Amos Tverstky y Daniel Kahneman fueron capaces de desafiar la tesis básica del comportamiento racional utilizado por la economía. Desafiaron el saber y la lógica asumida hasta entonces donde las personas (en general, cualquier ente económico) maximiza una diferencia coste-beneficio, y a lo que se ha denominado Teoría de la Elección Racional.
¿Realmente somos siempre racionales? Tverstky y Kahneman demuestran que no. Y esto tiene importantes impactos en muchos ámbitos de nuestras vidas: desde las finanzas hasta elaborar un currículum.
Si quieres conocer cómo se cocinaron gran parte de estos descubrimientos te recomiendo: Deshaciendo Errores (The Undoing Project)”. Michael Lewis escribió un libro de psicología, pero sobre todo del poder de la amistad. Una historia de encuentros y de desencuentros de dos individuos marcados profundamente por el lugar y la época que les tocó vivir (contexto über alles).
Ambos son psicólogos y ambos dedicaron toda su vida académica a identificar anomalías en el comportamiento humano y verificarlas, a través de experimentos científicos. Sus investigaciones se centran en dos dimensiones de la actividad humana: cómo nos formamos juicios y cómo tomamos decisiones.
Respecto a cómo nos formamos los juicios, sus investigaciones les permiten llegar a la conclusión de que los seres humanos tendemos a utilizar cálculos de probabilidades. Pero no somos especialmente buenos y cuando intentamos realizar este tipo de cálculos, en realidad acabamos por realizar juicios de semejanza.
Como humanos tendemos a usar reglas ‘heurísticas’. Son reglas que de manera inconsciente para reformular un problema planteado y transformarlo en uno más simple que pueda ser resuelto fácilmente y de manera casi automática. Son una especie de atajos, que se acaban convirtiendo en pequeñas lagunas para decidir de forma racional.
Algunos de los heurísticos identificados y registrados gracias a las investigaciones de Kahneman y Tverstky son:
- el de representatividad: creemos que algo es más probable cuando es más representativo;
- el de disponibilidad: tendemos a pensar que si algo se puede recordar es porque es más importante;
- o el de anclaje, solemos usar una información inicial —ancla— antes de elaborar un juicio.
Respecto a la toma de decisiones, uno de los fenómenos que constataron Kahneman y Tverstky son los errores cometidos en relación a los procesos de toma de decisiones en situaciones de alta de incertidumbre —comportamientos alejados de la racionalidad perfecta— y que tendemos a pensar son sistemáticos y predecibles.
En definitiva, las investigaciones de Kahneman y Tverstky ofrecen suficientes evidencias de que nuestro cerebro no funciona en una lógica de racionalidad perfecta, tal y como se defendía desde la teoría económica clásica. Esto no es negativo en sí mismo, porque es probable que dicho funcionamiento “imperfecto” sea un recurso evolutivo que ha permitido a nuestra especie pudiera sobrevivir y llegar hasta aquí.
Pero este libro de Michael Lewis, en mi opinión, va mucho más allá de esto. Refleja perfectamente lo importante de las relaciones sociales que somos capaces de construir y de cómo nos modelan como individuos.
- De cómo las conversaciones son un recurso analítico maravilloso para generar conjeturas que nos permitan afrontar y gestionar la incertidumbre en mejores condiciones.
- De cómo los marcos de experiencia modelan nuestra personalidad y condicionan la forma en la que nos enfrentamos a los problemas que nos vamos encontrando.
- Del enorme poder que tiene una correcta canalización de la diversidad como factor diferencial cuando tratamos de dar respuesta a problemas complejos.
- De cómo la orquestación de capacidades —y de egos— es un elemento capital para afrontar los desafíos que nos encontramos a lo largo de nuestra existencia como individuos y como especie.
En definitiva, Michael Lewis nos trae a dos grandes para explicarnos la maravillosa complejidad de ser humano; de lo cabrón que es el talento.
Te invito a que veas este vídeo de Kahneman hablando sobre su relación con Tversky.