Creo que ya he dicho en alguna ocasión que cualquier persona que quiera tener un enfoque creativo e innovador de su trabajo o empresa no ha de ceñirse a los conocimientos propios de su campo. Es una de las claves del pensamiento híbrido, que mezcla elementos aparentemente ajenos y con los que crea nuevos conceptos, ideas o teorías. Viene esto porque estoy leyendo un magnífico libro publicado por Editorial Ariel, En el Café de los Existencialistas, donde la autora, Sarah Bakewell, hace un análisis y recorrido por la filosofía existencialista y sus principales autores.
Leyendo me encuentro con el siguiente párrafo:
“A diferencia de los seres, es difícil concentrarse en el Ser, y es fácil olvidarlo. Pero una entidad en particular tiene un Ser mucho más notorio que otros, y ése es uno mismo, porque a diferencia de las nubes o los portales, yo soy la entidad que se pregunta sobre su Ser.”
Habla este párrafo de la complejidad del concepto de Ser de Heidegger y de cómo llega a hablar de varios “niveles” del Ser. Sin embargo, lo que a mí me llama la atención y me hace cerrar el libro y ponerme a tomar notas es la idea de un ente autoconocido, que por sí mismo llega a conocerse y a percibir su realidad, sus fortalezas y debilidades, su Ser en suma. Esta idea de Ser autónomo e independiente me lleva a reflexionar sobre cómo las empresas enfocan sus estrategias de innovación, bien desde sí mismas y tras un previo conocimiento y convencimiento de su necesidad, o desde influencias exteriores y casi por necesidad.
Innovación propia
Seamos sinceros, que una empresa se conozca a sí misma (no tan obvio como debería ser) y diseñe un modelo de innovación autónomo refleja, por un lado, un compromiso claro con la innovación, y por otro lado una posición de fortaleza que no tienen otras. En estos casos la innovación aparece como algo interno, como el resultado de una visión propia y capaz de integrarse de manera natural en las estrategias de la organización.
Suele ser un tipo de innovación proactiva, que busca influir en el entorno y en el mercado, dentro de sus posibilidades, y trabajar con un enfoque estratégico prospectivo. Hablamos de empresas y organizaciones que introducen la innovación en el ADN de sus estructuras y mantienen una relación directa con el mercado. Son organizaciones que, dentro de su proceso de nacimiento, desarrollo y declive, centran la innovación en la fase de desarrollo, sin esperar urgencias externas.
De este modo se suelen caracterizar por:
-Controlan los propios recursos de innovación. Puesto que no es una innovación “sobrevenida” pueden trabajar con una asignación racional de recursos según la propia naturaleza de la organización y sus posibilidades.
-Aplican innovación disruptiva. Por lo general son empresas que quieren transformar el entorno y adelantarse o “crear” el futuro.
-La innovación viene “de dentro”. La propia organización construye su propio modelo de innovación, asumiendo sus fortalezas y debilidades y gestionándolas.
-No existe urgencia. Puesto que están en fase ascendente, supuestamente en una etapa de buen posicionamiento, no se innova como respuesta a una crisis, sino que se innova porque forma parte del ADN de la organización.
-Parten de bases sólidas de conocimiento propio. Todo esto se aposenta en el autoconocimiento del propio ser de la organización, de sus puntos fuertes y débiles, como he dicho, de hasta dónde puede llegar con recursos propios y cómo conseguir recursos externos.
Se construye así un modelo mucho más sólido y consistente, que tiene uno de sus pilares en la humanización de la empresa, en el convencimiento de que las personas son las que construyen la organización y que han de asumir el Qué Son para a partir de ahí construir el Qué Quieren Ser.
Innovación inducida
Frente a eso podemos hablar de un tipo de innovación inducida, que es más una respuesta a las necesidades que el entorno crea a la organización que una estrategia propia. No es una innovación que nazca de la propia empresa, puesto que ésta no busca una posición de liderazgo, sino que sigue una estrategia de benchmarking monitorizando a la competencia y tratando de ser mejor que ella.
Suelen ser empresas centradas en el producto más que en el cliente, y que no se conocen a sí mismas, sino que reaccionan de manera más o menos instintiva a los cambios externos que les afecta. No innovan por convencimiento, sino por necesidad, ya sea porque tienen una crisis de posicionamiento o directamente una crisis de modelo. No están capacitadas para realizar una innovación disruptiva porque no proyectan la innovación hacia el futuro, sino que ésta es una respuesta a problemas externos que les afectan internamente. Por lo tanto se suelen enfocar a un modelo de innovación incremental y en fases de crisis de la propia empresa.
Su modelo se caracteriza por:
-Aunque quieren controlar los recursos de innovación les es complicado porque es una respuesta a un problema externo que requiere de determinados recursos que no siempre se tienen.
-Aplican innovación incremental, tratando de mantener el statu quo.
-La innovación viene “de fuera”, al menos el impulso o necesidad inicial, y puesto que no están preparados para la innovación también suelen necesitar recursos externos.
-Es una innovación urgente, que les surge de una necesidad que han de corregir aceleradamente, lo que genera inseguridades y problemas de gestión, enfocándose más a los resultados que al proceso.
-En ocasiones ni siquiera se conocen a sí mismos para comprender cuáles son sus necesidades y posibilidades reales de innovación.
Ante estos dos tipos de innovación creo que no es necesario decir cuál es la que prefiero. Sin embargo seríamos ilusos si pensáramos que todas las empresas que innovan están en el primer modelo. En realidad la innovación se ha utilizado en muchos casos como una huida hacia delante e incluso como una herramienta de marketing. Este tipo de empresas han de ser conscientes, sin embargo, que a pesar de utilizar el modelo inducido de innovación también se puede gestionar lo suficientemente bien como para conseguir resultados interesantes que nos acerquen a un modelo de innovación propia. Aunque esto es objeto de otro artículo.