La palabra innovación está de moda, parece que todas las soluciones a los problemas pasan por invertir en innovación. Si miramos unos cuantos años atrás (o cientos o miles) la innovación ha caracterizado la historia de la humanidad: inventos como la rueda, la máquina de vapor, el ferrocarril, y un larguísimo etcétera. Todos los grandes inventos que han transformado la vida de las personas tuvieron y tienen un denominador común por parte sus inventores: la pasión e ilusión por descubrir algo nuevo, por resolver un problema o necesidad social.
Creo que éste es el enfoque correcto de lo que significa innovar: pasión e ilusión por descubrir algo. No es una definición exacta, y puede que me lluevan críticas por ello, porque según la RAE innovación es la creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado. Pero a esta definición “oficial” hay que añadirle los condimentos de la pasión y la ilusión, porque son imprescindibles para afrontar los verdaderos cambios. No obstante, definir qué es innovación no es algo acotado y cerrados, hay mucha disparidad de opiniones de cómo se interioriza el concepto y las implicaciones de lo que supone innovar. Un ejemplo de ello es la respuesta a ciertas personas de relevancia a una pregunta concreta: ¿qué es la innovación? Puedes ver la disparidad de respuestas en el siguiente vídeo.
No obstante, yo le asigno un valor centrar a la pasión y a la ilusión, porque sin ellas, ¿cómo se consigue que una empresa u organización innove? Ante este desafío surgen varias preguntas importantes:
- ¿cómo trasmitimos esa pasión e ilusión?
- ¿son correctas las políticas de subvenciones a la innovación?
- ¿de dónde emanan la ilusión y la pasión en una organización?
Detrás de la ilusión y la pasión están las personas. Esas actitudes no se pueden subvencionar, ni intercambiar en un mercado. Por ello, son las personas que lideran las organizaciones las que tienen la obligación de transmitir esa pasión e ilusión para con ello crear un ecosistema a través del cual se gesten nuevas ideas, que se testean y maduran, para luego lograr cosas tangibles, diferentes y que aportan valor social y económico.
La innovación es proximidad al mercado, eso nunca se debe de olvidar, eso significa que en periodos cortos de tiempo hay que estar lanzando innovaciones al mercado, probando y testeando. Si son periodos cortos de tiempo, ¿cómo lo encajo con las ayudas a la innovación?, Se da la paradoja, en muchas ocasiones, donde al presentar ayudas públicas para el desarrollo de un producto/proceso innovador, puede suceder que entre que se produce la adjudicación, se ejecuta y se justifica ya haya salido 3 versiones de iPhone, eso teniendo en cuenta que previamente se ha tenido que elaborar un plan diciendo lo que se va hacer, cómo se hará y en cuanto tiempo. Muchas empresas que se enfrentan a estos procesos públicos de fomento de la innovación acaban preguntándose lo mismo ante una convocatoria: ¿y yo qué sé si lo voy a poder hacer, ni que dificultades me voy a encontrar, ni cuanto me va a costar? El resultado es que se hace una gestión predictiva de los proyectos con los que se acceden a ayudas públicas, se escribe lo que se cree que se hará y si no se cumple…aparecen los problemas para justificar la ayuda, y todo el proceso puede que no haya servido para nada…
Afortunadamente existen otros métodos de gestión para proyectos innovadores, gestión ágil de proyectos, y uno de los marcos de gestión ágil de proyectos es Scrum, que se centra en proporcionar valor en cortos periodos de tiempo. Esta metodología es ampliamente utilizada por empresas muy dinámicas e innovadoras en el mercado, véase:
- Scrum in Apple
- Scrum in Google
Scrum te permite focalizar tu estrategia cerca del mercado saliendo rápido a este. Desde mi punto de vista, es una de las mejores formas para gestionar proyectos de innovación. Eso sí, ojo con hablar de estas cosas a las personas, normalmente funcionarias, que te vayan a valorar un proyecto para una ayuda, porque te mirará extrañado. Me pregunto, ¿no se trata de eso, de innovar?¿De hacer las cosas de forma diferente? Entonces ¿por qué cuesta tanto innovar precisamente en aquellos que marcan las reglas de juego en el ámbito de la gestión de ayudas a la innovación? Terrible paradoja, nos piden innovar y los que menos innovan son lo que ponen las reglas…
En definitiva, en la compleja ecuación de la innovación tienen que estar las variables de la pasión, la ilusión y tener el talento suficiente y los modelos de gestión adecuados para convertir las ideas en realidades tangibles. En el siguiente vídeo Simon Sinek explica cómo los grandes líderes motivan a la acción transmitiendo su pasión e ilusión:
Sobre el autor:
José Moro Melón. Fundador y Director de la firma Gedpro