El INE ha publicado el decil de salarios del empleo principal, esto es, la distribución de los salarios que se extrae de la EPA. El propio INE destaca en su nota de prensa los principales resultados del año 2009:
- Las mujeres tienen una mayor concentración relativa en salarios bajos que los hombres, tanto si trabajan a tiempo completo como si lo hacen a tiempo parcial.
- Los asalariados del sector público tienen salarios más elevados que los del sector privado, en términos relativos.
- Los salarios más altos se encuentran en las actividades de Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado, en las Actividades financieras y de seguros, en Información y comunicaciones y en Educación.
- Comunidad de Madrid y País Vasco presentan proporciones relativamente mayores en salarios del tramo más elevado, mientras que la mayor concentración de salarios correspondientes al decil más bajo se produce en Extremadura, Región de Murcia y Andalucía.
El estudio tiene un evidente interés, pues se aleja de las descripciones habituales de la realidad salarial: media total y media condicional en sexo. Pero la conclusión sobre los salarios públicos y privados no puede sacarse tan a la ligera. Dicha conclusión se extrae del siguiente gráfico:
El gráfico muestra una distribución salarial en el sector público claramente sesgada hacia los sueldos altos, esto es, hacia los altos mandos de la administración. Un 45% de los empleados públicos se encuentra en las dos decilas superiores de salarios –aquellos que están en el 20% superior de la distribución-. En cambio, solo 14% de los empleados del sector privado se encuentran en la cima de la distribución, mientras el grueso se concentra en las cinco decilas inferiores, esto es, en el 50% inferior de la distribución total de salarios.
El sector privado presenta por lo tanto una estructura más escalonada o piramidal, algo que parece lógico dentro del reparto de tareas y responsabilidades. En cambio, el sector público presenta una estructura opuesta. La razón es sencilla: así como el sector público subcontrata muchas de sus actividades más básicas al sector privado (como seguridad o limpieza) ello no sucede en sentido contrario. Veamos unos ejemplos:
Una empresa privada de construcción tiene un presidente, un director, un gerente, algunos ejecutivos, analistas de inversión… y varios miles de empleados menos cualificados (conductores, albañiles, guardas de seguridad), que incluso cuando subcontrata actividades computan como salarios del sector privado. Cuando construye edificios por iniciativa privada, la estructura que ejecuta la obra responde a una distribución piramidal de salarios, por la cantidad necesaria de trabajadores en cada puesto. En cambio, si el sector público decide construir un nuevo edificio público, un presidente de una comunidad y su consejero tomarán la decisión, en la dirección general de patrimonio y en la secretaría general técnica (compuestas mayoritariamente por grupos A) llevarán a cabo y lidiarán con los aspectos legales de la contrata… pero la obra la ejecutarán obreros que computarán como salarios privados.Es decir, no estamos comparando las mismas tareas, sino tareas distintas.
Lo mismo sucede si se piensa en un colegio (¿a qué sector pertenecen los docentes y a cual los limpiadores?) o en cualquier actividad pública. De ello se deduce que ambas estructuras de salarios no son comparables. Una comparación rigurosa requiere disponer de los salarios para puestos de idéntica responsabilidad, tras controlar la distinta estructura en la distribución de cargas y trabajos.