Con la reciente crisis financiera se ha reabierto el debate sobre la necesidad de un regulador sistémico. Para conocer un poco de la teoría detrás de esto podemos ver artículos anteriores en Sintetia o el comentario en NadaesGratis de Jesús Fernández-Villaverde quien perfectamente define la figura de un regulador sistémico.
Así, uno de los puntos del debate es si el regulador debe seguir el precio de los activos financieros para identificar la posibilidad de burbujas que conllevaran riesgo sistémico. El ejemplo clásico es el seguimiento del precio de los activos inmobiliarios. La visión mayoritaria, tal y como indica Jesús Fdez-Villaverde es que la política monetaria es un instrumento demasiado burdo para el control de los precios de los activos o para desinflar “burbujas”, en especial dada la limitada comprensión de los fuertes movimientos de los activos.
En cambio, recientemente investigadores de la Comisión Europea han llegado a la conclusión de que en realidad podemos disponer ya de una herramienta que se viene utilizando en política monetaria (en la Zona Euro) que nos permitiría anticipar posibles tendencias a nivel nacional en el precio de los bienes inmuebles: se trata del crecimiento del agregado monetario (en concreto, proponen la M3).
La conclusión de su estudio es que el seguimiento de la participación nacional en el agregado M3 puede ser explicada por los movimientos en los precios inmobiliarios, una vez controlamos por crecimiento nacional del PIB y tipos de interés. Así, identifican varios efectos:
- Efecto riqueza: a mayor precio de los inmuebles, mayor sensación de riqueza y mayor deseo de los individuos de mantener parte de la misma en liquidez.
- Efecto substitución: si se espera próximamente un incremento en los precios inmobiliarios, los individuos retirarán liquidez para destinarla a la inversión en una segunda vivienda o una renovada primera vivienda.
- Efecto colateral: a mayor valor del bien inmueble, mayor facilidad para disponer de nuevos préstamos (mayor liquidez) aprovechando un colateral de más valor.
- Efecto transacciones: ante un boom inmobiliario, las transacciones económicas se disparan, y la necesidad de liquidez para ello también.
Por esto, concluyen que el seguimiento de la M3 a nivel agregado podría estar enmascarando tendencias contrarias a nivel nacional. Se observa así el comportamiento que siguen el crecimiento de la M3 y el crecimiento de los precios inmobiliarios país por país:
Evidenciando la existencia de correlación entre ambas variables. Véase el caso de España e Irlanda, quien con crecimientos de dos dígitos en los precios de los activos inmobiliarios presentan tasas de crecimiento de la M3 muy superiores a Alemania o Portugal, con crecimientos más moderados de sus mercados inmobiliarios.
Destaca por último que la relación entre precios inmobiliarios y liquidez en la Zona Euro comienza con la instauración de la moneda única. Ya que antes no se daba. Los autores explican esto dado el efecto de globalización financiera iniciado con la constitución del área monetaria común. Los booms inmobiliarios nacionales comenzaron a aprovecharse de un gran pool de liquidez a nivel europeo que sin barreras de tipo de cambio posibilitó la entrada de financiación mayorista barata para las instituciones financieras. Estableciendo así la relación significativa entre precios inmobiliarios y demanda de liquidez.
Así, podemos pensar que el regulador sistémico podría aprovechar una herramienta que ya viene usando: el crecimiento de la M3 , como actual pilar II de la política monetaria del BCE. Debiendo tan solo repensar dicha herramienta a nivel nacional, en vez de a nivel europeo. De este modo, se puede argumentar la utilidad de esta variable no como causa cercana de inflación (recordemos el debate sobre la inflación como fenómeno monetario, el cual llevó a la Fed a eliminar esta variable de su mandato), sino como herramienta de seguimiento (y control) de los precios inmobiliarios.