Hay gente que todavía cree que esto de la innovación va de post-its. Montamos unos cuantos eventos para emprendedores, buscamos un coach, llenamos algunas paredes de post-its de colores, dibujamos unos cuantos canvas, prototipamos, incubamos (palabras de moda en el universo innovador) y… ¡Zas! Ya tenemos unas cuantas ideas transformadoras, convertidas en imbatibles modelos de negocio que nos catapultarán a la economía del siglo XXI: Bonos de compra por internet, la n-ésima red social para singles, o almacenes digitales de objetos perdidos. Se trata de que el talento escondido aflore, impulsado por otro talento superior intermediador (los incontables asesores de emprendedores). Sumémosle el ecosistema de business angels y venture capitalists y ya tenemos la foto completa: un bonito mundo de flores, colores, filántropos despistados y tiburones financieros sobre el cual reposa la tremenda responsabilidad de la competitividad de las naciones.
No, señores, no va de esto. Las ideas geniales son necesarias, pero insuficientes para afrontar la dinámica competitiva del mundo global. Si se tratara de llenar las paredes de post-its, Corea del Sur o Massachussets serían líderes mundiales de consumo de este producto. Difícil batir con post-its los 100.000 millones de dólares del último programa de I+D chino para que sus empresas dominen la física de semiconductores y se hagan con el liderazgo mundial de las telecomunicaciones y la electrónica de consumo, o las 700.000 patentes que genera ya el sistema chino de I+D (3 veces más que Japón o Estados Unidos).
¿Cuántos post-its necesitaríamos para impulsar el cambio estratégico y la actualización de nuestros clústers industriales? En Singapur lo hacen con un programa de 200 Millones de euros. ¿Batiremos la industria 4.0 alemana, impulsada por potentísimos centros Fraunhofer a base de incubaciones y post-its? ¿Se puede ganar el liderazgo que imprimen los programas espaciales de la NASA en tecnología de materiales con unos cuantos post-its de buenas ideas? ¿Tecnificaremos la industria, exportaremos y crearemos unos cuantos millones de empleos a base de post-its?
No, no va de post-its. Esto va de un sistema educativo que fomente las humanidades, la ciencia, la ingeniería y la iniciativa emprendedora como un todo, hibridándolas, sin sesgos ideológicos en favor de unas o en detrimento de las otras. Con estabilidad a largo plazo, formando ciudadanos con solidez humanista, espíritu crítico, rigor científico y vocación emprendedora.
Esto va de extender obsesivamente el inglés como lengua de trabajo habitual. Esto va de estabilización de las carreras científicas, con sistemas meritocráticos y excelencia internacional. Y también va de desarrollar una política industrial ambiciosa, orientada a inyectar ciencia a la industria, mediante una administración tractora y un estado emprendedor que comparta el riesgo de los proyectos de muy alta tecnología. Esto va de crear un sistema de innovación capaz de competir en condiciones de igualdad con los países del entorno. Esto va de ciencia y tecnología. Y esto va de dotaciones presupuestarias.
En política de innovación se ha probado casi todo, excepto una cosa: dotarla de recursos. Porque la cosa va de recursos. Si, como ocurre en nuestro país, sólo el 0,9% de los Presupuestos Generales del Estado se destina al impulso de la I+D, cuando durante cinco años consecutivos cae la inversión en I+D sobre el PIB y nadie parece alarmarse, sólo nos queda rezar y comprar unos cuantos post-its.
4 Comentarios
Pensar es gratis. Hacer es renunciar, y no estamos dispuestos.
Gran artículo, Xavier.
El post habla (con argumentos sólidos y veraces) de innovación, de su falta de dotación presupuestaria. Pero sólo lo indica para la I+D (estudios científicos, patentes, etc). ¿Y la «i» -la «i» pequeña- de la innovación, de la explotación comercial de ese I+D? Veo con satisfacción que España investiga mucho y bien… Va siendo hora de la «i» pequeña, ¿no?
Totalmente de acuerdo y creo que lo hemos tratado muchas veces. El propio Xavier lo trata aquí: https://www.sintetia.com/el-erroneo-y-trasnochado-uso-del-termino-idi/
Gracias, Marta! Abrazo amigo
Xabier: Comparto tu inquietud, pero también siento que puede interpretarse como un torpedo a la línea de flotación de la Innovación, que son las buenas ideas (más o menos rompedoras).
Para que haya Innovación debe de haber muchos post-its (si aceptamos que éstos representan la primera fase de un proceso de ideación). Debe de haber buenos tecnólogos, investigadores o científicos. Debe de haber suficientes recursos técnicos para prototipar. Y debe de haber tiempo para llevar a cabo un trabajo rigurosos y en profundidad.
Además debe de asumirse que la Innovación también participa de la lógica del mercado en cuanto a eficacia y eficiencia. Por ello, los Agentes Tecnológicos deben de esforzarse en extraer de su actividad el alto valor añadido que contiene y esto, en ocasiones, está reñido con transmitir que somos demasiado dependientes de la financiación pública.
Hasta ahora, la sociedad ha favorecido más a los que comercian con el valor que a los que crean valor. Del mismo modo, percibo un desequilibrio elevado entre los que crean conocimiento y los que lo gestionan y explotan.
Si lleváramos al extremo que la primera línea del conocimiento genera datos y que son otros actores principales los que convierten esos datos en conocimiento, estaríamos transformado la actividad científico tecnológica experimental y los datos que genera en un commodity.
Ese gran número de figuras del ecosistema de la innovación, son responsables de la dilución de recursos, de la generación de burbujas y de la dispersión de focos. En definitiva, de que no lleguen los escasos recursos para innovar a los que enuncian tesis sobre cómo resolver un problema para que en las posteriores fases experimentales de prototipaje se verifique dicha tesis, al menos parcialmente, y que todo ello siga siendo alimento esencial para seguir generando muchas, nuevas y buenas ideas.
Creo que sobra gestores, coordinadores, dinamizadores, coachers, business angels , venture capitalists, incubadoras y aceleradoras de la innovación, auditores, agencias de innovación, clústers, plataformas, planes de negocio y canvas alimentándose se los presupuestos para I+D+i. Creo que en un contexto de financiación pública escasa hay que recuperar, en el mejor sentido, la expresión ¡Es la tecnología, estúpido!