Uno de los grandes retos de la economía española es tener un ecosistema de empresas dinámicas, globales y en constante evolución. Pero tan importante como tener una buena natalidad empresarial es, quizás, que exista el caldo de cultivo necesario para crecer. Son las empresas que crecen las que marcan la diferencia en los territorios. Por eso es clave descubrir y analizar ejemplos, visiones y crear la cultura hacia el riesgo, el esfuerzo y el trabajo duro que significa colocar una idea y llevarla hasta ser una empresa de éxito. Esta divulgación es el activo principal del libro escrito por Fernando García Mongay, “Quiénes son, qué piensan y cómo trabajan nuestros mejores emprendedores”.
Es un libro muy al estilo Sintetia :), conversaciones y entrevistas donde se tratan de exprimir las ideas claves. En este caso ideas obtenidas de experiencias vitales, de fracasos, de éxitos, de esfuerzos y de historias muy bien trazadas. Los protagonistas son emprendedores, ahora también inversores, que se han labrado un prestigio y reconocimiento muy elevados en el sector de internet y la tecnología. Como suele ser habitual, el talento se concentra. Y los protagonistas de este libro que ha escrito Fernando pertenecen a la Asociación de Inversores y Emprendedores de Internet (AIEI). Este libro son conversaciones muy personales con Yago Arbeloa, Ángel Asín, Luis Martín Cabiedes, François Derbaix, Ismael El Qudsi, Jesús Encinar, Gustavo García Brusilovsky, Eneko Knörr, Javier Martín, Joshua Novick, José Antonio Paunero, Aquilino Peña, Alejandro Suárez.
Fernando García es uno de los periodistas más reputados en el ámbito de la divulgación de la tecnología. Colabora con Ciberpaís (El País) desde 1998; escribe también semanalmente en el Diario AltoAragón, y tiene uno magnífico blog que es de obligada parada para todos los amantes de los ebook, del mundo editorial y de sus tendencias. Además fundó y dirige el Congreso de Periodismo Digital. Es editor de ecicero.es, una editorial de libros electrónicos de periodismo de largo formato, entre 5.000 y 30.000 palabras.
:: ¿Cómo surgió escribir un libro tan singular, donde el protagonista no es el autor sino sus entrevistados?
El libro parte de entrevistas con algunos de los mejores emprendedores e inversores de Internet en España. Desde el primer minuto, tuve claro que mi labor consistía en escuchar y hablar poco porque ellos tienen cosas mucho más interesantes que contar que yo. Además, en todo trabajo periodístico, el periodista nunca debe ser el protagonista.
:: Tras este proceso intenso de documentación y de charlas con estos emprendedores e inversores:
1.- ¿Cuáles son las 3 cosas que has aprendido?
La primera que más me sorprendió es que la idea, a la hora de emprender, no es tan importante. Yo pensaba que la idea y la anticipación eran las dos claves para iniciar un emprendimiento. Entrevista tras entrevista, todos coinciden en que, más importante que la idea, son otras cosas como, por ejemplo, el equipo o el liderazgo del proyecto.
Antes de empezar el libro, pensaba que apostar por algo novedoso, algo tan innovador que no lo hiciera nadie era fundamental para triunfar. Hablando con muchos de los protagonistas del libro me convencí de que si nadie lo hace es que no hay mercado.
Otra cosa que me llamó la atención es la necesidad de que el emprendedor ponga el foco en su emprendimiento, que se centre exclusivamente en el proyecto que inicia y que no disperse los esfuerzos en distintas cosas porque se pierde mucha energía y el emprendimiento la precisa toda.
2.- ¿Qué ideas se han repetido como un mínimo común denominador en las entrevistas?
La importancia del equipo humano, la dedicación en exclusiva del emprendedor y tener claro cómo se va a financiar el emprendimiento.
:: ¿Cuál fue la historia que más te llamó la atención, y por qué?
Todos los casos que se cuentan en el libro son interesantes, pero sí solo he de elegir una historia, a mí me parece especialmente interesante la de François Derbaix porque es un caso muy inspirador de alguien que lo tiene claro desde el primer minuto. Dejó un trabajo en una multinacional y llegó a España para emprender. Como no tenía mucho presupuesto, su emprendimiento inicialmente fue low cost, con mucho esfuerzo personal —su sueldo era de 500 euros al mes—, montando la oficina en casa… Cuando Toprural ya era rentable, reinvirtieron todo lo que ganaban en lugar de repartir beneficios. El negocio funcionaba, pero él seguía viviendo de forma austera. El final fue muy feliz: en 2012 vendieron Toprural por 14 millones de euros.
:: En España, ¿tenemos suficientes casos de éxito en el mundo empresarial/emprendedor o en realidad es un mito que nos falta cultura del riesgo y de empresa?
Sí, nos falta cultura de riesgo y de empresa. Hay un dato que define muy bien cuál es la situación en España: ahora mismo el número de funcionarios y personas que trabajan en entidades y empresas públicas es muy similar al de autónomos. Eso, en un momento donde miles de personas se ven obligadas a emprender porque no tienen otra salida, no es muy alentador.
:: Parece que ser emprendedor es “cool” mientras que ser empresario es otra cosa… ¿Premia la sociedad y los medios de comunicación a los que emprenden y arriesgan o aún existe cierta estigmatización hacia el empresario?
El término empresario en muchas ocasiones se percibe como una expresión peyorativa. Sin embargo, emprender siempre se considera positivo. El emprendimiento se asocia con mucha frecuencia a Internet, a la tecnología, a estar a la última. No se tiene en cuenta que si un carpintero decide abrir un taller, también es un emprendedor.
:: En el libro se dice varias veces que “la formación importa para emprender”. ¿Crees que nuestro sistema educativo/formativo da respuestas adecuadas para crear personas dinámicas, emprendedoras y globales (que piensen más allá de su ciudad, de su región o de su país)?
La formación importa. Claro que importa. Pero no hay que olvidar que forma parte de la cultura. En España, con diferencia predomina la cultura del empleo fijo y estable frente a la del emprendimiento. Si se leen con detenimiento los currículos de los gobernantes, desde los ministros o parlamentarios hasta los directores generales de las comunidades autónomas o los concejales de los ayuntamientos, no se encuentran emprendedores y su procedencia suele ser la función pública.
:: ¿Cuál crees que debe ser el papel de los medios de comunicación en la creación de esa cultura hacia el emprendimiento?
Los medios de comunicación son un reflejo de la sociedad. Resulta curioso comprobar que la mayoría de la información que se publica sobre emprendimiento tiene que ver con casos de éxito y, especialmente, con los beneficios que se embolsa un emprendedor en una venta. Considero, además, que es desproporcionado el espacio que dedican a los casos de Estados Unidos y el poco que emplean para los españoles. Como los medios no pasan por sus mejores momentos, tal vez se deba a que es más fácil traducir del inglés que trabajar un tema propio en el que hay que invertir mucho tiempo y algo de dinero.
:: Tras las conversaciones con estos emprendedores de éxito, y tu especialidad en el ámbito de la tecnología, ¿Qué le dirías a ese industrial que aún piensa que el mundo digital no va con su empresa? ¿Le cuesta al tejido empresarial absorber todo el potencial que la tecnología existente le puede ofrecer?
La tecnología, bien dimensionada y adaptada a las necesidades de cada uno, es una herramienta imprescindible para la gestión y para la toma de decisiones. Además, sirve para que una empresa pueda innovar y alcanzar nuevos mercados. En cuanto a Internet, hace tiempo que dejó de ser una opción para pasar a convertirse en una obligación. Nadie puede quedarse fuera del mundo digital. Eso sí, no conviene matar moscas a cañonazos ni pensar que por estar en Internet el dinero va a entrar solo.
:: “Ambición, esfuerzo, modelos de negocio globales, formación, networking, experiencia”, son palabras sacadas de tu libro en distintos actores, ¿Pero esto de emprender no era algo fácil, de ser tu jefe y tener libertad y ganar mucho dinero? ¿No será un mito, verdad? (Pregunta modo ironía).
El que piense que emprender es fácil debe leer, por ejemplo, el caso de Jesús Encinar, el fundador de Idealista.com. En el libro reconoce que al principio hubiera vendido su empresa por un euro. Emprender es mucho más duro de lo que se nos vende. Lo que pasa es que al final solo se comunican los casos de éxito, que son los menos.
:: ¿El periodista digital tiene que ser un gran emprendedor para hacerse un hueco en este mundo de infotoxicación?
Cada vez más. El periodismo postindustrial, el que aparece cuando se tambalea la industria de los medios, propicia una nueva forma de ejercer el periodismo donde la empresa es menos importante y gana valor la marca del periodista. Las nuevas formas de ejercer el periodismo, especialmente en España pasan por el emprendimiento. Quienes quieren trabajar crean sus propios medios porque las empresas tradicionales hace tiempo que no contratan a nadie. Por el contrario, muchas están despidiendo a cientos de periodistas: en los medios españoles se han destruido más de 11.000 empleos desde 2008.
:: ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta un periodista digital?
Sin tener en cuenta los temas laborales, el periodista se enfrenta a mi juicio a dos grandes retos: la inmediatez de la información y el periodismo de pantalla. Internet ha propiciado que las noticias se publiquen con mayor rapidez y de forma globalizada. A muchos medios digitales parece que solo les preocupa publicar cuanto antes y no perder el tren de la última hora que por aportar nueva información y contexto. El periodismo de pantalla es el que se produce con el culo pegado a la silla frente al ordenador, sin salir a la calle, que es donde están las noticias. Ese periodismo hace que todos los medios publiquen las mismas cosas convirtiéndolos en aburridos.
:: ¿Puede un periodista sobrevivir en su profesión sin ser un participante activo en las redes sociales? ¿Son las redes sociales lo que Antoni Gutiérrez Rubí denominó “Las plazas públicas del siglo XXI»?
Sí, claro que se puede ejercer el periodismo sin participar en las redes sociales. En la calle hay muchas historias para contar. Pero también las puede utilizar como herramienta periodística porque resultan muy útiles. Es otra forma de escuchar la voz de la calle.
:: En vuestro congreso digital, ¿cuáles son los temas qué más suscitan interés y preocupan?
En marzo, dedicaremos especial atención a los emprendimientos. Se están poniendo en marcha en España proyectos muy interesantes y se presentarán una decena. Las redes sociales y el periodismo más comprometido ocuparán varias mesas de debates. En una tertulia, tres emprendedores e inversores de Internet en España hablarán sobre la posibilidad de que empresarios de Internet inviertan en nuevos medios digitales, como ha hecho recientemente el fundador de Amazon, Jeff Bezos, en el Washington Post.
:: Hacia dónde evoluciona el mundo del periodismo, ¿lo está destruyendo la tecnología o en realidad se ha llegado tarde a una adaptación y se están pagando las consecuencias?
La tecnología acelera la crisis de los medios. Pero no hay que olvidar que es la industria del periodismo la que no se ha adaptado a la nueva situación. El otro día un profesor de periodismo de una universidad, hablando de la destitución de Pedro J, decía en Twitter que “antes leíamos periódicos para saber qué le ocurría a la gente. Hoy leemos a la gente para saber qué le ocurre a un periódico”.
:: ¿Y la actividad editorial? ¿Dónde están las principales amenazas y posibilidades de futuro en este sector que conoces bien?
Por lo general se suele comparar al sector editorial con el de la música cuando se habla de su futuro. A mí me parece que es más parecido al de los medios de comunicación. La industria lleva seis años de caída consecutiva de las ventas. El año pasado se vendieron un 15% menos de libros que en 2012. Los autores cobran poco y muchas librerías resisten como pueden. Sin embargo, los popes del sector siguen empeñados en darle otra vuelta a la manivela para lograr una buena cuenta de resultados, lo mismo que hacían en el pasado cuando ganaban mucho dinero, en lugar de dedicar tiempo y esfuerzo a innovar y a adaptar las empresas para el futuro.
2 Comentarios
En el discurso político a favor de los «emprendedores» se está jugando permanentemente con la falacia de identificar en el mismo saco a los «creadores de empresas, negocios innovadores, etc.» y a los antiguos empleados de baja cualificación que se pretende que dejen de ser explotados por empresas (muchos de ellos ya están despedidos) y pasen a ser explotados por ellos mismos. Habría que distinguir claramente los dos casos, y convencer a la gente de que convertirse en un autónomo autoexplotado no es lo mismo que convertirte en un «emprendedor»
Justamente acabo de leer este artículo (http://goo.gl/dgVL2i) con el que coincido plenamente.
Ayer lo comentaba con una vecina, autónoma, que ha tenido que cerrar antes de caer en la ruina o en depresión o enferma de estrés.
Coincidíamos en la cifra de que para asegurarte que ganas 1.00 euros debes facturar entre 4.000 y 4.500 euros.
Me contaba que dejó el trabajo que tenía porque se sentía explotada por la dueña del negocio, pero que después se dio cuenta de que como autónoma pasó ha ser explotada por ella misma porque pasaba un mínimo de 12h al día trabajando para poder juntar algo a final de mes, o visto desde otro lado, pasó a ser explotada no por la dueña del negocio sino por la gente, que le dejaba facturas sin pagar, que le regateaba y regateaba hasta que había cosas en las que casi ni ganaba y así había días que ni había visto a su familia cuando llegaba a casa.
Ahora busca trabajo y advierte del peligro que supone hacerse autónoma.