En los últimos meses, quizá propiciado por esta pandemia en la que estamos inmersos, ha comenzado un tiempo importante para la reflexión a todos los niveles. El liderazgo está en boca de todos. Principalmente porque miramos a nuestro alrededor y los líderes que tenemos no nos dan la suficiente confianza como para pensar que nos puedan sacar de este lio con ciertas garantías.
Se habla sobre digitalización, relanzada por el cambio de trabajar desde nuestras casas confinados, intentando gestionar nuestras responsabilidades profesionales de la mejor forma posible y atender nuestra vida familiar sin que ninguna de las dos patas del banco se resienta.
Y es más, yo diría que incluso nos hemos dado cuenta de que estábamos equivocados: estábamos mucho mas preparados de lo que pensábamos y gestionamos mucho mejor nuestros tiempos. Y la famosa conciliación, de pronto y forzada por las circunstancias apareció, con matices, pero llegó, y parece que para quedarse.
Pero si hay una palabra por encima de todas que estoy escuchando en todos los foros es Propósito. El propósito como paradigma mundial asociado directamente a ese líder comprometido, solidario y concienciado que emerge en tiempos difíciles.
Aparece para hacernos mirar a nuestro alrededor, ahora que no podemos movernos de nuestro entorno, y darnos cuenta que nos hemos preocupado tanto, y durante tantos años, porque las empresas ganasen dinero que nos hemos olvidado de la forma en la que lo hacían.
El principal propósito de las empresas durante todos estos años ha sido hacer dinero, ganar mas cada año, con mas beneficios y a cualquier coste en muchas de ellas. El resultado no tengo que decíroslo, todos sois conscientes: aceleración del cambio climático, desigualdades, explotación infantil, contaminación, y un largo etcétera de males que están ahí y estarán por muchos años.
Lo que está claro, y esto no es nuevo, es que no se puede mantener este capitalismo voraz en el que cada año debemos de vender más y mejor, ampliar la gama de productos, desarrollar más componentes y generar más residuos, porque los recursos son finitos y porque el planeta está en una situación en la que no aguantará mucho mas todo esto.
En los próximos 10 años nos jugamos el futuro de nuestro planeta, parece sacado de una peli de ciencia ficción, parece un lema catastrofista de una persona pesimista, pero no. Lo cierto es que si no se produce un gran cambio en la conciencia de los líderes y los responsables de las empresas, el mundo estará abocado a pandemias recurrentes, a efectos aún desconocidos que nos traerá este cambio climático tan acuciado y real en el que estamos inmersos.
Si no cambiamos la forma de producir y de consumir, nos avocamos a un deterioro irreversible del Planeta con consecuencias impredecibles para todos nosotros.
La buena noticia es que la Empresa con Propósito está en boca de todos, encima de la mesa, en todas las tertulias, en todos los foros y cuando el rio suena agua lleva.
¿Y que es una empresa con propósito, o mas bien una empresa liderada desde el propósito?
Creer firmemente en que se puede seguir ganando dinero teniendo un impacto positivo en nuestro entorno, preocupándonos por nuestros trabajadores, sus familias, no generar residuos, ser amables en la fabricación de nuestros productos con el medio ambiente, ser conscientes de la importancia de una economía circular donde la empresa no solo sea responsable de poner el producto en manos del cliente si no, también, de recoger el residuo que ese producto pueda generar en el futuro y darle una segunda vida.
¿No es maravilloso?, ¿no sería increíble que las empresas actuaran desde ese propósito de manera sincera y honesta? ¿No generaría esto una ola a la que luego se sumarían los clientes y usuarios y que terminaría en que cada uno de nosotros nos preocupásemos no solo por el producto en si sino también por darle una segunda vida?
¿Realmente necesitamos tantas cosas?, ¿necesitamos tener el ultimo móvil del mercado un año tras otro, sabiendo que esos móviles generan residuos?, en fin, hay mucho donde avanzar en todo esto y muchas dudas en el aire aún.
Lo que si es importante es que no banalicemos el Propósito, me da miedo que tanto hablar de ello en lugar de ser aquello que nace desde el corazón y la convicción de la empresa se convierta en algo pasajero a lo que este de moda apuntarse y que, como sucede en muchas empresas, se ponga la misión y la visión para quedar bien y pasar las auditorias.
Desde aquí animo a todas las empresas, de todas las ciudades, de todos los países a liderar desde el Propósito con el fin de cambiar la dinámica que traemos y trabajar juntos por conseguir que este Planeta que heredamos de nuestros padres sea un planeta mejor cuando lo dejemos a nuestros hijos. Hay muchos ejemplos de empresas que lo están consiguiendo, no es una utopía, se puede, es cuestión de querer hacerlo. Hagámoslo juntos, por todos y para todos, cambiemos esto y pongamos las bases para hacer de nuestro mundo un lugar mejor.