“El arte de los impuestos consiste en desplumar al ganso de forma tal que se obtenga la mayor cantidad de plumas con el menor ruido.” Jean Baptiste Colbert

El pasado miércoles, José Ignacio Conde-Ruiz escribió un tuit en el que anunciaba la publicación de un nuevo post en “Nada es Gratis”, una comparativa internacional de la recaudación de diferentes impuestos. Lo acababa con una pregunta: ¿En algún impuesto recaudamos más que la admirada UK? (Reino Unido).

Conde-Ruiz es un muy interesante economista que, dentro de su labor en FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), en la que ostenta el puesto de sub-director, ha abordado temas tan interesantes como la reforma de las pensiones, la reforma laboral o una posible implantación en España de la llamada “mochila austríaca”, entre otras. Es, además, profesor de Análisis Económico en la Complutense.

Pero volviendo a la pregunta, mi respuesta inmediata fue NO. Le pregunté, además, si entraban en las posibles causas. Al día siguiente, leyendo el interesante artículo, descubrí que había acertado en mi pronóstico. En ambos pronósticos.

¿Se pagan muchos impuestos en España?

Comienza el texto reconociendo que los ingresos del sector público hasta 2007 estaban dopados por la burbuja inmobiliaria y que ya nunca volverán. Incluye, además, un gráfico que recoge de forma muy intuitiva cómo ha cambiado la recaudación desde el fin de la burbuja.

Comparando el antes y el después, 2007 y 2012, vemos cómo se ha desplomado la recaudación en el Impuesto de Sociedades (que grava los beneficios de las empresas) y en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (que grava, entre otras cosas, las ventas de viviendas entre particulares). Es decir, que refleja claramente la caída en los beneficios empresariales y en la venta de viviendas. Se ve, además:

Que las subidas en el IRPF no han logrado mantener la recaudación pese a situarlo como el más alto de Europa en casi cualquier nivel de ingresos (probablemente por el alto nivel de paro).

Que las subidas en el IVA y los Impuestos Especiales (combustibles, tabaco, …) no han logrado mantener la recaudación. Que esa subida de tipos en el IVA no ha compensado la desaparición de la recaudación que suponía el sector inmobiliario.

Los autores, a partir del estudio, llegan a dos conclusiones. Me centraré en la primera de ellas:

“Primero, España dispone de un sistema impositivo ineficiente que sólo es capaz de recaudar en un entorno de burbuja inmobiliaria. Segundo, con este nivel de ingresos sobre PIB no podemos aspirar a tener un Estado del Bienestar similar al de los otros países europeos.”

¿Es realmente así? ¿Recaudan las administraciones un porcentaje pequeño del PIB? Daré alguna de mis interpretaciones al respecto.

Economía informal

Por definición, la economía sumergida (yo prefiero la denominación de informal) es la que no paga impuestos. Podemos aventurar que una economía sumergida muy extensa o creciente reducirá necesariamente la recaudación.

Además hace pocos días conocimos un informe emitido por GESHTA (el sindicato de técnicos del ministerio de hacienda, que utiliza un modelo MIMIC) que alertaba sobre un espectacular crecimiento de la misma, valorándola en un 24,6% del PIB, con un crecimiento del 40% desde que comenzó la crisis.

Personalmente, me gusta más la aproximación de Friedrich Schneider que (con una metodología parecida) la estima en un 19,2% del PIB, con una reducción del 15% desde que comenzó la crisis.

La razón más sencilla para explicar mi preferencia es que Schneider, además de que coincide bastante con otras instituciones como Funcas o la OCDE, no es parte interesada en la estimación, mientras los técnicos de hacienda tienen incentivos para sobreestimarla… y proponer reducirla con más técnicos y más inspección. Hay otros motivos, pero en todo caso Diego Sánchez de la Cruz analiza el dato mejor que yo.

En todo caso, quiero tratar de aportar dos reflexiones:

1. La primera que buena parte de la economía sumergida nunca va a poder aflorar y rendir impuestos, bien porque sea ilegal (drogas) o alegal (servicios sexuales), bien porque en ese caso no sería rentable y no existiría.
2. La segunda que es lógico que la economía sumergida se haya reducido durante la crisis, y tanto o más que la aflorada. ¿O acaso creemos que personas con problemas para pagar su vivienda o los recibos de la luz, van a seguir contratando esos servicios ilegales o alegales?

PIB sobreestimado

Los datos de recaudación de impuestos se expresan como porcentaje del PIB para poder hacer comparaciones entre años y entre países, pero mucho me temo que estemos utilizando un PIB sobreestimado. A vuelapluma, no parece creíble que el PIB sólo haya descendido poco más de 6,6% ,desde su máximo en el tercer trimestre de 2008, mientras los ocupados han descendido un 17,8% (más de dos veces y media). La explicación habitual, que eran empleos de muy baja productividad, no parece creíble.

Pero resulta que el dato del PIB no parece creíble ni analizado desde la facturación de las empresas de los tres sectores, ni desde los indicadores sectoriales de actividad. Se desconfía del dato oficial hasta el punto de que Roberto Centeno ya ha estimado caídas del 5% en un solo año.

Les pondré unos ejemplos. Cuando se construye una vivienda ésta se computa lógicamente como parte del PIB. Sin embargo, cuando su nuevo propietario pasa a vivir en ella, vuelve a formar parte en forma de “alquileres imputados” (los que pagaría el dueño de una vivienda si estuviera de alquiler en ella). No contentos con este absurdo, contabilizar como producto interior bruto algo que no se ha producido, estos han seguido revalorizándose año tras año mientras los alquileres reales (de mercado) bajaban todos los años desde 2007. Y no es una partida pequeña. En 2007 fueron 65.800 millones de euros.

Otro ejemplo son las rentas de autónomos y micropymes, que lejos de obtenerse (o corregirse) a partir de las declaraciones del IRPF, se estiman y como tal quedan.

No contentos con estas distorsiones, se preparan más. A partir de octubre, y cumpliendo con el nuevo sistema europeo de cuentas nacionales, las actividades ilegales y alegales pasarán a formar parte del PIB. Espero que entonces nadie comente que ha bajado la recaudación medida como porcentaje del PIB.

“El PIB reúne casi todos los errores de la historia del pensamiento económico en un solo dato” Luis Espinosa Goded 

Trabas administrativas y cumplimiento

Las empresas y autónomos trabajan ampliamente para la administración. Muchas horas al año son dedicadas trabajar para la administración… en el propio cumplimiento fiscal: declaraciones de IVA, de operaciones con terceros, de retenciones practicadas, de impuestos especiales, de seguros sociales, de IRPF, de Impuesto de Sociedades… Todas estas figuras tienen una farragosa y complicada normativa.

Pregunten a una sola empresa de transportes que salga de su comunidad de residencia cuánto tiempo dedica tan solo a cumplimentar los trámites correspondientes al llamado “céntimo sanitario” de los combustibles.

Gracias a Sebastián Puig, compañero de este blog, descubro dos interesantes datos. Según el estudio Doing Business, una empresa media en España destina de media 167 horas anuales al pago de impuestos. Y según las Cámaras de Comercio e Industria, existen hasta un total de 584 trámites administrativos distintos para las empresas y negocios, con un mínimo de 36 trámites por empresa y año (muchos de ellos repetidos muchas veces). En sus propias palabras:

“Se debe comunicar una misma información a distintas autoridades, o bien se debe  comunicar una misma información en diferentes ocasiones y formatos a una misma autoridad para diferentes repositorios de información, similares entre sí en cuanto a contenido y finalidad.“

Todas estas tareas, por supuesto, son costes que reducen la producción y rentabilidad de las empresas y la capacidad de trabajo de los autónomos.

Economía encorsetada

Hace años que, gracias a estudios como el mencionado Doing Business, se hacen patentes las mayores o menores dificultades para crear una empresa. Sin embargo no conozco estudio que analice, probablemente por ser inabordable, las dificultades para iniciar una actividad productiva. Informes, estudios, licencias, permisos, autorizaciones, registros… son enormes barreras de entrada al mercado.

Recordemos que nuestras empresas afrontan enormes dificultades para crecer y ser más rentables y productivas, que una nueva actividad tarda años y años en comenzar a ser productiva (no digamos rentable). Recordemos también que el crecimiento hace, gracias a nuestra normativa, a las empresas más rígidas y menos adaptables.

Todas estas dificultades, por supuesto, reducen el empleo, la productividad y la rentabilidad de nuestras empresas y autónomos. Y, de nuevo, la capacidad de recaudación de impuestos en nuestra economía.

Desapalancamiento

Tras unos años de fuerte endeudamiento, las empresas y familias están afrontando un necesario y sano desapalancamiento. Dedican una gran proporción de sus escasos recursos a devolver sus deudas. Y por supuesto, dado que esos pagos no generan impuestos, no generan recaudación fiscal, esta se reduce.

Durante la burbuja inmobiliaria, cuando una vivienda se vendía, se generaban y cobraban de golpe todos los impuestos que dicha venta generaba. El pago, sin embargo, se dilata durante veinte, treinta o hasta cuarenta años. Todo gracias al endeudamiento.

Ahora, a pesar de los fuertes incentivos para endeudarse (tipos reales negativos), el sector privado no quiere hacerlo y no lo hace. En palabras de Juan Ramón Rallo:

“Se puede llevar al caballo al río (ofrecer buenas condiciones crediticias), pero no se le puede obligar a beber (forzar a que tome el crédito)”.

Lo reitero. Buena parte de la renta que generan familias y empresas se dedica a devolver créditos, y eso no genera recaudación ni lo hará durante muchos años.

Conclusiones

Aun dejando fuera del análisis ideas más polémicas o menos generalmente aceptadas, como la curva de Laffer y sus implicaciones. Aun dejando fuera del mismo los proyectos más llamativos del Gobierno a este respecto, como la comisión de expertos para la reforma tributaria.

Pienso firmemente que la recaudación de impuestos en España, medida como porcentaje del PIB, NO va a aumentar:

• Pero en absoluto por causa de la economía informal. Las actividades informales lo son por no poder aflorar, no por avaricia.
• Nunca y cada vez menos si se sigue inflando artificialmente la cifra oficial del PIB.
• No mientras los procedimientos administrativos y su cumplimiento supongan un coste hundido que dificulte o impida la rentabilidad y la productividad de la economía.
• No mientras las trabas a la actividad que genera la administración en forma de permisos, licencias, informes, estudios, autorizaciones, registros,… Y, no menos importante, leyes cambiantes y legisladores volubles. Suponen enormes barreras de entrada (y salida) a la actividad.
• No mientras continúe el proceso de desapalancamiento del sector privado, y este continuará, creo yo, mientras el PIB (el real, no el manipulado) no vuelva a crecer con fuerza.

Dicho de otra manera, no es que “España disponga de un sistema impositivo ineficiente“ sólo capaz de recaudar en una burbuja, es que España sufre un marco legal y de incentivos ineficiente, que desincentiva la actividad e impide la productividad.

Aumentar la tributación para “mantener un Estado del Bienestar similar al de los otros países europeos”, solo lo empeora.