Hay un momento de decisión en soledad. La complejidad ha llamado a la puerta y el timbre suena con insistencia. Imposible mirar hacia otro lado por responsabilidad. La complejidad no se presenta como un problema, se expresa en problemas y en dilemas. Los problemas pueden tener solución, los dilemas difícilmente.
Ser directivo es tomar decisiones en la incertidumbre. Esta es la esencia del trabajo directivo. Si las decisiones hubiera que tomarlas en la certeza es algo que delegaríamos a las máquinas.
La soledad es el envoltorio de la responsabilidad. Es cierto que existen los equipos y que son fundamentales, que no hay que proyectar el trabajo directivo como una heroicidad de llanero solitario. Lo es. Pero también constatamos que hay un momento de decisión, que se puede contrastar con otros, pero de la que asumimos la responsabilidad sin subterfugios.
Hay un momento que hay que decidir en primera persona del singular o del plural, pero hay que decidir. Delegar el futuro en terceras personas es pusilánime. No podemos vulgarizarnos a nosotros mismos. Y ante la decisión responsable, aparece la duda responsable. Los únicos que no dudan son los populistas, y por descontado el management también tiene su versión populista. “Esto lo arreglo yo en 5 minutos!!!”.
La complejidad ni debe menospreciarse, ni debe paralizarnos, gestionar la complejidad será nuestro oficio compartido. Asumir el privilegio de la complejidad es servir a tu comunidad. Pero a veces es un privilegio en soledad. Algunos contratan coach, me parece bien, pero asegúrense, porque hacer de coach requiere saber preguntar y esta es una tarea que requiere la vida entera.
Pensar se piensa solo. Razonar se razona en equipo. También se puede decidir en equipo, pero los líderes consistentes asumen estas decisiones, gestadas con otros o consigo mismos, como una responsabilidad personal.
La soledad de la última palabra se aloja en el alma. He intentado acompañar estas soledades sin perturbar demasiado, sin invadir el perímetro estrecho de la última decisión. He ayudado procurando prolegómenos más o menos prolíficos.
Los que no aceptan esta soledad del mánager (que bien me viene la novela de Vázquez Montalbán) dejan que las cosas se precipiten sin tomar ni asumir decisiones.
No deciden, no hacen, pero no pueden evitar que las cosas pasen.
Me fío más de los que asumen, sin proclamar liderazgos heroicos, que hay un momento de soledad. Y desconfío de los que se enconden en sus adláteres a la hora de asumir las decisiones. La soledad del mánager es un viaje no un destino.
10 Comentarios
Que cierto es Xavier lo que comentas. Todo y que se asume la soledad para una correcta y certera decisión es inevitable tomarla aunque previamente asumas que puedes equivocarte. Pero como también muy bien comentas tomar decisiones es un camino y no un final. Que con el tiempo y aplicándote una inteligencia artificial humana se van corrigiendo y las decisiones tomadas cada vez son mas estables y consistentes. Tu equipo quiere que decidas para seguirte en la batalla. Si no ha sido del todo correcta la decisión te dejarán a solas para que vuelvas a decidir pero siempre te acompañarán cuando haya un nuevo camino. Me apasiona el management y tu linea humanista del mismo que es muy real le da un total sentido. Gracias.
Enhorabuena Xavier. Como siempre, un lujo poder leer tus artículos inteligentes y llenos de frases de una profunda reflexión. Un fuerte abrazo aviador.
Excelente reflexión Javier, nada más cierto. 🙏
Bones i sentides reflexions, apreciat Xavier Marcet. Una abraçada manlleuenca.
Es un tema Xavier Marcet muy dificil.
Pero Decidir es mas complejo, mas enredado. Te cuestiona. Te supera.
Y si, te vuelve misantropo. Vives en una perenne soledad. Quién diga que decidiendo no ha tenido vertigo…miente. Estoy profundamente agradecido profe por este escrito. Leerlo me ha traído paz.
Asumir responsabilidades es crecer como directivo, es un viaje de instrospección necesario. Es algo que se le exige en su puesto, no se puede delegar la responsabilidad inherente del puesto, se exige valentia y coraje.
Muy fan de xavier marcet
Me encanta la reflexión. Sin duda las mejores decisiones creo que se toman en momentos de soledad, siencio, paz y serenidad, asumiendo con responsabilidad y resiliencia las consequencias que llegaran. Aunque las circumstancias no siempre acompañen, el viaje continua.
Que buena reflexión y que buen aprendizaje para quienes, como yo, están en ese camino de buscar ser un CEO algún día.
La toma de decisiones es un proceso fundamental, y siempre hay temor a equivocarse, pero peor es cuando no se toman decisiones, ni siquiera malas. Creo que es ser un mal CEO tomar ese camino de solo ir a la fija siempre.
Excelente. La soledad ordinaria donde ocurren decisiones extraordinarias.
Genial, la reflexión. Y, además de la soledad del mañanero, también hay otras soledades personales y anónimas que son un viaje sin destino. Muchas gracias por compartirlo. Feliz Navidad.