Continuamos la entrevista con Jorge Juan Fernández. Para ver la primera parte, pinchad aquí.
8.- ¿Cuál cree que es el gran reto educativo al que nos enfrentamos como sociedad en España?
La educación es el tema que más me interesa y me preocupa. Es el tema al que peor estamos dando respuesta, no sólo en España sino que diría que en todo el mundo. El gran reto que tenemos en España es transformar nuestro actual sistema de “training” (formación) por uno de “education” (educación). Y cuando hablo de educación, estoy pensando en educar en skills (en habilidades) y no tanto en contenidos (conocimiento). El proceso educativo debería incrementar la “empleabilidad” de las personas, y esto pasa no por dotarlas de más contenidos, sino de más skills, más habilidades. Los contenidos son perishable (“mueren”, son superados por otros contenidos, se vuelven irrelevantes ante la aparición de nuevos descubrimientos); los skills son habilidades para toda la vida. Habilidades como buscar y evaluar críticamente información; discriminar e interpretar diferentes fuentes, evaluando su calidad e identificando los intereses que hay detrás de cada argumento; leer de forma crítica y reflexiva, haciendo preguntas y estableciendo hipótesis; desarrollar análisis numéricos complejos; tener ideas y puntos de vista propios, en lugar de repetir o imitar los de otros; expresarse de manera argumentada, clara y concisa de forma oral (tanto de forma directa como a distancia) y por escrito…
Las futuras generaciones tienen que tener todas las habilidades de los generalistas. En un entorno multicultural, multilingüe y multiprofesional, los generalistas serán imprescindibles.
Cada día más, el tipo de trabajo que hay que hacer en las organizaciones tiene como base la interdisciplinariedad. Esta idea es crítica para que la innovación en las organizaciones sea posible: la existencia de personas que se interesen por diversos campos simultáneamente. Son personas pegamento, cuya habilidad consiste en saber tender puentes entre disciplinas distanciadas. Personas que tengan un pie en cada disciplina, que conozcan ambas, que sean respetadas por los dos lados. Personas con la capacidad de hacer que distintos conocimientos se encuentren y se mezclen. El futuro depende mucho de ese tipo de personas. Pero hay tan pocos…
Un generalista es alguien que en su día a día utiliza principalmente habilidades (skills and capabilities), y que en la gran mayor parte de su tiempo trabaja con especialistas (gente que sabe muchísimo de un tema). Un especialista es alguien que en su día a día, utiliza principalmente conocimiento (data and information).
Hoy podemos segmentar a los trabajadores del conocimiento en función de su background (el conjunto de estudios, expertise y experiencias) en cinco categorías:
- Business (los que saben de números y de modelos de negocio);
- Science (los que saben de los diferentes campos de la ciencia: medicina, química, física, etc.);
- Computers (los que saben crear programas y traducirlo al mundo online);
- Engineers (los que saben cómo construir las cosas físicas, primero en prototipos);
- Legal (los que saben como proteger los activos creados)
Hoy en día, es imposible conocer en profundidad más de uno de estos campos del saber. Estos campos de conocimiento son muy diversos y técnicos, y las barreras de entrada para comprenderlos son definitivamente altas.
9.- ¿Cómo se resuelve ese eterno debate entre generalistas y especialistas?
Lo más habitual es que o bien seas un generalista (alguien que tiene un cierto expertise en una de esas cuatro áreas, pero que trabaja con especialistas, gente que sabe muchísimo más de ese tema en concreto de lo que esa persona pueda saber nunca jamás) o bien un especialista (una de las personas que más sabe sobre un tema concreto, habitualmente, muy muy específico).
Lo que voy a decir es una obviedad: ambos perfiles (generalistas y especialistas) son necesarios para el progreso. Una Economía del Conocimiento no se puede permitir tener sólo uno de esos perfiles. Pero uno de los dos perfiles va a ganar mucho peso en los próximos años: el generalista.
El generalista se enfrenta a dos retos con la multidisciplinariedad por medio:
- Partiendo desde su propio background, entender lo que los perfiles con backgrounds diferentes al suyo necesitan o en lo que quieren trabajar.
- Una vez comprendido en términos “generalistas” la idea de los “especialistas”, transmitir esas ideas a otros especialistas de backgrounds diferentes.
Si sois generalistas, seguramente os habéis encontrado diariamente con este tipo de situaciones. En mi caso, tengo un background en Business, pero mi trabajo consiste en trabajar con médicos (cuyo background es science). Una vez entiendo lo que quieren hacer (a veces, puedo tardar varios días en entender de forma sencilla, las complejidades que me explican), me toca hablar con los tecnólogos (computers background). Me toca entonces ver si lo que quieren hacer los médicos se puede hacer tecnológicamente. Esto me exige estar suficientemente al día en un gran número de tecnologías. Una vez que la idea está conceptualizada, toca buscar financiación. Para ello, previamente hay que hacer los números (y para hacer bien los números, hay que entender muy bien la parte científica y la parte tecnológica). Una vez resuelto esto, o en paralelo, hay que asegurar los aspectos legales de toda esta actividad, para poder proteger intelectualmente nuestra actividad (legal background). Una vez lo tenemos claro, toca pasarlo del mundo de las ideas al mundo de la realidad, y para preparar un prototipo, que es lo primero que toca hacer, me toca trabajar con los ingenieros (engineer background).
Cada vez que me comunico con uno de estos otros cuatro grupos, tengo que cambiar mi lenguaje. Por eso, es muy útil antes de una presentación preguntar a la audiencia qué tipo de perfil son. Dominar varios “lenguajes” es algo complicado.
El problema viene porque la gran mayoría de los sistemas educativos están orientados a “producir” especialistas. Los especialistas serán responsables de alguno de los major breakthroughs, de algunas de las disrupciones más importantes, pero los generalistas serán responsables de la mayor proporción de las innovaciones que se produzcan en los próximos años. Por una simple razón: el futuro es interdisciplinar y cada vez lo será más.
Sólo hay dos tipos de futuros como trabajador del conocimiento: o bien eres un “buen” generalista o bien eres un especialista “espectacular”. La competencia entre los especialistas será terrible: son pocos los que podrán expandir la frontera del conocimiento. En cambio, habrá muchas más oportunidades para los perfiles generalistas. ¿El problema? En un mundo globalizado e interdisciplinar, es más difícil ser un buen generalista que un especialista espectacular.
10.- ¿Puedes darnos algunos consejos para ser un “buen” generalista?
- Lee mucho. Una de tus principales obligaciones es estar al día (stay up to date).
- Habla con mucha gente, con diversos interereses y backgrounds.
- Te pasarás la vida en cursos o actualizando tu conocimiento. Tómatelo con calma…
Ser un generalista es duro y complicado. Pero merece la pena. Esos profesionales que están cómodos en varias disciplinas y que pueden conversar con especialistas de otros ámbitos de conocimiento, están en una posición única para hacer una contribución importante a la hora de resolver los problemas que hoy tiene el mundo.
11.- No queremos desaprovechar la entrevista para hacerle algunas preguntas sobre gestión sanitaria, puesto que es un experto en la materia. En el Barometro Sanitario del 2009 se dice que “en colaboración con el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), los resultados obtenidos muestran que los ciudadanos valoran favorablemente el funcionamiento del Sistema Nacional de Salud, ya que el 7 de cada 10 ciudadanos (69,2 %) consideran que el Sistema Sanitario español funciona bastante bien o bien (aunque precisaría algunos cambios). ¿Está de acuerdo con la opinión de los ciudadanos? ¿Los datos de satisfacción son suficientes para decir/conocer que un sistema es bueno o que es el mejor sistema posible?
Decir que soy un experto diría que es cuando menos exagerar mucho; trabajo en el sector desde hace tiempo, pero hay mucha gente que se dedica en exclusividad a estos temas, y que por tanto, son mucho más adecuados para opinar sobre el tema. Dicho esto, mi opinión no es muy favorable. No soy un gran fan de las encuestas en general, principalmente porque la gente o bien miente o bien “se equivoca”. No sé (ni creo que nadie lo sepa, la verdad), quién ha respondido a esa encuesta. Puede haber incluso respuestas de gente que hace tiempo que no hacen uso de los servicios del sistema nacional de salud, y aún así han dado su opinión.
La calidad tiene dos componentes: la calidad técnica y la calidad percibida (trato, esperas, etc.). Habitualmente, lo que los pacientes valoran en las encuestas es la calidad percibida. No obstante, no sabemos casi nada de la calidad técnica (outcomes clínicos). Yo estoy a favor de que las diferentes instituciones sanitarias (principalmente los hospitales y centros de salud), sean transparentes y publiquen auditorías completas con datos de outcomes clínicos, errores, problemas asistenciales y organizativos, etc. Aunque para hacer esto, se necesita una madurez institucional que creo que todavía no tenemos como país.
12.- Estamos viendo que la receta electrónica se está implantando, en mayor o menor grado, en todas las Comunidades Autónomas. Algunos consideran que el esfuerzo presupuestario en materia TIC puede ser muy elevado. ¿Qué pueden aportar las nuevas tecnologías a la gestión sanitaria y a la calidad del servicio que percibe el ciudadano?
En mi opinión, y así lo recogen algunos de los principales estudios al respecto que ha habido en los últimos meses sobre la sostenibilidad del sistema sanitario (FEDEA-McKinsey; Antares Consulting), existen cuatro líneas de trabajo importantes: 1) ordenar el terciarismo (en España hay un hospital universitario por cada 860.000 habitantes, doblando la oferta de medicina terciaria de otros países europeos); 2) incorporar las TIC a la prestación de los servicios; 3) mejorar el rendimiento y la productividad de los profesionales (mediante el rediseño de procesos y la incorporación de tecnologías); y 4) desarrollar el modelo de atención a pacientes crónicos.
Todo lo que tiene que ver con incorporación de TIC se trata de inversión a medio y largo plazo. Inicialmente, supone un coste importante, y los resultados se observan en el medio-largo plazo. Tanto la Historia Clínica digital y compartida como la Receta electrónica son proyectos “estructurantes”, de largo plazo. Si queremos analizar su ROI a corto plazo, nunca estaremos contentos. Además, una cosa es implantar tecnología y otra que esa tecnología se use. La tecnología no tiene valor de cambio, sino valor de uso. Una de las preguntas que más me gusta hacer cuando estoy delante de una audiencia numéricamente importante es si tienen DNI electrónico. Muchos levantan la mano. Luego pregunto cuántos lo usan. Rara vez encuentro más de tres manos levantadas.
¿Qué pueden aportar las nuevas tecnologías a la gestión sanitaria? ¿Y a la calidad del servicio que percibe el ciudadano? En el medio-largo plazo, mejoras en tres áreas: 1) reducción de costes; 2) incremento de la accesibilidad por parte de los pacientes; y 3) mejoras en la calidad tanto clínica como no clínica.
13.-Por último, no podemos dejar de preguntarle por la revolución de la información y su futuro. ¿Cómo estima el futuro de los medios de comunicación “tradicionales” (periódicos, libros, artículos científicos) y cuáles cree que son las claves para ser “creíbles” en un mundo plagado de información accesible a golpe de click en cuestión de segundos?
El futuro de los medios de comunicación tradicionales es incierto. Los periódicos tienen un modelo de negocio complicado, de los que yo llamo alejados del núcleo del negocio, donde usuarios y clientes no coinciden. Daría igual que los periódicos y los periodistas lo hicieran cada vez mejor, porque el gran equilibrador de las cuentas de los periódicos es la publicidad (no lo que pagan los lectores) y ésta ha caído mucho. Tengo buenos amigos que se dedican a esto, y siempre me hablan de que el futuro está en los periódicos regionales (coincidiendo con la teoría del punto de fuga de las noticias, de Chris Anderson: “el interés por las noticias es inversamente proporcional a la distancia al lugar donde se produce y directamente proporcional a la distancia emocional (el nivel de emociones que la noticia nos produce). La noticia de que hoy mi hija se ha dañado la rodilla en el patio me interesa más que el hecho de que haya estallado un coche bomba en Kandahar”. Yo soy un consumidor de periódicos atípico. No los consumo por las noticias, sino por los análisis y por la opinión. Pero mis amigos me dicen que no soy una muestra representativa. Lo que está claro es que los grandes periódicos nacionales han entrado por aquí, por ayudar a sus lectores a entender los hechos.
Los libros quizás lo tengan más sencillo. Tengo especial fe en el libro electrónico, aunque no como está como concebido hoy en día, sino en un formato multimedia. Es un cambio que ya ha empezado, que es irreversible y que irá a más con el paso del tiempo, aunque no creo que nunca llegue a sustituir completamente al papel.