Aviso para navegantes (lo que los anglosajones llaman “disclaimer”): no esperen encontrar en las palabras que siguen un artículo sesudo, resultado de investigaciones y complejos cálculos estadísticos. Tampoco disquisiciones teóricas ni reflexiones demasiado meditadas. Se trata tan sólo el resultado de un divertimento asociativo que comparto con ustedes porque se acomoda bien con mis intuiciones vitales sobre economía y vida. Quedan pues avisados.

Llevo unas semanas estudiando el tema de los lobbies en Estados Unidos, con la intención de escribir una serie para Sintetia, al igual que hicimos en su día con las pensiones. Es un mundo complejo y apasionante, cuya comprensión requiere tiempo y esfuerzo. Entretanto, sigo navegando y recopilando realidades conectadas, tantas que a menudo me disperso y pierdo el norte sintético.

Hace unos días, mientras desbrozaba información sobre el papel de dichos lobbies en los medios de comunicación, me topé con un muy interesante informe sobre la libertad de prensa en el mundo, el Freedom of the Press 2014, elaborado por Freedom House, organización “independiente” financiada en su mayor parte por el gobierno de los EE.UU.

En el informe, entre otros aspectos, se podía constatar como la libertad de prensa en España ha alcanzado su nivel más bajo durante la democracia, encontrándose en la posición 52 del ranking, con 28 puntos, muy cerca de ser un país con “libertad de prensa parcial” (la puntuación se establece de 0 a 100, representando el 0 el máximo grado de libertad). La noticia la cubrió, y muy bien, el diario digital El Confidencial. Algunos medios pasaron bastante más por encima del tema y otros directamente lo ignoraron. ¿Casualidad?

No se trata de un hecho aislado; muchos países están experimentando retrocesos similares. El estudio menciona diversas causas

.. La creciente tendencia a “atacar al mensajero” que trata de ejercer su labor informativa, en especial cuando dicho mensajero pertenece a la prensa de otro país con mayor libertad.

.. La censura a los medios y canales de difusión digitales, fuentes de noticas en tiempo real e información independiente.

.. El control del contenido mediante la propiedad de los medios y la presión política.

Leyendo el informe, pude conocer quiénes eran los 25 primeros países del ranking en libertad de prensa. Aquí los tienen (los números indican la posición):

Del 25 al 50, encontramos:

Comprobamos que del 1 al 50 se encuentran muchas de las naciones más desarrolladas del planeta. Pero no todas. Ese dato me resultó interesante y lo enlacé en seguida (manías de analista) con otro ranking que sigo muy de cerca: el de libertad económica, elaborado por la Fundación Heritage, uno de los más relevantes think tanks conservadores de los EE.UU.

Intuitivamente, uno tiende a pensar que la libertad económica y libertad de prensa deben estar estrechamente correlacionadas, puesto que los fundamentos que aseguran la primera soportan y facilitan a priori la segunda. Al mencionar esta reflexión en Twitter, algunos colegas como el arquitecto Javier Poveda (siempre atento, siempre afilado) me comentaron que idealmente dicha correlación debería ser positiva perfecta, esto es, 1: a mayor libertad económica, mayor libertad de prensa, y también mayor libertad en general.

Pero como las meras intuiciones son malas consejeras si no se las somete a un debido contraste, decidí juntar ambos rankings en una sola tabla. A continuación pueden ver la lista de los 50 países más “libres” económicamente (informe 2014), ordenados de mayor a menor libertad, junto con la posición que esos mismos países ostentan en cuanto a libertad de prensa. De hecho, en la relación no figuran 50 sino 48: he omitido Taiwan (20º en libertad económica) y Macao (26º) por no poder efectuar la comparación. Para una mejor visualización, se presentan coloreados aquellos países cuyo ranking en libertad de prensa es mayor que 50. El resultado es el siguiente:

Como primera observación, podemos comprobar que de entre los 50 países con mayor libertad económica, sólo 29 figuran también en el ranking de los 50 donde la prensa es más libre. Hay naciones como España, Hungría o Corea del Sur en las que la discrepancia entre clasificaciones es sólo moderada, pero en otros casos, la diferencia es muy significativa: Hong Kong (1º en libertad económica, 76º en libertad de prensa), Singapur (2/152), Bahrein (12/188),  Qatar (27/153), Emiratos Árabes Unidos (28/167), Jordania (33/156), Colombia (37/116), Armenia (38/135), Macedonia (43/122), Omán (45/161) o México (50/132) presentan sustanciales saltos de ranking. Chile (7/66) se halla asimismo rozando lo que podría considerarse una diferencia llamativa.

Coincidirán conmigo, también desde esta aproximación simplista, en que no resulta muy edificante disponer de una libertad económica elevada cuando no se disfruta asimismo de otras libertades tan fundamentales como la de prensa. De hecho, cualquier mediano conocedor de la realidad global sabe que en los países antes citados existen otras libertades civiles más o menos coartadas, además de la informativa. Por consiguiente, los economistas que nos consideramos de corte liberal debemos ser muy exquisitos antes de loar las bondades de un ranking de libertad económica que sólo proporciona una visión parcial de la realidad de un país.

Pensando en ello, decidí ir dar un paso más y contrastar ambas clasificaciones con una adicional, en este caso la del Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por las Naciones Unidas y que mide el avance promedio conseguido por un país en tres dimensiones básicas: disfrutar de una vida larga y saludable, disponer de acceso a educación y tener un nivel de vida digno. Para ello, añadí una tercera columna a mi tabla con la posición de cada país en el último ranking IDH (en este caso, 2013), con el siguiente resultado:

En este caso, verificamos que entre los 50 países con mayor libertad económica, 35 pertenecen también a los 50 con mayor grado de desarrollo humano. Las discrepancias existentes son aquí bastante menos acusadas, lo que nos permite inferir (insisto, de manera nada académica) una conclusión de puro sentido común: que libertad económica y desarrollo humano viajan estrechamente juntos. 

Tratando de avanzar un poco más en mi pasatiempo, resolví construir un sencillo índice sintético constituido  por la suma de los respectivos rankings de cada nación en las tres dimensiones consideradas: libertad económica, libertad de prensa y desarrollo humano. Así, a lo crudo, sin ponderaciones ni consideraciones adicionales. El resultado, sinceramente, me gustó:

Si ahora ordenamos los países de acuerdo con este índice sintético, obtenemos un nuevo ranking más ponderado. Recuerden: cuanto menor sea el número, mejor.

No sé a ustedes, pero a mí esta clasificación, tan sui generis y de andar por casa, me parece mucho más clarificadora y significativa que la del primer ranking de libertad económica analizado. Los países líderes de este índice casero representan mejor el paradigma de lo que debe ser una libertad económica bien entendida e implantada: aquella en la que no sólo las transacciones económicas están libres de trabas y aseguradas jurídicamente, sino donde el resto de libertades civiles disfrutan de un elevado grado de madurez en su ejercicio, materializándose todo ello en una ciudadanía próspera, longeva, saludable y bien educada.

Y oigan, si por casualidad se han fijado en España, figuramos en el puesto número 30 de la lista. Un lugar mejorable pero muy digno, que debería ayudarnos a ser menos derrotistas y saber valorar en su justa medida nuestro papel en el mundo. ¿No les parece?

Nota final: en las tablas anteriores sólo he analizado los 50 primeros países en el ranking de libertad económica. Dejo a los lectores el ejercicio de extender el proceso al ranking completo. De hacerlo, algunas naciones importantes que no aparecen en la lista escalarían posiciones con toda seguridad, entrando en el «top 50». Ya saben: si alguno se anima o incluso quiere introducir nuevas variables o ponderaciones, estaremos encantados de ampliar el artículo.