Una de las actividades más impactantes para un recién llegado a los Estados Unidos desde España, como quien les escribe, es visitar una Estate Sale, también conocida aquí como Estate Liquidation. El término tiene difícil traducción; se trata de una venta o subasta de las pertenencias de una persona recientemente fallecida sin herederos conocidos, o cuyos herederos no quieren o no pueden hacerse cargo de los bienes (o no se ponen de acuerdo sobre su disposición). También ocurre cuando un individuo tiene que abandonar su propiedad o deshacerse de una parte de ella por motivos de edad, de salud o económicos, así como en el caso de divorcios, ejecuciones hipotecarias o expropiaciones forzosas. Quien tenga curiosidad sobre cómo funciona el proceso, puede consultar este enlace: How Estate Sales Work.
Las Estate Sales son un negocio millonario en los Estados Unidos, ejecutado por profesionales que organizan todo el proceso y cobran un porcentaje sobre las ventas que puede llegar a ser del 50%. Cada día ocurren a miles en todo el territorio americano; basta con visitar este buscador para darse cuenta de la dimensión del fenómeno. Se trata además de un negocio con mucho futuro, dadas las perspectivas demográficas del país, con un envejecimiento importante de la población, especialmente la más acomodada, y un probable incremento en la tasa de mortalidad (actualmente alrededor de los 8 por 100) que no podrá ser compensado con el aumento de las expectativas de vida ni con la inmigración. Ello augura una saturación de bienes usados, artículos de colección y antigüedades como no ha visto este país en las últimas décadas, incluyendo estos últimos años de crisis económica.
Pero por encima de todo, las Estate Sales constituyen el paradigma de un sistema económico basado en el consumo y la acumulación. Para el neófito europeo, la contemplación in situ de una de estas liquidaciones sorprende, confunde y en muchos casos, incomoda. Hagan el ejercicio de visualizar todos los objetos que han formado parte de su vida, expuestos a la curiosidad y venta públicas. Y cuando escribo todo es todo: desde los muebles, objetos de decoración y menaje del hogar, hasta los libros, las fotos familiares, la ropa (incluyendo ropa interior usada), los pequeños regalos, recuerdos de viaje, juguetes, joyas, perfumes, productos de belleza, cualquier cosa que puedan imaginar. Y no imaginan lo que un estadounidense medio es capaz de atesorar durante, pongamos, cuarenta años de vida, en una de esas amplias viviendas prototipo del sueño americano.
Esta incesante acumulación doméstica ha propiciado, entre otros factores, que la rueda económica americana continúe girando. Y no sólo con bienes cuya producción moviliza fabricas y comercios: las necesidades de prestación de servicios para una familia de nivel económico medio-alto resultan impresionantes. En mi urbanización he visto desfilar en pocas semanas a especialistas en aire acondicionado y calefacción, reparaciones generales del hogar, servicios de seguridad, telefonía, limpieza de moquetas, cortinas y similares, mantenimiento de chimeneas, puertas de garajes, sótanos, patios, vallas, cimientos y caminos pavimentados, recogida de residuos sólidos (un problema en muchas partes de Estados Unidos), jardinería y paisajismo (son legión), cuidado del césped, control de plagas, inundaciones, etc. Esto, sólo en el ámbito residencial, por no mencionar el negocio de la comida, otra de las enormes pasiones de este país. O de los vehículos. O los espectáculos deportivos. Todo está conectado.
Insisto: esta inmensa demanda constituye el armazón económico de un país admirable en muchos sentidos aunque tremendo en sus contrastes. Una demanda cuyos cimientos ya no son los de antaño, pero que todavía se sustenta gracias a los artificios financieros y al espíritu emprendedor de sus ciudadanos, sin olvidar el papel que juegan las sucesivas oleadas de inmigrantes y los muchos millones de estadounidenses pobres, proveedores de un recurso humano barato e imprescindible para mantener esta formidable máquina en funcionamiento. Ellos, a su vez, persiguen un sueño americano que se les escurre de las manos. Cabe preguntarse hasta cuándo durará este sueño.
Subyace en la realidad descrita un poso de perpetua insatisfacción. Lo describe muy bien David Cain en un reciente y demoledor post de su excelente blog Raptitude, “An interview with The Man”, poniendo en boca de su interlocutor ficticio (The Man, que representa el Establishment) las siguientes palabras:
«En los Estados Unidos, más que ningún otro país, se responde a la insatisfacción personal comprando cosas o tratando de conseguir una mejor posición económica para comprar cosas más adelante. Esto (para The Man, se entiende) es genial, porque finalmente genera más insatisfacción, lo que empuja a comprar más.
También me encanta su forma de entender la felicidad orientada al futuro. Casi todos los jóvenes estadounidenses piensan que van a ser ricos en algún momento. “Más tarde” es cuando la vida será grande. No importa cual sea su salario, muy poca gente cree que ahora gana suficiente dinero. Así que están dispuestos a tolerar una vida «apenas aceptable» o incluso «no buena» durante muchos años.»
Es ese mismo poso incierto y desolador que uno advierte en las Estate Sales. Las luces (muchas) y las sombras (abundantes) de un apasionante mundo que, con su permiso, seguiremos descubriendo en próximas entradas.
Hasta entonces, como dice Garrison Keillor, veterana voz de una excelente cadena pública de radio de Washington DC y creador de The Writer’s Almanac:
“Be well, do good work and keep in touch”
9 Comentarios
Muy bueno el detalle absolutamente morboso de la ropa interior usada! ; )
Bromas a parte, yo creo que uno ha de vencer la aversión a la perdida y de vez en cuando hacer una venta(o donativo o regalo…) de un 25% de sus posesiones al menos y hacerlo en vida obviamente! Si eligiera al azar sólo en mi habitación 1 de cada 4 cosas estoy seguro que un amplio porcentaje de cosas no serían para nada necesarias y las guardo tan solo por aversión a la perdida…
No sería buena idea hacerte tu propio Estate Sale y al menos disfrutar tu mismo de esos beneficios?!
Un saludo! : )
PD:lo del 25% es el típico porcentaje puesto al azar! Pero basado en mis múltiples mudanzas diría que se acerca a esa cifra.
Una muestra del consumismo más exacerbado, en mi opinión
Un artículo un tanto contradictorio, buen ejemplo de las incoherencias que ha forzado la abundancia capitalista en el discurso de izquierdas. Como el inevitable empobrecimiento de las masas no llegaba, sino más bien al contrario, hubo que pegar un giro de ciento ochenta grados y reorientar la crítica hacia el consumo. Sí, la gente no se muere de hambre precisamente, pero gasta cada vez más tiempo y dinero produciendo y comprando bienes inútiles sin lograr la felicidad…
No obstante, puesto que amenazar al pueblo con penurias económicas siempre ha sido más efectivo para promover la revolución, los rojos no se resignan a abandonar esta técnica. Ahora están pendientes de que la crisis vaya a más para así poder decir ya te lo dije…
Volviendo al texto que nos ocupa, al final no queda claro si la mayoría de la sociedad estadounidense (un estadounidense medio, una familia de nivel económico medio-alto) tiene un alto poder adquisitivo sobre el que se sostiene el sistema, o más bien es al revés (los muchos millones de estadounidenses pobres … persiguen un sueño americano que se les escurre de las manos.
Algunos apuntes: uno puede hacer su propio Estate Sale, de hecho resulta muy común. Se suele llamar Garage Sale y se efectúa cuando haces una mudanza, reformas en casa, etc. También existen muchos mecanismos para donar. Es mucho mejor que tirar.
Con respecto al comentario de dávor, aparte del repelús que me produce leer todavía a estas alturas términos como «rojos», afirmar que el ciudadano medio americano tiene un nivel de vida alto no es incompatible con la existencia de millones de personas con rentas mucho más bajas en el país.
La renta per cápita USA fue en 2012 de 49.965$ a precios actuales según el Banco Mundial (en España ronda los 30.000$). Eso en un país de más de 300 millones de habitantes. Pues bien, se estima que hay unos 40 millones de estadounidenses pobres o que rondan la pobreza. Quizás estas cifras aclaren algo al lector confundido.
Ah, y las medias son esto: medias.
Un cordial saludo.
Hombre, te pongas como te pongas, Salvador, estás un poco queriendo defender una cosa y su contraria al mismo tiempo. Ahora resulta que «las medias son medias» y que igual las estadísticas nos engañan sobre el nivel de vida mediano en América… Pues bueno, entonces tu teoría del consumo desaforado y masivo pierda fuerza, quieras o no…
Por cierto, hablamos de «pobres» en el sentido de que ganan menos que un determinado porcentaje de la renta promedio. Es una medida de desigualdad, básicamente.
Sebastián, me llamo Sebastián.
Dávor, me parece que estás atribuyéndome afirmaciones que no he dicho y que efectuas una lectura sesgada e interesada del artículo, sólo por polemizar.
El consumo incesante no es patrimonio único de las clases más pudientes; se halla en el DNI de esta nación y es, en efecto, el que ha mantenido su pujanza económica (entre otros factores, como he escrito). Sin una masa de consumidores entregados, esta economía gripa. Y ya digo que el motor actual no es el de antaño por el crecimiento de la desigualdad y en especial, lo afectada que ha quedado la clase media con la crisis.
¿Cómo crees que se ha mantenido en las últimas décadas esa ilusión de riqueza y el consumo que tal ilusión conlleva? A base de endeudamiento. ¿Quieres datos?
En conclusión: no veo las contradicciones que apuntas y no aclaras adónde quieres llegar, pero bienvenido sea el intercambio de pareceres.
PD: sobre la percepción y la realidad de la desigualdad en este país, resulta muy interesante visitar este enlace:
http://geointelblog4italianpmi.com/2013/10/13/wealth-inequality-in-america-perception-vs-reality/?goback=%2Egde_5032714_member_5795225144192421888#%21
Un cordial saludo
Aparte de por estar escrito en su ADN, EEUU consume mucho porque son muy, muy ricos, y presenta un nivel de vida mediano muy alto, a pesar de la enorme desigualdad, por lo mismo. Ha habido mucho crédito fallido últimamente, pero un consumo de ese calibre no se sostiene con ilusiones.
De todos modos, no digo que a los americanos no les pudiera convenir desarrollar una cultura y unas instituciones más amigas del ocio. Igual trabajan demasiado, aunque tampoco quiero entrometerme en sus preferencias.
Brillante, inteligente -como siempre- y sorprendente -en esta ocasion-. Espero que le sigas sacando todo el partido posible a tu estancia en EEUU
Muchas gracias, Pepe. Comentarios como el tuyo animan a insistir en la escritura.