Sergio Iranzo es postgraduado por la Universidad de Georgetown y analista financiero.
Cuando Michael Moore estrenó su documental “Bowling for Columbine” en el año 2002 se revelaron tanto los extremos a los que puede llegar una sociedad tan desarrollada como la estadounidense (primera potencia del mundo) como la capacidad de autocrítica de los americanos hacia su propio sistema. En el documental se narraba la matanza llevada a cabo en un colegio público, mostrando los riesgos existentes en un país en el que la constitución permite la posesión de armas de fuego, e incluso ser enviado a combatir en una guerra, siendo menor de edad, donde en cambio la ley no permite disfrutar de una cerveza en una terraza hasta los 21 años de edad.
El análisis cualitativo narrado en aquel documental ponía de manifiesto, mediante entrevistas y ofreciendo diversas estadísticas, el índice de criminalidad del país y lo relacionaba con la posesión de armas de fuego y, lo que no mucha gente recuerda, la posible relación existente entre criminalidad y falta de una sanidad universal en Estados Unidos, en comparación con sus vecinos de Canadá donde si había cobertura universal de sanidad.
La situación anterior a la reforma sanitaria en Estados Unidos mantenía una bolsa de 45 millones de ciudadanos (casi el 14% de la población) sin cobertura medica de los que se prevé se podrá cubrir hasta unos 32 millones. La cifra de 45 millones incluye (i) los 9.3 millones de ciudadanos extranjeros residiendo en el país (legales e ilegales), que seguirán sin cobertura (ii) 10.1 millones de personas que superan por un 300% la renta considerada como umbral de pobreza (es decir, ingresos superiores a 30.000 dólares anuales), (iii) 5 millones de adultos sin hijos (entre 18 y 34 años), (iv) 10.7 millones de ciudadanos que aunque ya tenían derecho a cobertura no se han dado de alta o contestan que no tienen cobertura en las encuestas y (v) 10.6 millones que no encajan en ninguna categoría anterior.
Esto suponía una desincentivación y falta de oportunidades para una parte importante de la sociedad, ya que estar enfermo con enfermedad grave o crónica en una situación de falta de cobertura médica podría compararse a entrar en el corredor de la muerte, a estar sentenciado a morir o a padecer enfermedades crónicas sin esperanza alguna de disponer de los recursos suficientes para poder curarse. Diferentes estudios indican que la falta de seguro médico sitúa el número de muertes innecesarias por falta de cobertura entre 40.000 y 100.000 ciudadanos al año. A su vez, la esperanza de vida en este país está situada en el puesto 49, de las más bajas de los países desarrollados y por debajo de la Unión Europea.
A su vez, el elevado coste de los tratamientos obligaba a situaciones muy desfavorables para los pacientes. Un tratamiento médico de cáncer en Estados Unidos puede costar en torno a 1 millón de dólares y los seguros pueden cubrir la totalidad o parte de los costes, dependiendo de la modalidad ofrecida por la empresa donde trabaje el paciente. Si el paciente contaba con un seguro de franquicia en el que el asegurado tenía que costear un porcentaje del tratamiento (por ejemplo. el 20%) significaba que el asegurado tenía que vender su casa para poder pagar
200.000 dólares, y posiblemente dejar de trabajar, entrando en un circulo vicioso.
La nueva ley en marcha busca evitar estas situaciones. La ley obliga, entre otras cosas, a que las aseguradoras admitan a pacientes sin importar la situación de su historial clínico de enfermedades y busca una mejor y mas eficiente redistribución del gasto sanitario, estimado
en 940 billones de dólares para los próximos 10 años. Sirva como ejemplo que el gasto por paciente en España es menos de la mitad que el gasto por paciente en Estados Unidos, siendo en España la sanidad universal. A su vez, se prevé el incremento de los impuestos destinados al sistema de salud a aquellos ciudadanos con mayores ingresos.
Estos cambios, base fundamental de las promesas electorales de Obama en su campaña para las elecciones a la Casa Blanca, ponen de manifiesto la capacidad de reacción de los norteamericanos y su voluntad de lograr poner sus proyectos en marcha (lo que llaman “make
things happen”) en un tiempo record. Sin duda supone un avance y un acercamiento sin precedentes de la sociedad norteamericana a la sociedad de bienestar conquistada por los Europeos hace años y de la que tanto presumimos. No hay que olvidar que Estados Unidos es el
primer socio comercial y aliado de la Unión Europea.
Stephen Dubner y Steven Levitt divulgaban en su libro “Freakonomics” (2006) los resultados obtenidos en un artículo de investigación del propio Levitt, en el que utilizaban un experimento natural a partir de una decisión judicial para demostrar la relación entre el descenso de la criminalidad en Estados Unidos a partir de los años 90 y la aprobación de la ley del aborto por el Tribunal Supremo del estado de Texas en los años 70. Será interesante ver el impacto que la reforma sanitaria tendrá en Estados Unidos desde el momento de su aplicación en los diferentes ámbitos sociales y económicos.