El otro día escribí un (en realidad otro más) artículo sobre uno de los subproductos de la burbuja emprendedora en la que estamos: los bolos de la escena emprendedora que a veces desorientan a los emprendedores más que ayudarlos. Unos días después, Xavier Marcet citó mi reflexión para escribir un gran artículo que profundiza en lo que significa esa burbuja. No es mi intención contestar a ese artículo con este, ya que suscribo el 100% de lo que dice Xavier, pero digamos que ese artículo me ha inspirado para escribir este.
Xavier en ese artículo habla de algunos jugadores de la escena emprendedora, así que no me he podido resistir a describir lo que yo considero el sistema de castas de esa escena emprendedora. En realidad, no es muy diferente de cualquier otro mundillo, y ahora que ya todos conocemos lo que la «gamificación» puede hacer con nosotros cuando nos metemos en algo, es fácil entender porque en un mundo lleno de machos alfas, estas castas son muy estancas y endogámicas. Empezaremos desde arriba hacia abajo en esa pirámide de castas.
En la cúspide, sin ningún genero de dudas, están aquellos que han ido y vuelto de El Dorado, y de hecho, han vuelto a ir unas cuantas veces. Son los superhéroes del mundo emprendedor. Son los Elon Musk de este mundo (no cito a nadie español para no ofender a nadie, aunque siendo honestos, no hay muchos Elon Musk por aquí). Tienen éxito, vuelven a tenerlo, y sí, alguna vez la pifian, pero en general tienen la receta del éxito. Y esta gente está muy ocupada teniendo éxito, lo que implica que va a ser difícil que te los encuentres en un evento de emprendedores. Importante, no confundirlos con empresarios. Si has tenido éxito, aunque sea mucho, en un sector no tecnológico, no eres miembro de esta casta, y te llamaran despectivamente empresario. Los empresarios simplemente no participan de la escena emprendedora.
Después tendríamos a aquellos que llegaron a El Dorado una vez, volvieron sanos y salvos, pero no volvieron a ir. Puede que ya no quisieran volver a arriesgarse, o simplemente que se les olvidara el camino de vuelta, o incluso, que llegaran de chiripa la primera vez. Estos ya son más abundantes, y normalmente venden el hecho de que estuvieron y volvieron sanos y salvos para vender esa experiencia. Habituales de aceleradoras, charlas y demás bolos de la escena emprendedora.
Luego viene una casta muy divertida, que son los que normalmente se llaman a sí mismos «Serial Entrepreneurs«. Son una especie de asesinos en serie de start-ups porque emprenden en serie, pero fracasan en serie. Los emprendedores en serie de verdad son los de la casta superior, pero ellos tienen éxito en serie, y eso no implica fundar 10 empresas en dos años. Sin embargo, una de las tendencias actuales de la escena emprendedora es la celebración del fracaso. Ya sabes, lo de fallar rápido y fallar barato. Ellos son los reyes del fallo. Nunca llegaron a El Dorado, pero lo intentaron… y muchas veces. Así que efectivamente, saben cómo no llegar a El Dorado. También muy habituales en bolos de esta escena, normalmente como teloneros de los de arriba. Son los Shackleton y Scott de este mundillo, figuras muy repetidas en multitud de bolos emprendedores. Sin embargo, todo el mundo parece olvidar que si Amundsen hubiera sido inglés, nadie hablaría de ellos.
Los emprendedores son todos esos que han empezado, o se están preparando para ir a buscar El Dorado. Son la savia de esta escena, y sin ellos, todo esto no tiene sentido. Van de bolo en bolo buscando gente que les ayude a encontrar el camino a El Dorado.
Y ya nos empezamos a acercar al fondo de la pirámide. En un nivel ya muy bajo están los de traje aburridos que trabajan en grandes empresas que pululan por la escena como patrocinadores, mentores (una de mis palabras favoritas) o similar. Estos, que sólo son suficientemente guays para estar un poquito más arriba en la escala si trabajan en un sitio como Google, sólo conocen El Dorado porque los fundadores de sus empresas lo encontraron. En muchos casos (porque no son los únicos), estos son los que Xavier dice que son «gente que asesora sobre el riesgo sin haber puesto nunca un centavo de su bolsillo«. Y supongo que yo soy uno de ellos, ahora volveré sobre esto.
Y luego ya abajo del todo, estaría la casta de los intocables, están los de traje aburridos que además son políticos o funcionarios que montan, que financian, muchos de estos bolos. Y por supuesto, siempre tienen que participar y salir . No me cabe duda que lo hacen desde la mejor de las intenciones, ni de que en muchos casos su papel es importante. Pero desde luego, no son las grandes estrellas de la escena emprendedora.
El otro día aquí en Sintetia se habló de los grandes mitos de la financiación de las startups, yo voy a añadir dos grandes mitos sobre quién puede y quién no puede ayudar a las startups. Estos mitos vienen de las castas superiores, no diré yo que de forma interesada, pero como miembro de una casta casi intocable, creo que deberíamos superarlos.
El primero de esos mitos es que si uno no es o ha sido emprendedor, no tiene mucho que ofrecer a una startup. No seré yo quien empiece otra discusión sobre el empirismo, el racionalismo y la fuente del conocimiento verdadero. Creo que a nadie se le escapa que hay experiencias y conocimientos trasplantables, y otros que no lo son, vengan de experiencias emprendedoras (y ojo, emprender no es sólo montar una startup tecnológica) o no. Ni que hay un montón de gente con experiencias brutales pero que no son capaces de comunicarlas de una forma útil. Business Insider publicó un interesante artículo sobre qué personas influyeron fuertemente en el éxito de alguno de los grandes emprendedores tecnológicos. En él hay una mezcla de emprendedores, empresarios, inversores y hasta profesores de universidad.
Y el segundo mito es que la gente que no invierte en la empresa, no debería atreverse a darle consejos al emprendedor. Eso que mucha gente llama emprender gratis y con el dinero de otros. Sin querer llevar al extremo la conversación y ponernos en términos de stakeholders o incluso de inversiones emocionales (por no hablar del uso de la industria de pedir participación en la empresa a cambio de consejos), creo que este argumento se sostiene muy poco. Creo que de hecho podríamos hablar de la cantidad de consejos tóxicos que los inversores dan muchas veces a los emprendedores precisamente por eso, por tener derecho a darlos.
Cuando alguien tiene un interés como inversor en la empresa, ya tiene objetivos. Esos objetivos van a estar muchas veces supeditados a un interés de salida de la inversión, con un horizonte temporal y un objetivo de rentabilidad mínima. En algunos casos (voy a ser muy conservador para no ofender a nadie), esos inversores iniciales van a poner por delante sus propios objetivos cortoplacistas de inversión frente a los objetivos de largo plazo de la empresa y del emprendedor. Van a potenciar un crecimiento a corto plazo explosivo que produzca una venta y salida rápida, frente a los objetivos naturales de supervivencia a largo plazo. El foco en la venta rápida de cualquier startup no ha venido de la mano de los emprendedores, ha venido de la mano de los inversores.
Leía en The Economist que una cuarta parte del 30% de la diferencia de productividad entre EEUU y la UE viene por la calidad de la gestión. Y ojo, en esa media de la UE entraba Alemania, Portugal, y nosotros obviamente. Así que seguramente es seguro decir que la diferencia en España es aún mayor. En mis interacciones con startups veo que muchas de ellas gastan un montón de tiempo en reinventar la rueda. Está claro que un ejecutivo de un banco no puede enseñar lean startup a un emprendedor, ¿pero seguro que no puede explicarle los ratios financieros que uno no puede dejar de mirar cuando se levanta por la mañana? ¿Seguro que no puede aconsejarle sobre cómo gestionar las finanzas de su empresa? ¿De verdad hay que reinventar todos los días cómo se hacen campañas de marketing, o cómo se lideran equipos comerciales? O una de mis favoritas, ¿nadie puede explicarle a una startup cómo se lleva una venta de ciclo largo y ayudarle a atravesar el campo de minas que es cada una de ellas?
Bueno, pues hay gente que parece que piensa que no. Que si no tienes el corazón púrpura de haber emprendido y además haber invertido en la empresa, mejor que te mantengas a un lado y dejes a los profesionales. Yo de verdad, no puedo dejar de recomendar a los emprendedores que se junten lo más posible a algún dinosaurio corporativo. Obviamente hay algunos a los que no quieres acercarte, y otros que no quieren que te acerques. Pero por ahí (y yo conozco unos cuantos) hay algunos que estarán encantados de ayudar y de compartir algunos de los «secretos» de gestión de las grandes empresas. La mayoría de esos “secretos» tendrán que ver con procesos que te ayudarán a no tener que reinventar la rueda y a ser más productivo desde el principio.
Xavier tiene toda la razón en decir que el reto real está en hacer madurar a las startups y no crear por crear. Si consiguiéramos eso, esta fiebre emprendedora se convertiría en un estirón de la economía, en una base sobre la que cambiaríamos de verdad la economía de este país. No se nos debe olvidar que la fortaleza de la economía alemana viene en gran parte por la fortaleza de sus medianas empresas. Nuestras medianas empresas no aguantarían ni el primer asalto de una comparación con ellas. Y ese debería ser el foco de toda la escena emprendedora. Ya hemos creado miles de startups, cómo hacemos que crezcan y cómo dejamos de pesar al kilo de startups el éxito de todas las iniciativas a todos los niveles.
Para mí, esta burbuja emprendedora explotará por el excesivo cortoplacismo que todos los jugadores han creado. Desde inversores hasta políticos (y pasando por todas las castas). Creo que deberíamos dejar atrás esas castas, esas divisiones digitales de buenos y malos, y saber que todos los actores de esta escena tienen un papel, y que zapatero a tus zapatos, pero sobre todo, poniendo como objetivo el crecimiento sostenible de las startups. Necesitamos rápidamente un tejido sostenible y estable de empresas tecnológicas en este país.
9 Comentarios
Siempre aprendo mucho de ti!!!!
Un mundo difícil y largo para cambiar mentalidades
Muchas gracias Mónica!
Saludos!
Roberto
Comparto tus reflexiones.. Al 100%
Por cierto, yo ayo un emprendedor que viene del
Mundo Corporativo (no de un garaje) y es verdad que me siento así como dices.
Buscas ayuda pero no hay; si tu empresa no es de internet 100% no interesa 😉
Saludos
Bueno sería más bien un 🙁
Gracias por tu comentario Santiago… y mucha suerte!!!
Saludos!
Roberto
Hola Roberto,
me ha gustado bastante tu artículo.
Creo que carecemos de una cultura emprendedora solida agradaba por el hecho de que nos hemos visto obligados a emprender.
Es lógico por lo tanto que aparezcan estos bolos de emprendeduria. Donde todos se dejan ver las caras y comparten experiencias porque es lo más fácil de hacer. Obviamente esto no es suficiente.
El verdadero problema es que no existe como dices un ecosistema emprendedor asentado, ni del todo profesional. Pero esto es lógico si tenemos en cuenta que hasta hace poco emprender era una cuestión de unos pocos.
Quiero ser optimista y pensar que todo esto es el germen de una nueva generación de empresas y de un modelo en el que a través de la experiencia se cree un autentico mercado profesional de Star ups.
Cuando esto sea así supongo que veremos reducirse este numero de «bolos» para dar lugar a algo más profesional
saludos
Gracias por tu comentario Ramón. Yo también quiero ser optimista, y desde luego se están viendo intentos de «profesionalizar» un poco todo esto.
Creo que el cascabel del gato no es la creación de startups, sino su crecimiento y estabilización, y eso creo que se consigue a través de vender, y en eso hay pocos programas que ayuden o que al menos lo intenten
Saludos!
Roberto
Muy divertido. Segun me cuentan amigos más metidos en esto que yo, te falta el tipo de gente que hizo dinero con la parte menos guay de internet –básicamente timando a la peña con spam– y que ahora van de emprendedores blanqueando ese dinero. Yo trabajo en Smartick y la verdad es que si creo que la experiencia en el mundo corporativo de mi hermano, cofundador, es una ventaja. Se mantiene firme en negarse a una visión cortoplacista. Y no nos va mal.
Cierto!!! De hecho, conozco un caso de uno que hizo dinero con conexiones dial-up directas a contenido «especial» con tarifas teléfonicas desorbitadas… Y otro con los primeros tiempos de los SMS premium!!! 🙂
Mucha suerte con Smartick! Muy chulo el proyecto!
Saludos!
Roberto