Una vez puesta en adecuada perspectiva nuestra intención de ahondar en el sistema de pensiones estadounidense, hoy me propongo describir de manera general los elementos que lo configuran. Para ello empezaremos por iluminar un importante error de concepto que solemos cometer cuando analizamos este tema: la visión unilateral.
En efecto, cuando se discute sobre los recursos financieros de los que una persona dispondrá en el momento de su jubilación, se menciona “el sistema de pensiones” como una especie de caja negra, un mecanismo independiente del resto de elementos económicos que constituirán su patrimonio futuro. Parece que desde el momento en que se inicia el merecido retiro laboral o profesional, esa caja negra debe asegurar por si sola (mediante recursos públicos detraídos coactivamente) el sostenimiento financiero del individuo, sin otros matices, puesto que “todos tenemos derecho a una pensión digna”.
En el caso español, nuestra Constitución (artículo 50) establece que “los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad”. Ahora bien, como ya apuntamos en el primer artículo de la serie, esa “garantía” y “adecuación” puede alcanzarse por diversas vías. Sustraer de la atención general las diferentes fuentes financieras, públicas y privadas, que pueden configurar un retiro digno, supone obviar áreas de actuación político-económica y de divulgación financiera vitales para el individuo. Y eso es algo que no nos podemos permitir en una coyuntura tan difícil como la actual.
En Estados Unidos se dispone de un enfoque más global y pragmático sobre esta cuestión, acorde con la cultura del país. La responsabilidad de asegurarse una jubilación suficiente no sólo recae en los “poderes públicos”. Empresas y particulares tienen, como veremos, un papel clave en la configuración de un sistema más racional y sostenible en el tiempo. En este sentido, resulta muy ilustrativa la visión ofrecida por la siguiente Pirámide de Recursos, obtenida de un interesante aunque algo triunfalista documento de investigación, “The Success of the U.S. Retirement System”. Dicha figura nos facilita una buena aproximación a lo que son las pensiones norteamericanas:
Cinco elementos constituyen la Pirámide de Recursos con los que, en mayor o menor medida, cuenta el ciudadano norteamericano cuando decide retirarse: la Seguridad Social, la vivienda en propiedad, los planes de pensiones patrocinados por empresas y gobierno (federal, estatal o local), las Cuentas Individuales de Jubilación (IRA) y el resto de activos financieros.
En la base de la Pirámide se halla la Seguridad Social, constituida por una serie de programas federales de los cuales el más importante es el OASDI (Old-Age. Survivors and Disability Insurance). La Seguridad Social da cobertura a los ciudadanos de cualquier nivel de ingresos; no obstante, la mayor proporción de sus fondos se dedica a los trabajadores de rentas más bajas, con el fin de asegurar su jubilación por encima de un determinado nivel de pobreza. Con ciertas excepciones, la Administración de la Seguridad Social y la Agencia Tributaria estadounidense (Internal Revenue Service. IRS) realizan el seguimiento de las rentas de los trabajadores y autónomos durante su vida laboral/profesional y recaudan los fondos necesarios vía impuestos: FICA (Federal Insurance Contributions Act tax) y/o SECA (Self Employed Contributions Acr tax). También se recaudan impuestos para otros programas como Medicare. Dichos impuestos nutren los Trust Funds que financian los diferentes programas. En el año 2013, los gastos calculados de la Seguridad Social fueron de 1,3 billones de dólares, un 8,4% del PIB y un 37% del gasto federal. Se estima que las rentas de la Seguridad Social mantienen aproximadamente a un 20% de los estadounidenses mayores de 65 años por encima del nivel oficialmente establecido de pobreza (Federal Poverty Level).
Para que se hagan una idea, las cotizaciones a la Seguridad Social norteamericana en 2014 son de un 6,2% para el trabajador y otro 6,2% para la empresa (12,4% total) en el caso de OASDI. Todo ello, aplicado a un máximo retributivo de 117.000 dólares anuales. Además se detrae un 1,45%, también para trabajador y empresa (2,90% total), en el caso de Medicare. La edad de jubilación mínima para recibir la pensión completa es de 66 años y el importe máximo a percibir por la Seguridad Social es de 2.642 dólares mensuales. Comparen y juzguen por sí mismos.
El siguiente nivel de la Pirámide es la vivienda. En efecto, la propia casa sigue siendo uno de los recursos disponibles para la mayoría de jubilados. El porcentaje de propietarios crece con la edad y es alto para todos los niveles de renta de los estadounidenses cercanos a la jubilación. Muchos de ellos no tienen tampoco cargas hipotecarias o estas son muy reducidas en el momento de alcanzar el retiro. Aquí merece la pena destacar un hecho que puede parecer una obviedad: los pensionistas no necesitan vender su casa para obtener recursos; basta con que vivan en ella. La propiedad, en este sentido, es equivalente a disponer una renta anual que de otra forma debería dedicarse al alquiler.
Por encima de la vivienda, encontramos los planes de pensiones ofrecidos a los trabajadores por las empresas o gobiernos (federal, estatal y local) que los emplean. Estos, a su vez pueden ser planes tipo DB (Defined Benefit) o DC (Defined Contribution). Un plan Defined Benefit proporciona una renta mensual al jubilado, calculada en función sus años de servicio y salario. Por el contrario, en un plan Defined Contribution, el empleador no garantiza una renta determinada; es el trabajador quien controla sus aportaciones (y las que realiza su empresa o administración), las cuales mantiene aunque cambie de puesto de trabajo. De la evolución y casuística de dichos planes trataremos en el próximo artículo.
A continuación, en nuestro recorrido ascendente, se hallan las Cuentas Individuales de Jubilación (IRA), una opción a la que se acogen muchos estadounidenses cuando sus empleadores no les ofrecen ningún plan de jubilación, o cuando desean tener un plan adicional para disponer de mayores ahorros en el momento del retiro. Las IRA tienen atractivas ventajas tributarias, que trataremos en una posterior entrada. Veremos, compararemos… y lloraremos.
Es importante destacar que, a diferencia de lo que ocurre con los planes de pensiones en nuestro país, los planes DB, DC e IRAs suponen una fuente de recursos para aproximadamente el 80% de los estadounidenses cercanos a la jubilación. A mayor nivel de renta, mayor es el peso de dichos planes en el conjunto del patrimonio disponible al jubilarse. Su importancia relativa en el sistema es muy elevada, como tendremos ocasión de comprobar.
Finalmente, en la cúspide de la Pirámide figuran el resto de activos que las familias poseen en el momento de la jubilación. Pueden ser otros productos financieros, inmuebles residenciales o no residenciales, vehículos, bienes de larga duración, etc. Todo cuenta.
Es evidente que la composición de esta Pirámide de Recursos varía con la edad, el nivel de renta y otros factores socioeconómicos. No todos los trabajadores o profesionales tendrán el mismo perfil en el momento de retirarse, pero creo que coincidirán conmigo en que una aproximación como la descrita resulta mucho más adecuada para evaluar la viabilidad de un modelo de pensiones. Uno en el que el Estado tiene un importante papel facilitador y moderador de desequilibrios, pero donde el ciudadano es parte mucho más activa y responsable en la definición y aseguramiento de su futuro financiero. Un modelo, en fin, en el que sus haberes “pasivos” los son mucho menos porque juega un rol esencial en el gobierno de su propio destino.
Hasta la próxima entrada.
6 Comentarios
Muy interesante el artículo. La verdad es que después de leerlo no veo tan mal el sistema de pensiones americano.
Me alegro de que le haya resultado claro. Ese era mi objetivo al escribir esta serie: comprender yo mismo el sistema y compartir esa comprensión con los lectores.
Interesante artículo.
Me pregunto si detrás del sistema americano, y para algunos de los escalones de la pirámide, no hay un componente de gestión personal y de ahorro para con nuestro futuro, aspecto que creo nos falta en la vieja europa, donde confiamos (y exigimos) todo nuestro bienestar futuro al estado, independientemente de nuestras actuaciones y devenir de la economía.
Esa es precisamente mi reflexión final, Quim. Como comprobaremos en el próximo artículo, ese componente que comentas es mucho más acusado aquí. Un cordial saludo.
Algo *muy* importante que tal vez no haya quedado claro. En USA, el sistema de seguridad social es mucho mas progresivo. Mientras que en Espanya la pension es mas o menos proporcional al salario. En USA, por ejemplo, con 12k cotizados/ano recibiras unos $500 al mes. Si tienes el maximo cotizado ($117k) no recibiras mas de $2000.
En eso si que los USA ayudan a los mas necesitados. Mas alla de unos beneficios de supervivencia, se espera que cada uno se las apanye. En Espanya, la cultura es que papa estado nos arregle la vida.
Podeis mirar esta calculadora para haceros una idea:
http://www.socialsecurity.gov/cgi-bin/benefit6.cgi
Buen apunte y gracias por los enlaces. Este es el segundo artículo de la serie. En ell siguiente incidiremos en el último aspecto que mencionas, Juan. Un saludo.