El gobierno continua extendiendo su “alfombra” roja a los emprendedores. En los últimos días se han aprobado medidas interesantes y existe mucho “ruido” sobre nuevas iniciativas que merecen su atención. Fuimos críticos con el concepto de alfombra roja por el mero hecho de realizar una rebaja a 50 euros en la cuota de autónomos, durante los 6 primeros meses, para jóvenes entre 30 (hombres) y 35 años (en el caso de mujeres). La crítica se centró básicamente en que, en términos relativos, los costes asociados a las cuotas de autónomos no son la principal barrera para emprender. El riesgo no está en asumir una cotización a la seguridad social de 250 euros al mes. El riesgo está en tener claro dónde está tu modelo de negocio, en testear tu idea, en identificar clientes, en tener un primer mínimo producto viable y, como diría Tom Peters, en “vender, porque lo demás son detalles”.
Compartimos que estos pasos son necesarios y que son un gesto importante, pero en nuestra opinión insuficientes. Nos gustaría celebrar un verdadero plan de choque al respecto y no tanto medidas muy parciales y puntuales con más impacto mediático que financiero. En este sentido, ahora se está prestando especial atención a poder crear una empresa con un capital social mínimo de un euro, y que se pueda ir capitalizando con el tiempo.
Según el diario Cinco Días , citando a miembros del gobierno, apuntan que “se trata de facilitar la creación de empresas y que el no disponer de dinero no sea un impedimento. Por eso, se permitirá que cualquier empresario pueda ponerse en marcha con un euro y después vaya desembolsando el capital social restante poco a poco, ya que existen datos que confirman que los primeros cinco años de actividad es cuando existe más riesgo de fracaso”. ¿Este euro reduce el riesgo de fracaso? Nuestra intuición es que ése euro es exactamente igual que los 50 euros de autónomos pero, en este caso, aún tiene menor impacto. Nos explicamos:
.. hoy para crear una empresa como entidad jurídica (recomendamos este post de ¿Hay Derecho? para comprender bien qué supone el concepto de personalidad jurídica) puedes hacerlo a través de la creación de una sociedad limitada, por ejemplo (aunque también existen otras múltiples formas). El capital social mínimo es de 3.000 euros. ¿Qué ocurre si no tienes 3.000 euros y quieres crear una empresa? Imagina que eres un programador de páginas Webs y que quieres lanzar tu idea al mercado. La legislación mercantil permite crear esa sociedad con una aportación no-monetaria o en especie, como puede ser el ordenador, la webcam, el escritorio, tu silla, etc… y valorar estos activos como una aportación por esos 3.000 euros. Sin desembolsar ni un sólo euro líquido para capital social hoy en España se puede crear una sociedad limitada. Te costará más el notario y los trámites; no te vas a poder librar de unos 550/600 euros.
.. ¿A qué corresponde el capital social? ¿Por qué es importante tener una empresa capitalizada? El capital social es la piedra angular de la financiación de una sociedad recién creada, con la que puede acometer inversiones y responder ante problemas. Lógicamente sólo se puede responder, en el caso anterior, hasta los 3.000 euros y, en este caso, por lo bienes aportados a la sociedad. ¿Este capital te permite financiarte? Por ese capital social -y sin facturación- hoy una empresa en España no consigue ni siquiera una tarjeta de crédito, o lo tiene muy difícil. Ninguna entidad financiera te apoyará sin… garantías personales. Tendrás que poner más bienes personales tuyos, o de tus familiares o amigos, para poder funcionar y capturar un mínimo nivel de deuda y afrontar tus gastos. Por lo tanto, si sólo tienes un euro -y los 600 de costes para la creación-, necesitarás mecanismos para garantizar más dinero y poder funcionar.
… Es imprescindible recordar que una empresa hasta que no empieza a facturar y, por tanto, a ingresar, es un experimento. Y los experimentos cuestan dinero. Y ese dinero tiene que salir de algún sitio. Y ése es el riesgo en juego, no el capital social mínimo imprescindible para funcionar. Por esta razón, no sabemos si de forma deliberada o no, se está mezclando en los medios dos conceptos completamente diferentes: el capital social y las necesidades financieras mínimas para lanzar un proyecto. Conceptos bien distintos pero con una larga tradición de ambigüedad histórica en casi todos los programas de apoyo a emprendedores de nuestro país.
Repasemos cualquier documento de esos que se titulan más o menos como “formas sociales y requisitos para crear tu empresa” y verás una columna que ponga “capital mínimo”. Ya nada más lejos de la realidad. Confundir capital social con necesidades financieras iniciales es un grave error.
.. ¿Es sensato que existan mínimos de capital social? No hay capital social ideal para una empresa. En realidad, hay iniciativas que requerirán un mínimo de un millón de euros para arrancar y otras con menos de 3.000 euros lo pueden hacer. La diferencia está en el proyecto. ¿Necesitas destinar dinero a crear un prototipo para enseñar a un selecto grupo de potenciales clientes, mejorarlo y seguir ampliando y mejorando tu producto/servicio? Entonces necesitas dinero, ¿cuánto? Aquí tienes que hacer una labor importante de estimación gastos e inversiones, que es lo único que suele existir en esta etapa empresarial. ¿Tienes un producto o haces un servicio que, nada más arrancar tu empresa ya puedes facturar? Entonces necesitarás menos dinero y podrás funcionar. ¿Necesitas socios complementarios? Este trabajo requiere dinero, esfuerzo y crear confianza para que se alineen contigo y aporten lo que tú no puedes aportar (dinero, horas de trabajo, red comercial…).
.. ¿Tener un euro de capital facilita crear empresas? Tenemos nuestras dudas. El capital social mínimo no creemos que funcione como un requisito infranqueable. Si quieres crear una empresa que no va a facturar, que no requiere gastos de ningún tipo y en la que los socios aportan y soportan aquellos que pudieran generarse, entonces esta medida tendrá un impacto positivo; aunque ahora se sortea de forma fácil: cotizando en autónomos y no creando una entidad jurídica, dado que cotizarás en autónomos tengas o no sociedad jurídica. Es un gasto del que no te libras y con eso ya se podría facturar, invertir y, después, se podría aportar todo a una sociedad como capital social y sortear cualquier restricción actual. Y no nos olvidemos que toda sociedad ha de tener una contabilidad, una presentación de trámites mercantiles y fiscales (facture o no) y que… cuestan dinero.
Entendemos que esta medida tiene que ver más con una política de gestos. Muy orientada a jóvenes de 30 y 35 años, como los contratos de formación o las bonificaciones por contratación en caso de desempleo. Esto responde a una tremenda preocupación por la situación de los jóvenes en España. A la par se anuncian, pero aún no se concretan con la fuerza y los recursos necesarios, medidas que permiten sortear los riesgos iniciales como el acceso a capital riesgo (semilla y de consolidación o crecimiento), garantías para acceder a financiación (a través de las Sociedades de Garantía Recíproca) o instrumentos de financiación para las ideas innovadoras (sobre todo préstamos participativos con carencias y condiciones de interés). Es aquí donde deberíamos estar prestando atención y, posiblemente en todas las trabas administrativas (que son costes) y requisitos de todo tipo que tiene que sortear una empresa de reciente creación (licencias de apertura, notarios, registro mercantil…). Como también tenemos que lograr que el conocimiento que se genera en los centros de investigación, públicos y privados, y en universidades sean llevados al mercado por emprendedores con altas capacidades para generar riqueza y empleo. En definitiva, como ya dijimos en “la financiación para emprender, no todo vale”:
“Lograr posicionarse en un mercado es un proceso que nace con ideas, que mutan, se prueban, testean, modifican, unas convencen, otras se descartan; se resuelven las incertidumbres, se asumen riesgos, se camina en el alambre; se cae y se levanta. Tener financiación holgada no ayuda necesariamente a lograr ese éxito. El éxito se genera cuando alguien llamado cliente paga por lo que le ofreces y obtienes un valor añadido por ello (renta y beneficios)…y, sobre todo, cuando esto ocurre miles o millones de veces…Grandes inyecciones de dinero que no tenían claro cómo se generaba ese valor añadido…acabaron en la papelera de reciclaje”.
Creemos el caldo de cultivo para que las ideas de valor añadido se exploren en España y a ésas pongámosles una verdadera alfombra roja. Quitemos confusión a la preocupación del capital social mínimo para hacer una apuesta decidida por fomentar aportaciones de inversores privados, por ejemplo. Porque hay dinero en el mercado pero las condiciones fiscales que recibe por apostar por la innovación y los emprendedores no son muy alentadoras. Fomentemos mejoras en la tributación y gestión de aportaciones recibidas de campañas de crowdfunding que actualmente están en una situación indefinida y muy lejos de otros entornos fiscales próximos a España. Y fomentemos la creación de un tupido ecosistema (institucional, fiscal y mercanti) para fomentar el crecimiento de aquellos emprendedores que están apostando por el bootstrapping como medio de crecimiento orgánico de sus proyectos y demuestran viabilidad.
4 Comentarios
Hola,
Comentar, en referencia a que la constitución de una SL con aportación no monetaria no baja de 550-600 euros, que la última SL que he visto constituir, y en la que participo, se constituyó en 3 días por un total de 120 euros incluyendo notario y el capital social aportado fue no monetario.
La constitución se hizo a través del CIRCE.
Si, es cierto, pero su uso hoy es muy limitado.
Quitemos eso del análisis y nada cambia. Pero me gusta la puntualización. Abrazo y gracias
No obstante, hay cierto mito con las sociedades Express, tienen sus problemas también, y limitaciones.
http://www.bbvacontuempresa.es/actualidad/apertura-y-tramitaci%C3%B3n/%C2%BFcu%C3%A1ndo-conviene-constituir-una-sociedad-express
La idea de crear empresas con un euro no es mala. Elimina la barrera sicológica a la que se enfrenta el emprendedor cuando inicia su proyecto de manera formal. Otro factor que no sé si se ha tomado en cuenta, es eliminar las trabas burocráticas. En Chile hoy por hoy, creas una empresa en un día. Estas medidas son importantes, pero creo que a veces se exagera su contribución. Existen otros elementos, que tienen que ver más con la cultura empresarial del país y que no son fáciles de medir. Es por eso que no se puede convertir en emprendedor a todos los jóvenes que hoy no tienen empleo en España. De hecho, el espíritu emprendedor de un país, no se distribuye de manera uniforme en su población. Una de las soluciones creativas para resolver el problema, es abrir las fronteras al emprendimiento. Mi propuesta es adoptar un programa similar al existente en países como Canadá o el mismo Chile, de tal manera que se promueva los emprendimientos de extranjeros en España, ofreciéndoles la posibilidad de crear empresas en determinadas áreas de alto valor agregado. Con eso, arreglas varios problemas: 1. atraes talento emprendedor, 2. creas empleo con gente de alta formación, 3. empiezas a desarrollar un ecosistema dinámico, que se nutre de ideas de otras partes, 4. se internacionalizan las empresas primero importando el capital humano, para luego utilizarlo para crear productos especializados que se puedan exportar, 5. das una señal importante al mercado, promoviendo al país, como una nación emprendedora, y 6. simultáneamente, esta estrategia impulsará la industria del capital riesgo en este país. Al respecto, existen evidencias interesantes. En mi humilde opinión, el dinero vendrá donde exista el talento para multiplicarlo, mientras tanto no.