Hace unos días tuve una interesante (y larga) conversación por WhatsApp con mi amiga Yolanda Mata acerca de los incentivos que genera nuestro actual modelo universitario (Yolanda es economista, psicóloga, y actualmente está realizando un Máster Universitario en Investigación Farmacológica). Por sugerencia suya, intentaré plasmar aquí ese sistema de incentivos. No pretendo hacer una propuesta de reforma universitaria, solo un pequeño análisis de los resultados más evidentes del sistema con que nos hemos dotado.
Descripción de la universidad pública española
En España tenemos un sistema de universidades eminentemente públicas, las cuales durante el curso 2010-11 reunían 1.269.355 alumnos universitarios (un 88% del total) y 81.368 alumnos de máster oficial (un 80% del total). Insisto: Eminentemente públicas.
Cada alumno en la universidad pública española cuesta al año 12.141 dólares USA a paridad de poder adquisitivo. Un 11% más que la media de la OCDE y un 15% más que en la Unión Europea. Bien es cierto que esa brecha es aún mayor si contamos todos los niveles de educación: un 21% más. Esto es un gasto por alumno equivalente a un 30% del PIB por habitante.
Las tasas medias que la universidad pública cobra en España por cada estudiante están por debajo de Italia, Portugal u Holanda, y por supuesto muy lejos de Japón o EEUU (donde la universidad pública es considerada como de un nivel entre el de nuestra FP y una diplomatura universitaria). Las tasas netas que paga el alumno de la universidad pública española están en torno al 50% de la tasa media, por debajo de todos los países comparados en este estudio, solo por encima de Italia y México.
El sistema educativo, en España, sufre de un grado de centralización de las decisiones que le incumben (se toman fuera del centro, en la administración central, regional o local) mayor que el resto de la OCDE salvo Portugal, México y Grecia. La propia conferencia de rectores de universidades públicas reconoce que en los últimos años se ha ampliado la oferta de titulaciones incluso en aquellas en las que bajaba su demanda. Una decisión que, evidentemente, no se ha realizado dentro de la universidad sino a nivel político. En los ámbitos de decisión que mantienen, como la administración de personal, tampoco rinden cuentas con prontitud y diligencia.
Desde 1995, en España solo ha habido un tipo de reforma de la universidad pública. El aumento de tasas.
La rentabilidad del acceso a la universidad para un estudiante español, la diferencia entre costes (públicos y financiados con los impuestos) y beneficios (privados y resultantes de mayores sueldos), es enorme y mayor que en la media de la OCDE. Sin embargo, cuando el diferencial de ingresos futuros es aún mayor, como en Japón y Corea, los alumnos tienden a esforzarse mucho más en llegar bien preparados a la universidad.
Es sabido que los mejores profesores son también los mejores investigadores, pero en la universidad española, en la que su autonomía se reduce casi exclusivamente a la selección de personal, los contactos importan, y mucho, en la carrera universitaria. Puede que incluso más que la capacidad y calidad docente e investigadora. Damos ejemplo de cómo no seleccionar a los profesores, y cada vez se abren nuevas vías de endogamia. Siendo el primer destino de los estudiantes europeos que participan en el programa Erasmus, nuestra falta de atractivo para personal docente e investigador hay que buscarlo dentro de la estructura.
Los mejores investigadores, los que se van fuera de España, son muy pocos. Solo exportamos un porcentaje de los investigadores mayor que Japón, Brasil y EEUU y solo importamos un porcentaje mayor que Japón, Brasil e Italia. Se me antoja que, además de los factores culturales atribuibles a Japón y de prestigio atribuibles a EEUU, la responsabilidad de nuestro poco atractivo como destino y como generador de investigadores, es exclusivamente nuestra.
La actividad investigadora genera ingresos en la universidad, sí. Tanto como 1.465,81 millones de euros en 2008. Pero para poner este dato en contexto, solo cubre el 65% de las inversiones que realizaron ese mismo año.
Las mejores universidades españolas, además, no se encuentran entre las mejores 200 del mundo en el Ranking Shanghai. Mejoran en otros rankings pero el panorama es desolador.
Entendiendo para qué se estudia
Pero partamos de entender qué es la educación superior. Es simplemente una inversión en conocimientos y habilidades avanzados, en forma de capital humano, que debería rendir en forma de unos mayores ingresos cuando el estudiante trabaje. Para ello, han de ser conocimientos y habilidades que vayan a ser valorados en el mercado laboral. Unos estudios universitarios que no generen mayores ingresos están fallando en su propósito en tanto que forma de inversión. Aún más lejos, un cálculo del coste estudios universitarios que se comienzan y no se finalizan y las asignaturas que se imparten y no se aprueban, de inversiones que no generarán ninguna rentabilidad, arroja una cifra de 2.960 millones de euros anuales, casi el 0,27% del PIB.
Otras funciones de la universidad, como la investigación y la ampliación del conocimiento, tienen su rentabilidad, pero en forma de prestigio y selección del mejor profesorado, que a su vez la llevarán a obtener prestigio y a través de él a poder aumentar sus ingresos en forma del dinero que paguen sus alumnos. Ya hemos visto que los ingresos que genera la investigación no alcanzan ni para cubrir sus inversiones, no digamos cubrir también los costes laborales, energéticos…
Todo este sistema de incentivos tiene unos resultados terribles
Igual que ocurre con cualquier subvención de un producto o servicio, y aún más de una inversión, dado que el estudiante paga una fracción ínfima de los costes de su educación, la demanda se dispara (millón y medio de estudiantes entre 45 millones de habitantes).
Igual que sucede en cualquier mercado cautivo, en el que la entrada de nuevos productores está restringida, los precios suben y la calidad del producto, la educación, baja.
Igual que en otras muchas inversiones visibles y caras, como aeropuertos y AVEs, que finalmente se han demostrado ruinosas, la apertura de nuevos centros universitarios donde no hay suficiente población está movida por la rentabilidad política y no por una supuesta rentabilidad social.
Igual que en cualquier otro negocio en el que el cliente es cautivo y los ingresos no dependen de él (¿electricidad de fuentes renovables?) la organización se olvida del cliente, dedicándose a sus propios intereses (endogamia).
Igual que en cualquier organización sometida a los mismos incentivos, la calidad producida (la preparación y adecuación de los alumnos) baja. El ejemplo de los aspirantes a profesor de primaria en Madrid es sintomático.
Incluso en un entorno que les favorecía enormemente, las universidades públicas perdieron estudiantes hasta bien entrada la crisis, mientras las privadas seguían ganando alumnos. Si tenemos en cuenta el diferencial de coste para el alumno entre ambas, es un síntoma clarísimo de baja valoración relativa de la pública.
Con los estudios oficiales de nivel Master ocurre algo distinto pero con una conclusión similar. La aparición del Real Decreto 1393/2007 modificaba las titulaciones oficiales de Master disparando su presencia igualmente en unas y otras universidades. Pero de nuevo, la diferencia de precios entre centros públicos y privados no se refleja en diferente evolución del alumnado máster entre tipos de centros.
Podemos comprobar la falta de adecuación de la formación universitaria en la sobrecualificación de los jóvenes españoles que trabajan. Es decir, que los jóvenes españoles que sí tienen trabajo (con un 57% de paro juvenil), lo hacen en empleos por debajo de su nivel de formación.
Algunas posibilidades sin desmontar el sistema universitario público
Por encima de mis preferencias personales, ideológicas o no, quiero presentar aquí varias posibilidades que mejorarían a corto y medio plazo el desempeño de estos centros.
Para poder adaptarse al cambiante mercado laboral que afrontan sus graduados, la universidad necesita ser flexible en oferta académica y contenidos. Para ser flexible necesita tener una gran autonomía, que en España definitivamente NO tiene. En otros países se habla públicamente de los títulos universitarios a evitar. ¿Sería posible este debate en el nuestro?
El mejor sistema de gobierno universitario que se ha testado es el control por parte de los antiguos alumnos, por encima de profesores o alumnos actuales. Y no, el “control democrático” de la universidad no es el óptimo, como indica la evidencia.
Para alinear los incentivos de la universidad con los del alumno, manteniendo la financiación pública, la mejor manera es financiar directamente al estudiante, al modo del cheque escolar.
Una manera aún más ambiciosa de financiar la universidad generando mejores incentivos sería hacer que sea el estudiante quien corra con los costes de su educación y subvencionar solo a los brillantes. De este modo serían mucho más responsables de su elección y educación.
Y es que, como bien dice Serafín Fanjul, la universidad ha de ser, por esencia, selectiva (que no elitista).
Acabo con un disclaimer. No tengo ningún interés directo en el mundo universitario, ni en atacarlo ni en defenderlo. Ni trabajo en él ni para él, ni lo he hecho ni es probable que lo haga. No tengo hijos que vayan a ir a la universidad. Tan solo reflexiono sobre lo que veo y lo comento. Y a menudo me equivoco, pero aprendo.
18 Comentarios
Las cifras son muy interesante pero disiento profundamente en el concepto «qué es la educación superior». Como decía E. W. Dijkstra «La tarea de la universidad no es ofrecer lo que la sociedad demanda, sino lo que la sociedad necesita. Las cosas que la sociedad demanda son, en general, bien conocidas, y para ello no necesitas una universidad, la universidad tiene que ofrecer lo que nadie más puede proveer».
@Golem
Gracias por el comentario. Si lees con detenimiento, verás que no niego otras funciones a la universidad «como la investigación y la ampliación del conocimiento». La cuestión es cómo financiarlas, a ser posible de forma no coactiva. Habitualmente se logra «en forma de prestigio y selección del mejor profesorado».
Un saludo.
Interesante post, pero subvencionar solo a los brillantes ex-ante puede traer problemas, pues no todo el mundo llega con vocación o siendo un alumno de sobresaliente a la universidad; y, sin embargo, una vez en la universidad se vuelve brillante. Me parece mucho más prometedor el enfoque australiano, a grandes rasgos: la educación superior se financia con préstamos a estudiantes, y en función de los resultados se deberá devolver el préstamo o no.
«Pero partamos de entender qué es la educación superior. Es simplemente una inversión»
A partir de aquí, dejé de leer.
@Jose
Gracias por comentar.
La brillantez no se demuestra necesariamente antes de acceder a la universidad, también durante o después. No conocía el enfoque australiano, pero me gusta.
@Pedro Terán
Una lástima que hayas dejado de leer lo que no te gusta, si quiera para señalar los errores que pueda contener.
@Pedro Terán
Y para usted, ¿qué es la educación superior y cómo debe de financiarse?.
Hola, gracias por contestar. Desarrollo un poco más mi breve comentario. (1) En mi opinión, la investigación y la ampliación del conocimiento no son «otras funciones» sino las funciones principales de la universidad. Y la rentabilidad no es «en forma de prestigio y selección del mejor profesorado» sino en el desarrollo de conocimiento general. Conocimiento que puede ser traducible en términos económicos o no. La rentabilidad de la investigación en historia no es económica, tampoco la filosófica o la de muchas disciplinas lejanas a la tecnológica. Mucha investigación en ciencias experimentales no tendrá previsiblemente retorno en términos de dinero sino en términos de sabiduría, por usar una palabra casi abandonada. Sigo…
y (2): creo que la universidad no debe tener como criterio principal «poder adaptarse al cambiante mercado laboral». Entre otras cosas porque las exigencias del mercado laboral so efímeras y si hoy hay demanda de gente formada en un tecnología concreta de moda, dentro de dos años será otra cosa y los que hoy la estudien la verán inútil y obsoleta cuando egresen.
La universidad debe, en mi opinión, formar pensadores e investigadores, no solo técnicos. Y eso la sociedad no lo demanda (cita de Dijkstra) pero lo necesita. Podemos transformar la universidad en una especie de FP más avanzada pero eso, insisto, es mi opinión, no es lo que debe hacer.
Finalmente, la educación superior no debe ser una «inversión», es una necesidad humana que satisface la curiosidad, las ganas de conocer y la imperiosa fuerza que nos lleva a intentar comprender el mundo. Lamentablemente, en los últimos años estamos siendo presionados para que los alumnos sólo conozcan herramientas y técnicas «útiles» dejando las ideas más profundas y el razonamiento crítico como algo prescindible y absoluatmente innecsario ya que todo se enfoca al mercado laboral que, dicho sea de paso, no exige brillantez sino principalmente mano de obra poco exigente y a bajo precio. Saludos.
@Golem
Vivimos en el siglo XXI y tenemos un acceso inmediato y global a información y formación como nunca se tuvo antes. Luego quien quiera desarrollar su pensamiento y conocimiento, satisfacer la curiosidad innata del ser humano, no NECESITA acceder a la universidad para hacerlo.
La educación universitaria no es una necesidad humana. Dicho de otro modo, quienes no han accedido a la educación superior no son necesariamente seres humanos incompletos ni sienten necesariamente carencias como personas.
Las funciones que asignas al terreno universitario, y yo también, como la investigación y la ampliación del conocimiento (no importa el campo del saber) ¿cómo se financian? ¿Quién las paga? ¿Han de realizarse necesariamente en la universidad? ¿Por qué no en museos? ¿En think-tanks?
Por tus palabras entiendo que trabajas en docencia en una universidad pública. ¿No crees que el razonamiento crítico debiera generarse ya en niveles más básicos de educación? ¿No te parece que la clase universitaria al uso –lección magistral y toma de apuntes- es una muy mala manera de estimularlo? ¿Repensamos la universidad?
Dices que “el mercado laboral no exige brillantez sino principalmente mano de obra poco exigente y a bajo precio”. Te lo desmiento totalmente y, como ejemplo, me remito a uno entre muchos posts en esta casa (https://www.sintetia.com/la-innovacion-esta-en-todas-las-cosas/)
Gracias por tus comentarios.
1. Para desarrollar el pensamiento y el conocimiento no basta con tener acceso a la biblioteca de Alejandría, es necesario un ambiente de inquietud intelectual que, es mi opinión, debería darlo la universidad. La educación universitaria es una expresión que no acaba de gustarme, yo lo llamaría formación. Y no es que quien no la tenga sea menos persona pero ya prefiero vivir en una sociedad que la tenga.
2. ¿Quién paga la universidad? Pues todos, como las bibliotecas públicas o las convocatorias de proyectos de investigación.
3. Sí, la universidad es el lugar idóneo. Los museos hacen investigación pero su dimensión es minúscula en comparación y su función principal no es esa. Sobre los think tanks podría decirte algo si tuviera claro qué son 🙂
4. El razonamiento crítico debe comenzar más abajo, en efecto, pero es como todo, puede y debe desarrollarse y la universidad debería ser un lugar idóneo para ello. Y sí, la clase universitaria tópica (más que tipica) no lo facilita pero eso no supone que la renovación de la universidad deba ser transformarla en una Formación profesional más avanzada.
5. ¿Repensamos la universidad? Pues claro, yo soy muy crítico con muchas cosas que están pasando. Creo, sin embargo, que mis ideas serían distintas a las tuyas y tal vez incompatibles.
Saludos.
Puede que la universidad debiera dar un ambiente de inquietud intelectual pero, ni es rasgo diferencial de ella frente a otros ámbitos (la familia en algunos casos) ni lo da necesariamente. En tal caso no entiendo por qué la identificas necesariamente la universidad con el actual modelo de universidad pública en España (prefiero vivir en una sociedad que la tenga).
Con cariño, dices que la función principal de los museos no es la investigación… pero podríamos decir lo mismo de la universidad, ¿no crees?
¿Por qué ha de pagarse necesariamente con impuestos al conjunto de la sociedad? Del mismo modo, ¿por qué han de hacerlo las bibliotecas públicas? Creo que es el fondo de nuestra diferencia de planteamientos, que yo lo pongo en cuestión.
Un abrazo y gracias de nuevo por tus comentarios.
La ley de universidades pone al mismo nivel educación e investigación. Y yo estoy de acuerdo (sin que sirva de precedente).
El problema, ciertamente y detalles aparte, es que diferimos en nuestro planteamiento más básico. Si tienes dudas sobre por qué deberían pagarse con impuestos las bibliotecas públicas, la verdad es que no tengo mucho más que decir, la distancia es excesiva. Saludos.
Este blog tiene futuro. No sólo el autor tiene buenas ideas sino que acepta ideas mejores (la de los préstamos en Australia) pero es que además responde a lo que aquí se comenta.
Mi opinión es que no todo el mundo destaca durante la universidad.
Yo personalmente me aburría mucho, y luego he obtenido buenos trabajos porque mis ideas no las tienen otros que eran, a mi modo de ver, auténticos loros, ahora muchos son loros con beca.
El modelo estudiante-loro ya no es (nunca fue) el que demanda la sociedad, no lo es para las empresas que buscan a gente creativa y no lo es para la universidad que busca investigadores que produzcan artículos de impacto en menos de dos años de trabajo (conozco gente que en 10 años o más no ha producido nada).
Necesitamos una medida de productividad (índice h) y otra de creatividad (hay un índice que inventó un español).
No olvidemos que muchos de los que se quejan de la escasa financiación son culpables de la endogamia universitaria y de que muchos alumnos (me refiero a los buenos) dejen la universidad o cambien de universidad/país.
Tenemos además que ver más allá y contratar como hacen las universidades americanas. No sólo por las notas sino por lo que has hecho luego de la universidad, la universidad pública española está totalmente desconectada de la realidad. Es más a veces está desconectada hasta de la investigación. Hay universidades en España que son centros de enseñanza y punto, allí ni se investiga ni se hacen prácticas en empresas. La reforma es necesaria pero por favor, que vengan los americanos a hacerla!!!
El gran problema de este país es la politización de las universidades, la endogamía y la falta de cuidado de los alumnos que pueden destacar. La manía, que roza la esquizofrenia, de igualar al alumnado para no causarle «depresiones», está haciendo que la competencia, el querer mejorar, se diluya mucho antes de llegar a la universidad.
Las universidades deberían de estar buscando expedientes ya en primaria, para poder ofrecer becas a los estudiantes brillantes y así mejorar sus posibilidades.
Aquí se hace al revés. Subvencionamos con 6.000 euros para que simplemente vayan al instituto.
Y hay muchos que no entienden que un alumno brillante no es igual que un alumno mediocre. Oportunidades para todos, si. Pero privilegios solamente para aquellos que las aprovechan.
¿Podrían ustedes desglosar esa cantidad de dinero para que pueda entender a dónde va semejante cantidad por individuo?
Más que nada porque yo como estudiante de la universidad pública no veo que el gasto por individuo llegue a tal cantidad, y puede que ni si quiera a la mitad.
Ahora bien, si se han sumado los sueldos de cada profesor a la cantidad por individuo dentro de todo ese dinero y no dividido entre la media de alumnos por clase, puedo llegar a entenderlo. En tal caso serían unos datos absolutamente ligados a un interés alarmista ya que cada profesor da clase a 30, 50, 70 alumnos o incluso más.
Por otro lado, como alumno, les puedo decir que más no se puede ahorrar. Ya no nos dan ni fotocopias para hacer los ejercicios en hojas. Nos las pasan por el servicio de correo electrónico de la universidad y nos las tenemos que imprimir nosotros en casa. Hasta este punto llega la situación. Por eso les pido que por favor desglosen esa cantidad de 12.141 USD por alumnos, que a mi juicio es falsa.
Saludos.
Muy buenas.
Muchas gracias por comentar vuestras impresiones, y a @yoriento por reabrir este debate.
@Alvariteus
Si vas a la fuente, un informe del Gobierno de España para la OCDE, verás que no están desagregados. Si quieres entender dónde va tanto dinero, habrás de hacerlo por fuentes secundarias.
Puedes, por ejemplo, acudir a la memoria de cualquier universidad (https://www.ucm.es/data/cont/docs/3-2013-03-19-Memoria%20Centros.pdf para la UCM) y cruzar los datos con el número de alumnos por centro (https://t.co/toiN9TGePg). Así, te encontrarás con ratios como estos:
Matemáticas UCM 2011-12. 1301 alumnos, 152 prof; ratio 8.5 alumnos/prof.
Geograf/Hist, UCM 2011-12. 4130 alumnos, 342 prof. Ratio 12 alumn/prof.
Filosofía UCM. 82 prof, 993 alumnos; ratio 12 alumnos/prof.
No digo que este se EL problema, digo que son datos oficiales, del Gobierno de España para la OCDE, y que en algunas facultades el coste solo de los profesores es superior a los US$12.141 por alumno… Sin contar con personal no docente, consumos, instalaciones, etc.
Un saludo.
Datos actualizados sobre el gasto por alumno en España y el resto de la OCDE.
http://www.libertaddigital.com/espana/2013-06-25/espana-gasta-un-15-mas-por-alumno-que-la-media-de-la-ocde-1276493753/
Incluyendo I+D en España se gastan US$13.373 por alumno en universitaria. Más que en los datos de 2008, últimos disponibles para escribir este post.
Excluyendo I+D, US$9.494.
http://www.oecd.org/edu/eag2013%20(eng)–FINAL%2020%20June%202013.pdf Páginas 164 y ss.
Es un 2% más que la media de la OCDE y un 3% que la UE21. Otro informe en español y mas sintetizado en http://es.scribd.com/doc/149986511/PANORAMA-DE-LA-EDUCACION-Indicadores-de-la-OCDE-2013