Los negocios son como el póker, no como el ajedrez

12 abril 2025

Annie Duke tiene un libro maravilloso que cuyo capítulo inicial dice que la vida es como el póker, no como el ajedrez. Es quizás una de las mejores ajedrecistas del mundo y además experta en psicología de cognitiva. Por eso tomo sus ideas para el título y la aplico para el mundo de la empresa.

Los juegos son representaciones imperfectas de realidad. Sus reglas son, básicamente, una enunciación de restricciones con las que tenemos que lidiar y en base a las cuales tenemos que definir una estrategia que nos permita derrotar a nuestros rivales.

Considero que podemos y debemos aprovechar las habilidades que nos proporcionan los juegos para mejorar nuestra toma de decisiones en el entorno de los negocios. Tal es así, que hay una rama de las matemáticas y la economía denominada “Teoría de Juegos” y que estudia cómo los individuos o entidades toman decisiones estratégicas en situaciones donde el resultado depende de las elecciones de otros.

El ajedrez se ha vinculado, habitualmente, al desarrollo de capacidades y habilidades estratégicas. Los procesos de toma de decisiones en el juego del ajedrez se producen en contextos de información completa; es decir, los contrincantes tienen la información a la vista y la incidencia del azar es mínima lo que provoca que el elemento crítico en este juego sea la habilidad del jugador.

Es evidente que este tipo de contexto del ajedrez no es equiparable a la realidad donde operan los negocios. La información disponible es imperfecta e incompleta.

El azar tiene una incidencia muy importante. La habilidad del jugador es un elemento relevante pero no una garantía de victoria. Jugar en los negocios es como jugar al póker.

El póker es un juego donde tener la combinación de máximo valor no te garantiza ganar una mano; donde el actual campeón del mundo puede perder una mano con una persona que aprendió a jugar ayer. Esto es impensable en un juego como el ajedrez.

Llevo jugando al ajedrez muchos años, pero sería incapaz de sobrevivir a los movimientos de Magnus Carlsen en una partida.

El póker, más bien el tipo de razonamiento que requiere su juego, nos puede ayudar de forma importante en los momentos de toma de decisiones en entornos de información imperfecta. Tal es así que el Strategic Poker Thinking se ha hecho un hueco en los programas de la Universidad de Harvard; al fin y al cabo, el póker es un caso muy significativo de como la interacción de la habilidad y la suerte condicionan el resultado.

En su libro “La ecuación de éxito”, M. Mauboussin aborda con todo detalle la relación que se establece entre ambos elementos en muchas de las actividades humanas y nos lanza su famosa ecuación del éxito: “Resultado = Habilidad+Suerte”.

¿Podría Magnus Carlsen perder una partida de ajedrez a propósito?

Esta pregunta, a priori absurda, tiene un fondo muy interesante. La tesis de Mauboussin plantea la existencia de un continuo entre dos extremos (“Habilidad” y “Suerte”) en el cual podríamos ubicar las diferentes actividades en base a la incidencia de cada uno de dichos elementos.

En este caso, el ajedrez estaría ubicado en el extremo de las actividades gobernadas de forma extrema por la Habilidad. En el extremo contrario, podríamos encontrar el juego de la Ruleta que estaría gobernado por la Suerte. Por consiguiente, todas aquellas actividades en las cuales un jugador no pueda perder a propósito serían actividades gobernadas al completo por la suerte.

Respondiendo la pregunta, Magnus Carlsen puede, si así lo desea, perder una partida de ajedrez ante cualquiera de nosotros.

El póker y los negocios estarían ubicados en la zona gris del continuo Habilidad—Suerte.

Por este motivo me atrevo a expresar que los negocios poco tienen que ver con el ajedrez y sí mucho con el póker.

Hay varios elementos del pensamiento estratégico del póker que deberíamos incorporar a nuestros procesos de toma de decisiones, pero me gustaría destacar 3 especialmente:

Poker: el “Sistema” por encima de resultado.

En póker, un sistema es un conjunto de estrategias, reglas y principios que un jugador sigue para tomar decisiones óptimas en diferentes situaciones del juego. Es decir, el sistema nos permite ver el mundo en términos de decisiones correctas/incorrectas y no tanto en términos de resultado obtenido tras la decisión.

Tendemos a establecer una lógica de pensamiento en base a una secuencia del tipo: decisión -> resultado obtenido positivo -> decisión correcta. Es decir, el elemento que definiría la “calidad” de la decisión sería el resultado, lo cual es un error de bulto.

¿Cuántas empresas que tuvieron un lanzamiento exitoso en el pasado siguen lanzando productos repitiendo la fórmula y esperando que el resultado algún día se repita? Igual deberían hacer una reflexión sobre si la calidad de sus decisiones responde a un sistema que permita evaluar y primar las decisiones en términos de correcto/no correcto.

A modo de ejemplo, y volviendo al póker, imagina que tienes AK y decides ir all-in contra un rival con AQ. Matemáticamente, tienes una gran ventaja (alrededor del 70% de ganar). Sin embargo, si tu rival conecta su Q en el “river” y te gana, no significa que hayas jugado mal esta mano. La decisión era correcta pero el resultado fue negativo. Es fácil imaginar un escenario contrario donde una decisión incorrecta, en términos probabilísticos, termine ofreciéndonos un resultado victorioso.

Pero no parece recomendable jugar un buen número de manos con la probabilidad en contra. Hay un refrán en mi tierra muy clarificador: “Jugar con el tabernero es perder tiempo y dinero”.

Este motivo hace de los sistemas un instrumento muy potente en la toma de decisiones. Apunta a la importancia de tomar decisiones correctas basadas en estrategia y cálculo, en lugar de enfocarse únicamente en el resultado de una mano o sesión específica (como ese producto que lanzamos hace 15 años y que se convirtió en líder de su gama…)

Cálculo del valor esperado.

El Valor Esperado (EV) es una medida matemática que indica cuánto dinero ganarás o perderás, en promedio, a largo plazo cuando tomas una determinada decisión en el póker.

Se trata de hacer una estimación relativa del rendimiento de los recursos en base a las probabilidades de éxito.

El valor estimado no se trata solamente de estimar los rendimientos que podemos obtener a corto, sino de generar un sistema de toma de decisiones respetuoso con el largo plazo y el coste de oportunidad.

Sigamos con el ejemplo del lanzamiento del producto para hacer un cálculo básico del valor esperado. Contamos con un presupuesto para el lanzamiento 100 k. € y estimamos 3 posibles escenarios:

  • 1. Éxito total (10% de probabilidad) → La inversión se multiplica x5 y obtienes 500 k.
  • 2. Éxito moderado (40% de probabilidad) → La inversión se duplica y obtienes 200k.
  • 3. Fracaso total (50% de probabilidad) → Pierdes todo y recuperas 0.

Ahora calculamos el Valor Esperado (EV):

EV=(G1*P1)+(G2*P2)+(G3*P3)

EV=(500.000*0,1)+(200.000*0,4)+(0*0,50)

EV= 130.000€

En este caso Valor Esperado Teórico es ligeramente superior a los costes de lanzamiento. Estaríamos ante una situación de expectativa positiva, pero recibiríamos poco premio para el enorme riesgo asumido (50% de probabilidades de fracaso total).

Teniendo presente este escenario ¿Qué decisión tomarías? ¿Irías adelante con el lanzamiento? ¿Qué podrías hacer para las probabilidades de éxito total? Es evidente que apalancar determinadas decisiones en base a cálculos de Valor Esperado puede mejorar nuestra toma de decisiones.  

Por lo tanto, el valor esperado es un mecanismo que nos obliga a definir escenarios probabilísticos y a ponerle precio a dichos escenarios. Nos obliga a evaluar, a pensar y a calcular antes de tomar una decisión.

No todas las decisiones merecen un esfuerzo de este tipo, pero en aquellas decisiones que tienen asociado un elevado riesgo, el cálculo del Valor Esperado puede convertirse en un gran aliado.

Pero ojo; el Valor Esperado es un indicador teórico que se manifiesta en términos probabilísticos. Es decir, el EV no nos garantiza que tengamos éxito/fracaso con un determinado lanzamiento; sino que en caso de realizar muchos lanzamientos similares a lo largo del tiempo, en promedio, obtendríamos una ganancia o una perdida.

Posición en la mesa.

La posición en la mesa es uno de los factores más importantes en el póker porque determina el orden en el que actuamos durante el desarrollo de una mano. Tener una buena posición nos da más información, más control y más oportunidades de ganar fichas.

Una buena posición en la mesa de póker corresponde a las posiciones tardías en cuanto que nos dan el máximo control ya que conocemos los movimientos de nuestros rivales antes de tomar nuestras decisiones. Es decir, unas cartas regulares/malas en la posición temprana (por ejemplo, una J y un 8) pueden ser unas cartas más que aceptables en la posición tardía en cuanto que disponemos de mucha más información de la que tenía el primer jugador en hablar. 

En el caso de los negocios, la posición que ocupamos en el mercado frente a nuestros competidores es un elemento también importante. Es evidente la ventaja que puede suponer llegar a determinados mercados el primero; pero el riesgo que se asume suele enorme.

En los negocios, como en el póker, las posiciones intermedias parecen ser las mejores para el común de los negocios. Hemos de tener presente que la capacidad que tienen la mayoría de los negocios de generar una ventaja competitiva, como tal, es bastante escasa. En este sentido, una posición intermedia nos permite aprender de los pioneros y tratar de mejorar su modelo en mercados más maduros donde tratar de maximizar ganancias. La incertidumbre es menor pero el número de rivales suele ser muy importante.

Para poder sacar provecho de la posición hemos de ser capaces de identificar “las capacidades” como un instrumento estratégico de primer nivel. Como dicen Lafley y Martin en su libro “Jugar para ganar”:

“Las capacidades esenciales son aquellas actividades de una organización que, en su máximo fulgor, le permiten hacer realidad sus decisiones de dónde jugar y cómo ganar […]. Si identifica las capacidades necesarias para lograr una ventaja competitiva, la empresa puede aplicar sus recursos, su atención y su tiempo a lo más determinante”. Es decir, a ganar.

Y para poder ganar, debemos ser sinceros con el estado de nuestras capacidades y preguntarnos qué necesitamos para mantener y lograr las capacidades requeridas para sacar provecho de la posición que ocupamos en el mercado y en la industria.

Al fin y al cabo, una de las grandes batallas que se libra en cualquier organización es la que se produce entre el “quiénes queremos ser” y el “quiénes podemos ser”.

En los negocios, como en el póker, tiene poco sentido jugar solo para participar. Es contraproducente y un atajo a la mediocridad.

Hay montones de compañías que intentan ganar y no lo consiguen. Así que imagina las probabilidades de ganar sin proponértelo expresamente. Creo que este sería un buen epitafio para muchas de esas compañías:

“El juego del póker no consiste en ganar dinero, sino en tomar buenas decisiones. Si tomas la decisión correcta, ganarás dinero” (Annie Duke).

Te dejo con un vídeo que te hará pensar:

Artículo escrito por Manuel Juanes

Cofundador y COO en Smartmee

Enviar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Raúl Carrión Estudio, S.L. es la Responsable del Tratamiento de tus datos, con la finalidad de moderar y publicar tu comentario con tu nombre (en ningún caso se publicará tu correo electrónico).
Tienes derecho de acceso, rectificación, supresión, limitación, oposición al tratamiento y portabilidad. Puedes ejercitar tus derechos en [email protected].