“Siéntate. Espalda recta, hombros y manos relajadas, éstas palmas arriba sobre las piernas. Cierra los ojos. No tienes que hacer nada. Sólo fijarte en las imágenes que pasan por tu cabeza en ese momento”. Esto a las 9 am, en el despacho de Javier Carril, me hizo cambiar mi visión del poder de la mente. A esa hora mi cabeza era un hervidero de imágenes. Una película que pasaba a cámara rápida. Con cientos de temas distintos. En ese momento entendí una cosa. ¿Cómo iba a tener una mente relajada, equilibrada y con fuerza para tirar por el día que tenía por delante con todo aquello que estaba allí? Ahí descubrí el poder de la mente inconsciente. Empecé a conocer el mindfulness, y a profundizar en estos temas. Desde hace más de 3 años trato de trabajar mi mente casi todos los días porque estaba muy desatendida 🙂
Ahora, José Manuel Calvo publica un libro maravilloso, Mindfulness: el arte de controlar tu mente. José Manuel es un reputado profesional en este campo. Licenciado en Psicología con especialidad en Organizaciones y Recursos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid, con certificaciones en Coaching (Instituto Europeo de Coaching) y Coaching Sistémico de Equipos (Lider-Haz-Go). Máster en Gestión de Recurso Humanos, Master en Dirección de Recursos Humanos en la Empresa, Experto Universitario en Desarrollo de Habilidades Directivas. Analista Conductual Certificado por el Instituto Español DISC, Postgrado “Innovando la gestión de equipos” y formación complementaria en PNL, Análisis Transaccional, Técnicas de Liberación Emocional (EFT) y Mindfulness (Método MBSR).
Con esto y la siguiente frase de su primer capítulo, te animará a iniciarse en este apasionante mundo de la atención plena:
“Creemos que las cosas existen al margen de nuestra consciencia y que son exactamente tal y como nosotros las pensamos. Como si la vida fuese una película. Nos vemos a nosotros mismos como los aguerridos capitanes del barco de nuestra vida, tomando decisiones lógicas, basadas en un pensamiento racional y objetivo. Pero lamento decirte que nada más lejos de la realidad”
—La inconsciencia, ¿puede controlar nuestras vidas?
Sin duda. Nuestra atención es bastante inestable por naturaleza y se pasa gran parte del tiempo de un lado a otro, desconectada del “aquí y ahora”. Esto es lo que llamamos mente errante… A la inestabilidad de nuestra atención se le suma la constante sobre estimulación a la que estamos sometidos hoy en día, debido al ajetreo diario y el estrés cotidiano. Estas circunstancias, lejos de ayudar a centrar nuestra atención, alimentan más su inestabilidad, y provocan que nuestra mente todavía deambule más.
—Vamos, lo típico cuando vas en coche y dices, ¿cómo he llegado hasta aquí?
Si, esta modalidad de la mente tiene muchas funciones adaptativas pero también nos puede arrastrar a una forma de vida algo distraída, insípida y robotizada por medio de la cual desencadenamos viejos hábitos de pensamiento, emoción y comportamiento de forma inconsciente. Como si hubiese un titiritero que maneja los hilos de nuestra mente (y lleva el coche por ti).
Mindfulness nos invita observar todos estos automatismos y vivir un poco más despiertos. Más atentos a nuestra propia experiencia y conscientes de nuestra vida.
—¿Cómo defines la mente consciente?
La consciencia es aún uno de los grandes enigmas de la ciencia. Posiblemente ni siquiera exista una definición consensuada ni respuestas a las preguntas: ¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Dónde se aloja?…
En mi opinión, la mente consciente sería un proceso activo del cerebro por medio del cual procesamos información y controlamos la acción de manera flexible y adaptativa. Además de la consciencia primaria, que hace referencia la experiencia directa de las percepciones, sensaciones, pensamientos… resultaría clave en esta definición la consciencia reflexiva, es decir, la mente que se observa a sí misma y su funcionamiento. Esta habilidad, a la que denominamos discernimiento, parece tenerla en exclusiva el ser humano y es clave para nuestro bienestar y eficacia, ya que permite detectar todos esos patrones mentales automáticos que están conduciendo nuestra vida sin que nos demos cuenta.
—¿Y qué relación tiene esto con el mindfulness?
Mindfulness nos permite crear este espacio de discernimiento, dominando la capacidad de observar de forma imparcial el flujo de información que corre por nuestra mente y, si así lo queremos, modificarlo o adaptarlo.
— Pero, es un término que está llenando todo tipo de investigaciones, publicaciones, coaching, ¿por qué puede tener impacto en nuestras vidas?
La clave reside en la atención: lo que capta nuestra atención, controla nuestra vida.
Vivimos en la era de la distracción que nos somete a una sobrecarga mental crónica.
Sabemos que con Mindfulness mejoramos dos habilidades atencionales que resultan estratégicas para nuestra vida cotidiana:
- la atención sostenida: capacidad de permanecer concentrado a pesar del aburrimiento y las distracciones y,
- el control de la atención: habilidad para detectar que nuestra mente inconsciente está inmersa en algún diálogo interno dañino o bucle de preocupación y reorientar nuestra atención hacia otro sitio más saludable.
Cuando desplegamos estas habilidades en nuestra vida cotidiana, la relación con las circunstancias cambia radicalmente y aporta beneficios en muy diferentes ámbitos.
—Las empresas y su potencia depende de las personas, o al menos en un porcentaje muy relevante, pero ¿cómo se da el salto de algo que parece que es muy del YO CONSCIENTE, personal e intransferible, a un colectivo como es una organización?
La autoconsciencia nos permite detectar cuáles son esos patrones automáticos de pensamiento, emoción y comportamiento que están conduciendo nuestra vida de forma inconsciente y cuál es su impacto en las relaciones, con nosotros mismos y con los demás, y en nuestra toma de decisiones de todo tipo.
En cualquier nivel de la organización esto tiene un efecto positivo ya que permite afrontar de una mejor manera las situaciones de estrés. Para apaciguar la sensación de malestar que acompaña a estas situaciones, solemos mostrar una perversa tendencia reactiva que prima comportamientos a corto plazo inapropiados (mala alimentación, adicciones, agresividad, aislamiento…) que suelen empeorar las cosas. Por medio de la autoconsciencia podemos advertir cuándo estamos estresados y las reacciones automáticas que se disparan en nosotros. Cuando nos damos cuenta de esto podemos elegir una forma más adaptativa de responder a estas situaciones.
—El estrés, el maldito estrés…
Según un informe de la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, uno de cada cuatro trabajadores europeos está estresado durante todo o casi todo el tiempo y el 80 % de los directivos están preocupados con el tema. A la luz de estos datos, es lógico pensar que abordar este tema mejoraría los niveles de clima laboral y productividad en las empresas.
Además, cuanto más ascendemos en el nivel de responsabilidad en la organización esta autoconsciencia tiene mayor impacto aún, ya que nos permite neutralizar todos esos patrones mentales automáticos que guían nuestra acción de forma inconsciente y observar la realidad de una forma más objetiva y ecuánime. Esto, sin duda, mejora la capacidad de los líderes para tomar decisiones eficaces y su impacto en la organización es evidente.
:: ¿Y cuál es el vehículo más adecuado para llevar todo esto a la empresa?
Sin duda, la palabra. Alteramos y creamos realidad por medio de las palabras. La manera en la que utilicemos el lenguaje es el factor más importante para definir cómo seremos vistos por los demás y por nosotros mismos. Modelamos nuestra identidad y el mundo en que vivimos por medio del lenguaje. Desde esta perspectiva, si prestamos atención consciente a las palabras que empleamos, podemos ganar dominio sobre nuestras vidas y nos otorgamos el poder de diseñar el tipo de persona en la que queremos convertirnos y cómo queremos relacionarnos con los demás y la organización.
—Yo mismo he pasado por procesos complejos, de estrés, de enfermedad y de re-definición de mi vida profesional, lo curioso es que veo a mi alrededor muchas personas como yo –enfermas de velocidad, estrés, presión y de parecer que por mucho que hagas siempre es poco-, ¿tienes esta percepción? ¿Es más necesaria que nunca la calma, la reflexión, la meditación?
Me parece muy gráfica la expresión que has utilizado “enfermas de velocidad”. Hemos construido un mundo artificial que nos somete a una constante sobre estimulación y nos lleva vivir abstraídos, como si tuviésemos la mente secuestrada y desconectada de nosotros mismos. En este aspecto mi opinión es rotunda.
Es una verdadera necesidad pararse y observar qué está pasando en nuestra vida. Si somos capaces de dominar esta pausa, los cambios se darán por sí solos.
—¿Cómo conectarías el deporte con el trabajo de la mente? Muchos pensamos en el deporte como el entrenamiento de nuestro cuerpo físico, pero parece que puede ir mucho más allá, ¿es así?
La OMS define la salud, no como la ausencia de enfermedad, sino como un equilibro en tres planos: físico, mental y social. Estos niveles no son independientes unos de otros. Cada uno de ellos influye en los demás.
En términos generales podemos decir que el ejercicio físico ayuda:
- a mejorar el estado de ánimo, modulando la actividad de neurotransmisores que regulan las emociones como por ejemplo las endorfinas y la serotonina,
- el rendimiento mental, estimulando procesos de concentración, memoria, planificación, coordinación… y,
- la prevención del deterioro cerebral, favoreciendo la creación de nuevas conexiones entre neuronas e incluso la génesis de nuevas neuronas.
3 pequeños pasos para empezar a calmar nuestra mente
Lo mejor que podríamos hacer es introducir el hábito de prestar atención a nuestra respiración durante unos minutos al día. Con 10 minutos diarios podría ser suficiente para comenzar a experimentar algunos cambios significativos.
Si hay alguien que piense que no puede dedicar 10 minutos al día, podría cambiar la forma en la que hace determinadas rutinas diarias por las que todos transitamos.
La higiene personal es un momento ideal para practicar Mindfulness. Podemos aprovechar cuando estamos en la ducha para prestar atención a todas las sensaciones agradables que se producen en ese momento y que, habitualmente, pasan desapercibidas porque estamos absortos pensando en nuestros problemas o planificando el día.
Otro momento interesante y gratificante es el de la alimentación. Simplemente trataríamos de comer de un modo más lento y prestar total atención al universo de sensaciones que se producen durante el proceso.
Soy de la opinión de que “menos es más” y que estos pequeños pasos pueden ayudarnos a despertar nuestra curiosidad y generar cambios mayores. Pero también he de decir que entiendo Mindfulness como un entrenamiento mental que, como cualquier otro entrenamiento, requiere intención, entendimiento y práctica. Sólo con estos ingredientes podremos adquirir los nuevos aprendizajes.
—Entre la multitarea y el móvil inseparable de nosotros hasta en la ducha, ¿esto de la mente focalizada y serena se nos plantea más difícil?
Me considero un verdadero apasionado de la tecnología. De hecho, actualmente estoy trabajando en proyectos de aplicaciones móviles y de realidad virtual para catalizar el aprendizaje y efecto del Mindfulnes. Pero también opino que debemos hacer un uso consciente de la misma. Hay un estudio muy curioso que afirma que, en promedio, tocamos el móvil 2.617 veces y que estos “toques” son empleados principalmente para escribir mensajes o movernos por redes sociales. Este dato me parece escalofriante. A este respecto, ya se habla del “síndrome de atención parcial continua”, que hace referencia a la necesidad compulsiva de estar conectados produciendo correos, actualizaciones en redes sociales, mensajes de teléfono… pero sin un fin específico, simplemente por el hecho de “estar ahí”.
Si unimos esto a los contextos multitarea con los que convivimos en muchos trabajos, es como si estuviéramos dentro de un avispero, en el que estamos expuestos a constantes señuelos que quieren secuestrar nuestra atención. En mi opinión, esto no es sostenible y es necesario tomar medidas para protegernos de esta situación.
—Comparte con nosotros alguna rutina que hagas después de acabar un día largo y cansado.
En mi caso particular, mi rutina preferida es salir a pasear con mi perro. Aprovecho ese paseo para prestar atención a los estímulos que me llegan por los sentidos. O incluso a las sensaciones y sentimientos agradables que me produce el mero hecho de caminar en su compañía. Si me sorprendo dándole vueltas a algún asunto del día, amablemente vuelvo a llevar mi atención donde la tuviera antes de la distracción.
En función del estilo de vida y comportamiento, cada uno puede tener sus particulares preferencias para abordar estos momentos, con el fin de recuperar energía o canalizar el estrés. Hay quien pueda preferir un baño relajado, otros practicar deporte, yoga, meditación, pasar tiempo con los hijos, una conversación con la pareja o un amigo…
Mi recomendación no sería tanto sobre el qué hacer sino más bien en el cómo. Pasaría por elegir una actividad que nos genere bienestar y realizarla con total atención, plenamente inmersos en ella, sin permitir que nuestro diálogo interno nos secuestre la atención.
— ¿Qué es para ti –o para la ciencia- el equilibrio mental?
La constante sobre-estimulación a la que estamos sometidos en las sociedades modernas, obliga a nuestro cerebro y a nuestra mente a trabajar a un ritmo frenético.
El constante bombardeo de información al que estamos sometidos provoca que vivamos con el cerebro “en carne viva” y constantemente distraídos. Se acuñan otros síndromes como el de “La vida ocupada” o “El liderazgo bloqueado” que hacen alusión en términos generales a problemas de falta de concentración, memoria, toma de decisiones, creatividad… que se producen cuando el cerebro se sobrecarga de información.
En mi opinión el equilibrio mental implica las capacidades de las que todos disponemos para autorregular el ritmo de la actividad de nuestro cerebro así como las habilidades atencionales antes mencionadas.
— «Los hechos ocurren a pesar de mí, los juicios a través de mí», explícanos un poco más el impacto de esta afirmación obtenida de tu libro.
Nuestros juicios y creencias tiñen nuestra forma de ver la realidad. Nos resultan útiles para movernos por el mundo pero inevitablemente sesgan nuestra percepción.
Mindfulness implica una actitud libre de juicio ante lo que ocurre en nuestra experiencia y en nuestra mente. Desde mi punto de vista, esto no implica que debamos perder la perspectiva acerca de cómo comportarnos en nuestra vida, sino reconocer nuestros juicios e identificar cómo colorean nuestra forma de ver el mundo y comportarnos en él.
El problema viene dado porque nos aferramos a ellos como si fuesen pertenecías y habitualmente consideramos como hechos, lo que en realidad son juicios u opiniones. Esta sencilla distinción nos puede ayudar en momentos de confusión.
—¿Cómo es ese guerrero interior que tenemos y cómo lo podemos usar para ganar nuestras batallas?
El guerrero interior es aquel que pese a la adversidad, decide no dejarse arrastrar por las circunstancias y opta por mantenerse erguido y elegir conscientemente la manera de relacionarse con ellas.
En palabras de Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco, que sobrevivió a varios campos de concentración Nazis:
“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino”.
Todos tenemos este guerrero y la mejor manera de apelar a él es no olvidarnos de su existencia. No es fácil, pero cuando estemos inmersos en plena batalla podemos recordarnos la pregunta ¿Quién elijo ser? Y, por supuesto, actuar en consecuencia.
—Por último, existen muchos libros acerca de Mindfulness ¿Qué hace diferente al tuyo?
Efectivamente el espectro de aplicación de Mindfulness es muy amplio y, últimamente, las formas de aproximarse al concepto son muy dispares. Mi intención al escribir este libro ha sido plasmar un conocimiento esencial de la disciplina, de forma rigurosa (aportando investigaciones que avalan sus beneficios), accesible (que cualquier persona pueda entenderlo) y práctica (facilitando ideas para que cualquiera pueda empezar a practicarlo a su forma y a su ritmo).