Imagina que eres el responsable de la regulación laboral de un país: ¿cual sería tu objetivo?
a) Minimizar la probabilidad de que a un trabajador lo despidan de su actual empresa
b) Maximizar la probabilidad de que un trabajador pueda trabajar siempre que quiera
Los dos objetivos parecen perseguir lo mismo: que el menor número de gente posible esté en el paro. Pero una cosa es «parecer» y otra es la realidad. La primera vía parece que protege al trabajador del desempleo, pero la rigidez que genera hace mucho más difícil encontrar empleo cuando no lo tienes. La muestra de ello está aquí en España.
Para ver qué sucede en el caso b) no es necesario cruzar el Atlántico. Dada la admiración que suelen suscitar los países nórdicos, examinemos el caso danés. El despido es libre y sin tutela judicial. El estado realiza un gran esfuerzo, junto con las agencias privadas, para la recolocación de desempleados. El paro rara vez sube por encima del 4% y aproximadamente el 30% de los daneses cambia de empleo CADA AÑO.
Aquí está la clave del miedo a la pérdida de la «protección laboral»: en España el despido se ve como una tragedia porque la propia protección dificulta la búsqueda de un nuevo empleo. Y cuando se habla de desmantelar esa «protección laboral» ni se concibe el cambio que ello introduciría en la estructura de incentivos a la contratación: la ventajas de poder encontrar un empleo con mucha mayor facilidad.
El caso danés es meramente orientativo, pues es cierto que no es posible sencillamente transplantar las instituciones de un país a otro, y menos con diferencias culturales tan grandes. Para no caer en la trampa de extrapolar una realidad de un sólo caso favorable a una tesis, es necesario citar algún estudio de relevancia. Un excelente resumen de la teoría de la protección laboral y de sus implicaciones prácticas es el artículo «Employment protection and unemployment» («Protección laboral y desempleo»), de Olivier Blanchard, profesor de economía en el MIT, Economista Jefe del FMI y autor de uno de los manuales de macroeconomía más usados en el mundo. Los dos siguientes gráficos (para los países de la OCDE) resumen los resultados a la perfección. Cuanto mayor es la protección laboral, menor es el flujo de desempleados y mayor la duración media del desempleo.
Por lo tanto, con nuestro sistema de protección laboral es más difícil que te despidan (sobre todo si tienes antigüedad) pero, si estás en el paro es muy difícil encontrar empleo, siendo la tasa de paro siempre mayor. Con el sistema danés, es muy fácil perder tu empleo, pero también fácil encontrar otro. Es decir:
a) Nuestro sistema minimiza la movilidad laboral y maximiza el paro involuntario.
b) El sistema danés maximiza la movilidad laboral y minimiza el paro involuntario.
Sabiendo esto, cada cual es libre de elegir y propugnar el sistema que prefiera. Habrá quien considere una tragedia trabajar para 4 empresas distintas en 10 años. Y habrá quien piense que la tragedia es encontrarse en el paro con pocas perspectivas de volver a trabajar en el corto plazo.
5 Comentarios
Vivo en UK, y la situación es parecida. Uno puede quedarse sin trabajo (o irse), y en menos de dos meses (como mucho) estará trabajando en un sitio mejor o igual.
Pero hay una variable en España de la que no se habla nunca: no hay ni un solo empresario o empresa que cumpla la ley (o por lo menos, yo no lo conozco). Es muy difícil, por no decir imposible, encontrar un empleado que trabaje las horas reglamentarias, que cobre lo reglamentario (ya no hablemos de lo justo) o al que no le «arreglen» las condiciones laborales. Lo normal, y extendido, es que se trabajen muchas más horas de las estipuladas, que no se cobren, que te puteen con las vacaciones, o que un licenciado con máster tenga categoría de auxiliar administrativo.
Me hace mucha gracia escuchar o leer a muchos empresarios soltando burradas como que deberíamos trabajar como chinos, o que hay mucho absentismo cuando por lo que he podido comprobar, la culpa, en la mayoría de las ocasiones, es de ellos, que no saben incentivar ni cuidar al empleado. Y tener a un empleado contento es muy fácil. Así luego hablan de productividad.
Si hay que cambiar (que hay que hacerlo), cambiémoslo. Pero no antes sin un debate serio en el que se asuman las culpas de lo que pasa entre todos. Si no, lo único que se conseguirá será que todo vaya a peor.
Otro problema asociado a la elección que se plantea en el artículo es que para la empresa no es lo mismo.
La rigidez al final hace que las empresas estén llenas de gente que no se puede despedir aunque no sean las idóneas para el puesto y sin embargo se despide a los nuevos, aunque sean mejores, si hay que recortar gastos.
Esto disminuye tremendamente la productividad del trabajo y por tanto empobrece a la sociedad en su conjunto.
Error en esta frase, en el segundo «mayor» queréis decir «menor», como se ve en el gráfico:
«Cuanto mayor es la protección laboral, mayor[MENOR] es el flujo de desempleados y mayor la duración media del desempleo.»
Y más que «flujo de desempleados» es «flujo hacia el desempleo» (que es parte de la baja movilidad).
Gracias, Jesús. Corregido