“Amenaza: El individuo percibe que en una situación determinada se producirá daño y aunque puede afrontarla, no confía en sus posibilidades” .
Este último año han proliferado las auditorías de factores psicosociales y riesgos ergonómicos entre nuestros principales clientes. Este hecho es, en sí mismo, un buen indicador. Las Direcciones de Recursos Humanos de distintas compañías están manifestando interés y preocupación por la salud mental de sus empleados. La identificación de los factores que influyen negativamente en nuestra salud será la única herramienta para acometer las medidas oportunas y corregir una posible situación de malestar laboral.
La ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que es necesario evaluar “todos los riesgos laborales” que puedan socavar la salud física, mental o social de los trabajadores. Las auditorías o evaluaciones de los factores psicosociales son, por tanto, obligatorias. Para identificación de dichos factores de riesgo se utiliza, entre otras herramientas, la AIP N20 –elaborada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo-, consistente en un cuestionario con preguntas interrelacionadas y que tratan de valorar aspectos relacionados con la carga mental, la supervisión, el rol del empleado o el interés de la empresa por el trabajador.
Una de las preguntas más interesantes dice, literalmente: “¿Crees que en un futuro próximo puedes perder el empleo en esta empresa o que tu contrato no será renovado…?” Desgraciadamente, en muchas de las empresas afectadas por expedientes de regulación de empleo hay un elevado porcentaje de trabajadores que temen por su futuro y elijen la angustiosa respuesta (c): es bastante probable que pierda mi empleo en esta compañía.
Pero del cuestionario se desprende otra regularidad sorprendente: dicha respuesta (c) es la predominante en todas las posiciones de la empresa, desde las directivas hasta las operativas, pasando por las intermedias. Es decir, todas las posiciones del escalafón eligen mayoritariamente dicha respuesta y manifiestan en las conversaciones informales su temor a perder su puesto de trabajo. La amenaza es el presagio de un mal y, como tal, un perfecto catalizador para la frustración y el stress.
En una organización en la que los trabajadores se sienten literalmente amenazados es técnicamente difícil obtener unos buenos resultados de productividad y eficacia. Resulta muy difícil abstraerse de la sombría realidad laboral de nuestro país, que con un 20% de tasa de paro lidera con creces dicho indicador en toda Europa. El coste directo para nuestra economía de esta altísima tasa de desempleo es evidente: quien no trabaja, no produce. Pero, además, hemos de tener en cuenta también el malestar y el miedo de los trabajadores a la pérdida de su empleo, el cual produce un coste que repercute muy negativamente en el rendimiento del capital humano de la empresa y que se traduce en una menor productividad individual.
¿Por qué la patronal sólo reclama el abaratamiento del despido? ¿Por qué no sirve la flexiseguridad danesa a nuestros sindicatos? ¿Por qué el INEM ya no es el principal motor de búsqueda de empleo? ¿Por qué ninguna reforma laboral ataja la sangría de la pérdida de empleo?
Algunos países de la UE, con economías prácticamente intervenidas, no superan una tasa de desempleo del 10%, mientras nuestro país, con algunas magnitudes macroeconómicas más saludables, supera claramente el 20%. Más que una “reforma laboral”, es urgente una “reforma cultural” en nuestra sociedad sobre el mercado laboral, ya que los diagnosticos y recetas de sus principales actores (administración, gobierno, patronal y sindicatos) yerran sistemáticamente. Parece que, incluso en esto, ¡“Spain is different”!
Yo no me resigno; si somos el mejor equipo de futbol del mundo, el mejor equipo de Europa de Baloncesto (siendo bajitos), si tenemos el mejor piloto de Fórmula 1, es decir, si hay capacidad y talento para alcanzar el éxito -deportivo en este caso- es posible también rediseñar un mercado laboral que nunca ha conseguido un funcionamiento digno. Llegará ese día en que dejaremos de ser diferentes para ser, tan solo, distintos.
Daniel Cernuda
Socio-Consultor de ABKLER Consulting S.L.