Creo sinceramente que hay un paso pendiente en las empresas españolas, sobre todo en las PYMEs y algunas grandes: desarrollar adecuadamente el intraemprendimiento. Ahora que se observan signos de que la burbuja del emprendimiento se está pinchando, muy posiblemente se verá un reajuste de estrategias, en la que sólo sobrevivirán los proyectos que sean interesantes, y sólo recibirán financiación y formación aquellos que tengan una cierta solidez en el planteamiento. Los mensajes cambiarán, evitando el “buenismo” y “buenrrollismo” que ahora impera (“si quieres puedes”, “todo el mundo puede emprender”, “el emprendimiento es una salida a la crisis”, “si estás en paro, emprende”).
Pero independientemente de esto, aunque sin duda ayudado por ello, las empresas necesitan abrir los ojos y las puertas a todos los recursos, fundamentalmente de conocimiento y de experiencia, que sin duda se está generando en este ecosistema emprendedor. Sería una forma de desarrollar modelos de innovación abierta al incorporar conocimiento exterior a sus procesos. En este sentido, hace unos años, en Innodriven participamos en el programa Emprendimientos Corporativos en algunos países latinoamericanos.
El programa era un ecosistema formado por socios internacionales (fundamentalmente el Banco Interamericano de Desarrollo), emprendedores, empresas, universidades y empresas de consultoría. A través de este ecosistema se buscaba seleccionar proyectos de emprendimiento que pudieran ser incubados por empresas consolidadas, que llamamos “empresas madre”, que les ayudaba a acelerar su modelo de negocio y les daba acceso al mercado, bajo la supervisión de los consultores. Tras un tiempo en las “empresas madre” los emprendedores podían integrarse en la estructura de la empresa montar una spin off con participación de ella o desarrollar cualquier tipo de acuerdo al que hubieran llegado.
Lo interesante del modelo es que todos ganaban: las empresas porque captaban conocimiento exterior y los emprendedores porque podían acceder a mercados que de otra forma sería imposible y aceleraba su proyecto pudiendo validar de una manera más real.
Ahora bien, este modelo es fundamentalmente un modelo “fuera-dentro”, en el que la innovación y el conocimiento nace en el exterior y la empresa es capaz de capturarlos para su beneficio. Sin embargo, es interesante que las empresas utilicen los principios Lean para generar valor interno utilizando estrategias que hasta ahora le han sido ajenas porque las han visto más como modelos a seguir por los emprendedores que interesantes para ellas. Se trata de desarrollar proyectos internos utilizando esta metodología. ¿Cómo lo hacemos? Veamos primero los principios Lean:
Éstos son los principios que usan en metodologías como Lean Startup o Descubrimiento de Clientes. Tienen bastantes puntos en común con el Design Thinking, por lo que esta metodología podría formar parte del proceso de desarrollo del proyecto. Los principios son:
1.-Menos es más. Es decir, busca lo barato, no trates de trabajar desarrollos complejos puesto que no se trata de eso. Lo importante no es tanto la tecnología como el conocimiento que se pueda generar.
2.-Busca el feedback del cliente. Estamos en un proceso clientecéntrico, cuyo objetivo es trabajar el producto (o lo que desarrollemos) desde la perspectiva del cliente y buscando el contacto constante y el feedback con él. La verdad está ahí fuera.
3.-Trabajo en equipo. Una de las cosas más interesantes de las metodologías Lean, y del Design Thinking, es el trabajo en equipo. La creación de equipos híbridos permite multiplicar no sólo las fuentes de información y conocimiento, sino también la naturaleza de las mismas.
4.-Prototipado e iteración. El concepto de “beta permanente” es fundamental. Hablamos de comprender que siempre se puede mejorar el producto. Por eso es interesante trabajar con prototipos, con modelos que nos permitan trabajar con un enfoque Learning by Doing.
5.-Visión global. La ventaja de este tipo de enfoques, en los que no se trata tanto aspectos técnicos como humanos, incluso antropológicos (en el Design Thinking) o creativos, es que nos permite comprender al ser humano de una manera integral, dejando los elementos particulares y diferenciadores para fases posteriores.
Con estos principios es interesante trabajar una estrategia de innovación Lean en la empresa. ¿Cómo lo haríamos?
1.-Tengamos en cuenta que estamos trabajando la generación de conocimiento. No estamos construyendo productos y servicios definitivos, sino abriendo puertas y caminos a desarrollos posteriores. No trabajamos en productos, sino en ideas.
2.-Crea un equipo multidisciplinar. Es importante que no esté formado por miembros del mismo departamento y que tengan formaciones distintas. No hace falta que sea muy numeroso, entre 4 y 6 personas puede ser interesante.
3.-Define el reto o problema a solucionar. Es interesante ser lo más concreto posible. Propuestas como “trabajad para sacar un nuevo producto” suelen generar parálisis. Es mejor propuestas del tipo “¿qué deberíamos cambiar o mejorar de este producto ara llegar a este nuevo segmento del mercado?”.
4.-Pon límites de tiempo y de presupuesto. Mete algo de presión al equipo, aunque sin pasarse. Un proyecto de este tipo no puede durar más de un mes o mes y medio y es conveniente que tenga un presupuesto mínimo. La materia prima son las ideas, por lo que lo más caro ha de ser el tiempo que los trabajadores dedican al proyecto.
5.-No uses tecnología. Vuelvo a lo mismo, se trata de ideas, de conocimiento. Aunque seas una empresa tecnológica no utilices la tecnología, porque hace perder el foco y pensar que el centro del proyecto es la tecnología, cuando es sólo (y es muy importante) la herramienta de la innovación.
6.-Que el equipo no tenga dedicación exclusiva. Es mejor que no dejen sus tareas habituales, sino que dediquen algunas horas del día o de 2 o 3 días de la semana al proyecto. Si se centran sólo en el proyecto pueden perder perspectiva del día a día. Además, puede ser interesante que comenten aspectos del mismo con los compañeros, que les darán feedback e información que puede ser interesante.
7.-Que tengan un espacio exclusivo. Pero sí es interesante que tengan durante la duración del proyecto un espacio exclusivo en el que tengan sus materiales, reflexiones o gráficos, y que puedan retomar el trabajo sin necesidad de temer que alguien ha podido mover nada. Es interesante que sea diáfano, y en la medida de lo posible amplio, para utilizar con facilidad posters, gráficos y materiales diversos de prototipado.
8.-Es importante que de alguna forma el cliente participe. O bien a través de experimentos de validación o formando parte del equipo como un miembro más, o las dos opciones. Recordemos de la importancia de construir desde el cliente, validando lo que damos por cierto pero que puede que no lo sea. Trabajamos en soluciones para el cliente.
9.-Pero también podemos trabajar en la mejora de procesos internos. En ese caso el cliente puede que no sea tan necesario, aunque mi opinión es que siempre hemos de tenerlo en mente como beneficiario final de cualquier innovación.
10.-Los resultados no serán definitivos. Recordemos que estamos en beta permanente, por lo que, como dije al principio, no trabajamos para crear productos, sino para proponer soluciones que luego se deberán implementar con los posibles cambios que veamos necesarios.
Sin la aplicación de estrategias de innovación Lean en las empresas, ya sean éstas grandes o pequeñas, puede ser muy útil para movilizar al equipo en torno a una cultura del cambio y la adaptación al entorno. La innovación no nace de la quietud, como he dicho en alguna ocasión, sino de la inestabilidad y el cambio. Del mismo modo las organizaciones que innovan son organizaciones que se comprometen, que trabajan una innovación horizontal y participativa, no gestionada por un departamento o por la dirección. La innovación Lean, que llamaremos microinnovación, puede ser un enfoque que les ayude en esa dirección.