El otro día cumplimos un objetivo bloggero, el hablar de un cambio de paradigma. La verdad, es que queríamos que fuera una entrada seria, digna de un cambio de paradigma, pero claramente no se lo pareció a la gente de Sintetia, ya que esa entrada tan seria acabó dentro de la serie de Miserias Corporativas, pero claro, cómo son los Premios Bitacora 2012 al mejor blog económico pues uno tiene que callarse y pensar que lo que pensaba que era serio, pues era (poco) gracioso.
Pero bueno, hoy vamos a superarnos, y vamos a demostrar a los estirados economistas de Sintetia y a todos vosotros, que este humilde bloggero tiene sitio en un blog sesudo de economía.
Hemos desempolvado los apuntes de econometría, pirateado la última versión de Matlab, y hemos realizado uno de los estudios con más profundidad sobre el comportamiento corporativo que se ha hecho en este país para desarrollar lo que, esperamos, sea un coeficiente de referencia para investigadores y ejecutivos: el coeficiente de enmarronabilidad.
¿Sabéis ese sentimiento que todos hemos tenido cuando hemos descubierto una fórmula perfecta, simple, y completa? Eso nos pasó a nosotros cuando hicimos la regresión y nos salió esta fórmula tan bonita. Estamos seguros de que algo parecido le pasaría a Einstein cuando formuló su famosa ecuación.
Este coeficiente de enmarronabilidad mide la facilidad con la que a un individuo cualquiera de una empresa cualquiera le va a caer un marrón en cualquier momento.
Y en realidad, este tremendo esfuerzo de investigación (seguro que hemos añadido unos buenos puntos a la cifra de I+D del barrio) tiene su origen en una Ley que enunciamos el otro día tomándonos unas cañas y que necesitábamos corroborar. Parafraseando la Ley de Godwin, a medida que una conversación sobre los problemas de los empleados para trabajar de forma estructurada avanza, la probabilidad de que alguien diga que todo es culpa del empleado porque no sabe planificar tiende a 1. Diciéndolo de otra manera, en una conversación que se alargue sobre por qué la gente termina trabajando apagando fuegos, la posibilidad de que alguien diga que es porque no se organizan tiende a uno.
De hecho, recientemente he vuelto a oír otra de las frases típicas y tópicas al respecto, hay que planificar el trabajo al 80% del tiempo para que con el 20% restante podamos responder a los fuegos que aparezcan. Pero claro, esto es muy fácil cuando los marrones te resbalan, o cuando creas marrones. Es muy fácil cuando a un ejecutivo le llega un marrón de un cliente y hace un Matrix para que el marrón le caiga a sus subordinados, los cuáles irán haciendo lo mismo hasta que llegue a alguien que, aunque tuviera su trabajo planificado al 80%, tendrá que dejar de hacerlo para responder a ese marrón.
También se dan cuestiones curiosas como que un alto ejecutivo envíe un correo electrónico de una línea pidiendo un simple dato a alguien de su equipo, y eso empiece a caer entre subordinados para que, al final, se convierta en un informe de 20 páginas que, obviamente, hará ese empleado del final de la cadena trófica empresarial, y lo tendrá que hacer en ese 20%.
Pues bien, para desmontar ese mito, nos lanzamos a generar este Coeficiente de Enmarronabilidad, y hemos identificado 4 variables:
..: w: Quiere representar los marrones exógenos a la organización, que existen y son muchísimos; w es el número de compañeros entre tú y los clientes. Lo explicamos, si tienes contacto directo con clientes, w debe ser 1. Si por ejemplo eres un contable y un cliente tuviera que contactar contigo por algún motivo, tendría que pasar seguramente por el comercial, el director comercial, el director financiero para, finalmente, llegar a ti. Entonces la variable w debería ser 4.
..: x: Tiene una relación inversa con el coeficiente, e identifica el número de capas de jefes que tienes por encima. Para que el coeficiente funcione, tienes que incluirte a ti mismo. Así que si eres el CEO de tu empresa, x es igual a 1.
..: y: Es el número de jefes que te reportan. Al igual que en el anterior caso, para que funcione tienes que contarte a ti mismo. Así que si eres un jefe de primera línea, y es igual a 1.
..: z: Es el número de empleados que te reportan directamente. Si no te reporta nadie, z debería ser 1.
Cómo decíamos antes, hemos hecho un análisis en profundidad en un gran número de empresas para definir cuatro bandas que definen el grado de enmarronabilidad en función de la puntuación del coeficiente.
:: CdE por encima de 10: Eres el puto jefe, y eres uno de los mayores generadores de marrones de tu empresa. Tus correos se convierten en informes de 20 páginas, y te encanta tratar con clientes, pero cuando viene un marrón del cliente enseguida lo asignas a alguien.
:: CdE entre 5 y 10: Eres Neo en Matrix, los marrones te pasan cerca pero los esquivas. No generas tantos como tu jefe, pero también tienes lo tuyo. Eso sí, ves venir los que vienen de arriba y de forma muy eficiente los mandas para abajo para seguir trabajando en tu 80% de trabajo planificado
:: Cde entre 2 y 5: La cosa se empieza a poner difícil. Estás tan cerca de la base de la pirámide que los marrones rebotan después de caer a plomo desde arriba. Además, es probable que te lleguen también marrones externos que intentarás cómo buen empleado que no afecten a tu jefe y los intentarás solucionar tú, o más bien, se lo adjudicarás a alguien por debajo de ti. Eres una especie de embudo de marrones. De arriba a abajo todos, de abajo a arriba, te los comes tú.
:: CdE por debajo de 2: Eres el fitoplacton de la cadena trófica de los marrones empresariales. Te comes todos los de arriba, ya que tus jefes no hacen otra cosa que canalizarlos hacia ti. Te comes los de los clientes porque eres al primero que llaman. Y encima, te dicen que no te organizas bien porque deberías dejar un 20% de tu tiempo para apagar fuegos. Así que ya sabes, la solución está en organizarse, ¡desastre, que eres un desastre!…
Autor:
Uno más de la Generación X que en 2012 es directivo en una gran corporación
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Marrones