La retribución de las patentes ante la Comisión de Industria del Congreso de los Diputados

26 marzo 2015

La situación del Sistema de Patentes en España es muy preocupante y la “cultura de patentes” cuasi inexistente entre las empresas españolas retrotrae a las palabras de Miguel de Unamuno “¡Que inventen ellos!”. Para hacer frente a esta situación se intuye el motivo de la propuesta de proyecto de “nueva” Ley de Patentes que se halla en trámite parlamentario, y que ha sufrido diversas ampliaciones para la presentación de enmiendas.

Una de las actividades de esta tramitación parlamentaria se realizó el pasado 3 de marzo consistente en la comparecencia de ocho expertos en el tema de patentes ante la Comisión de Industria, Energía y Turismo del Congreso de los Diputados.

Gian_Luis_Congreso

En esta comparecencia tuve la oportunidad de exponer tanto mi opinión sobre el proyecto de Ley como mi visión sobre el Sistema de Patentes español y su situación con respecto a los principales países líderes en patentes. Aunque considero que mi principal contribución fue exponer la necesidad de equiparar la nueva legislación a la que tienen en países como Alemania, China, Corea o Japón en lo que se refiere a la retribución de las patentes de empleado; un tema del que ya he escribí en Sintetia hace más de dos años pero que era desconocido por sus señorías. Si bien es cierto que esta propuesta no es “la solución al déficit de patentes”, sí que sería una señal clara hacia los empleados en el sector privado que las patentes son importantes. Porque para los empleados inventores del sector público es un derecho que se les reconoce ya en la Ley actualmente en vigor, a algunos en el año 2002 incluso se les otorgó por Real Decreto el 33% de los beneficios, pero que pese a ello no todos los investigadores son conscientes de esa circunstancia; lo que provoca que España sea una potencia en publicaciones sobre investigaciones y un páramo en patentes resultantes de esas investigaciones.

Ahora bien como decía antes la retribución no es la solución por lo que se requieren más estrategias y una de ellas sería el fomento de una “cultura de patentes” que arraigue en las empresas, y para ello debería empezarse por una educación que explicase patentes a los estudiantes desde Secundaria hasta los Estudios Universitarios e incluso en las Escuelas de Negocios.

Es sintomático y significativo que en la mayoría de MBA de las más prestigiosas Escuelas de Negocios la cuestión de las patentes brilla por su ausencia. Esto, en mi opinión, es sorprendente y a la vez preocupante; porque si se forma para que se acabe decidiendo para una empresa realizar inversiones de millones de euros en un “presunto nuevo producto” y previamente no se ha investigado si ese “nuevo producto” infringe alguna patente, entonces el ya MBA se podría encontrar con la desastrosa circunstancia que, de acuerdo a lo que establece la Ley de Patentes, se le impida su fabricación y comercialización en aquellos países donde se haya patentado por un tercero, incluyendo su mismo país. Con lo que el excelso resultado sería que varios millones de euros se habrían tirado a la basura.

Esta sorprendente ausencia de la “gestión estratégica del Capital Intangible” conlleva que tampoco se enseñe a diseñar una estrategia de patentes que es un ejercicio más que relevante porque supone formar a los directivos a pensar dónde quieren estar dentro de cinco o diez años, ¿acaso no es lo que se pretende con esta formación?

¿Y por qué hablo del medio y largo plazo en patentes? La razón es sencilla, cuando uno se plantea patentar algo a nivel nacional debería saber que tiene un plazo limitado para poder internacionalizar esa patente, es decir, para solicitarla en otros países del mundo. Y si deja prescribir el plazo entonces permitirá que cualquiera pueda usar el conocimiento de esa patente para fabricar y comercializar los resultados en cualquier país excepto en el que se haya patentado. Por esto digo que hay que pensar a largo plazo porque quizás hoy no vendamos en Estados Unidos pero si prevemos hacerlo dentro de unos años y no lo hacemos hoy entonces perderemos la exclusiva que supone tener un registro de patente, porque es oportuno recordar que “el derecho otorgado por una patente no es tanto el de la fabricación, la oferta en el mercado y la utilización del objeto de la patente sino, sobre todo y singularmente, el derecho de excluir a otros de la fabricación, utilización o introducción del producto o procedimiento patentado en el comercio.” Esta posibilidad de monopolio legal es una cuestión cuyo conocimiento considero básico en un futuro empresario o directivo.

Uno de los efectos que tendría la incentivación de la retribución y el fomento de una cultura de patentes sería un incremento del conocimiento técnico y tecnológico de los empleados que tuvieran que desarrollar nuevos productos, procesos o servicios porque se verían obligados a conocer lo que está patentado y como puede incidir en sus desarrollos en proceso.

No quiero acabar sin antes hacer referencia a la difusión de la situación de la retribución de las patentes de empleado realizada en este vídeo:

Y por último quiero exponer que es necesario introducir la “cultura de las patentes” y su variable retributivo si se quiere realmente cambiar de modelo económico y crecimiento empresarial.

Artículo escrito por Gian-Lluís Ribechini

Experto en Innovación y en Estrategia y Gestión de Soluciones

1 Comentario

  1. Xavier Valens

    ¿Cultura de patentes?

    La propiedad intelectual no existe. Leer a Stephan Kinsella para profundizar en esta línea de pensamiento en filosofía política y ética de la propiedad privada.

    Responder

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