Desde Enero de 2010 los mercados de deuda pública han respondido a todo tipo de noticias. Dirigidos por lo que sucedía en Grecia, los mercados han reaccionado a cambios en ratings, déficits presupuestarios y niveles de apalancamiento de las economías. No obstante, y más significativamente, los mercados han respondido incluso más a noticias y mensajes públicos a nivel europeo de los principales políticos e instituciones que a propios sucesos económicos con impacto real.
Es precisamente esta falta de coordinación política el hilo conductor para que ninguna de las medidas económicas tomadas haya causado un efecto relajante permanente en la presión de los mercados de deuda.
En una brillante columna, los economistas Miccossi y Carmassi (Assonime) publicada en VoxEu explican punto por punto la evolución del diferencial de deuda de Grecia contra Alemania desde el principio de la crisis. Como vemos, los mercados son sensibles y se mueven por emociones: anuncios contradictorios del gobierno alemán y griego sobre los rescates soberanos, mentiras repetidas en las cifras oficiales de déficit públicos y falsos desmentidos de requerimientos formales de los planes de rescate son ejemplos de eventos que han movido… y mueven el mercado aún hoy en día. A esto además unimos las reacciones a sucesos financieros reales: déficits incrementados, apalancamientos que dificultan la refinanciación, o bajadas de rating soberano.
La falta de credibilidad es algo que desde Sintetia venimos ya declarando, y las consecuencias las vemos con el paso del tiempo. En definitiva, los gobiernos han causado parte de la volatilidad de la actual crisis, pero si conseguimos unidad en los objetivos pretendidos, y se comunica seriamente la voluntad conjunta de equilibrar los desequilibrios de las economías europeas, existe esperanza de que los mercados valoren esta coordinación y relajen la presión ejercida.
Sólo mediante credibilidad de acción, los mercados terminarán por entender que la Zona Euro es solvente y segura.