Cuando me preguntan sobre cuál es la mejor manera de financiar una startup, siempre digo que el bootstrap. Se traduce como ser autosuficiente, por la autofinanciación, para entendernos …la imagen del ‘emprendedor en su garaje’ que financia todo lo que puede su startup hasta que logra que crezca orgánicamente. El bootstrapping te evita los costes (de tiempo y de dinero), el dolor y las distracciones que supone encontrar un business angel (un inversor con corte más amateur) o un Venture Capital (capital riesgo especializado). Esto te permite mantener el control y todo el capital ganado tan duramente para ti mismo. A pesar de todo el foco que tendemos a oír sobre los inversores externos, la realidad es que más del 90% de las startups se autofinancian.
Llegué a apreciar mucho más este enfoque después de la entrevista que mantuve con el popular emprendedor Rich Christiansen hace ya algún tiempo. Rich ha creado casi 30 empresas, todas ellas financiadas en un modo bootstrapping. Y publicó un libro con Ron Porter titulado “Bootstrap Business”, que ofrece una gran cantidad de ejemplos prácticos y consejos útiles sobre esta forma de financiar las startups.
La esencia de su enfoque consiste en que te tienes que convertir en una especie de minimalista frugal en todo lo que haces. Me gusta este enfoque y he extraído algunos consejos tanto de su libro como de otras fuentes sobre cómo llevarlo a cabo:
- Utiliza una oficina virtual. El alquiler es uno de los mayores gastos de un negocio. Si puedes, empieza tu negocio creando una oficina en casa, en el sótano o en el garaje (Bill Gates, Steve Jobs y otras muchas leyendas utilizaron este enfoque).
- Piensa en el gasto mínimo. Gasta el mínimo absolutamente imprescindible (en equipos, software y servicios) para mantener tu negocio. No justifiques un exceso de gasto inicial pensando en el largo plazo. Si lo haces, igual no tienes largo plazo.
- Reinvierte todos los beneficios. La gran mayoría de los fundadores de startups lo hacen, en lugar de tener un salario, con el objetivo de mejorar su compañía. Simplemente toma un poco o ningún beneficio. Lo justo para vivir. Pero lo justo para no dejar sin dejar ‘oxígeno’ la startup.
- Actúa en grande, pero compórtate como un pequeño. Crea la ilusión de ser ‘grande’ sin tener un gran edificio o muchos empleados. Utiliza un buzón de voz, un sitio web, un servicio personalizado de atención al cliente, todo ello con pequeños gastos, para vencer a tus grandes competidores.
- Hazlo tú mismo. Dispón de una gran red para conseguir contactos e ideas, pero haz el trabajo tu mismo. Cada externalización incrementa tu coste y tu riesgo. Contrata expertos, no ayuda. Pagar por ayuda barata no suele ser barato, sobre todo porque puede llevar el doble de tiempo o, simplemente, no hacer el trabajo adecuado.
- No planifiques el fracaso. La planificación del fracaso casi siempre conduce al fracaso, o por lo menos, acaba socavando tu determinación. Los tiempos duros son lo que separa a los supervivientes de las bajas esparcidas a lo largo de la autopista de las startups.
- Practica marketing creativo. Una de las claves para mantener los costes de un startup “a raya” es hacer de una forma creativa y asequible lo que se tiene que hacer, en lugar de gastar dinero en efectivo sin más. Todo lo que necesitas en un blog, una cuenta de Twitter, algunas tarjetas de visita y un poco de creatividad.
- No pienses en la venta de tu empresa. Tan pronto consigas atraer a inversores ellos te obligarán a pensar en una “salida/venta” en tres o cinco años. Es de vital importancia para ellos, puesto que es la manera en la que consiguen un retorno de la inversión, pero puede limitar tus opciones para el crecimiento y el cambio.
A veces los más pequeños detalles pueden arrojar tu startup al desastre. Comprender tu negocio totalmente te aportará un control operativo mucho mejor. En la mayoría de los casos hay una correlación directa entre la calidad de tus decisiones y el tamaño de tu corriente de ingresos. Para un riesgo mínimo, debes entender completamente esta correlación causa-efecto.
En resumen, vigila tus costes, confía en tu instinto, y mira hacia delante con toda la pasión de tu sueño. El crecimiento puede ser más lento con bootstrapping, pero es todo tuyo.
Recuerda, la meta es evitar que los Venture Capital o cualquier otro inversor hinquen los dientes en tu negocio. Cundo dejas que suban a bordo pierdes el control de tu destino. ¿No es esto lo contrario a la razón por la que decidiste ser emprendedor en un primer momento?