestructuras ya que le faltan las características claves para evitar ese declive: tener o atraer el capital humano que pueda frenar el proceso.
3. Ventajas económicas, sociales y ecológicas de la aglomeración
El autor describe las ventajas de la aglomeración y, en consecuencia, se muestra partidario de la construcción en altura que incrementa la densidad urbana. La construcción en general, y la construcción en altura en particular, suelen estar limitadas por diversas normativas. Una ciudad que ofrece un lugar en que la gente quiere vivir, puede trabajar o cualquier combinación de ambas, atraerá población que demandará vivienda. Si la construcción está limitada el precio subirá y una parte de esa gente tendrá que ir a otro lugar donde quizás no existen esas mismas condiciones favorables.
4. Propuestas de política urbana
Las propuestas que aparecen en el libro merecen un comentario. En mayor medida quizás por lo insólitas que suenan desde una perspectiva española.
El autor se muestra partidario de ayudar a la gente que lo necesita. Pero, eso rara vez implica ayudar a industrias, regiones o ciudades cuyo tiempo ha pasado.
En lo referente a las leyes que limitan la construcción es partidario de sustituirlas por mecanismos de compensación a las personas cuyos intereses son dañados por la construcción. Se trataría de definir derechos de propiedad sobre conceptos como la densidad de un barrio, la luz o la vista que puede reducir un rascacielos.
Además, se sugieren mecanismos parecidos para las consecuencias negativas de la aglomeración. En particular, el tráfico; el autor describe una literatura científica que demuestra cómo la construcción de infraestructuras rara vez elimina la congestión de tráfico mientras que los peajes tienen un éxito notable.
En resumen, un libro muy bien escrito, riguroso e incluso polémico. Por todas estas razones recomiendo su lectura y la reflexión sobre su contenido.
Sobre el autor:
Carlos Arias es Profesor de Economía en la Universidad de León